Maüa une el Caribe y el Mediterráneo con el sabor sutil del chocolate y la sal
En el corazón de Palma de Mallorca, en la calle de Blanquerda, 24, el aroma del cacao tropical se fusiona con la brisa del Mediterráneo. Este es el universo de Maüa Chocolates, un proyecto nacido de la unión de dos mundos y dos pasiones: la de la nicaragüense Silvia Sánchez y el mallorquín Jaume Martorell. El propio nombre es una declaración de intenciones, un juego de palabras que entrelaza las dos primeras letras de Mallorca y las dos últimas de Nicaragua, los dos pilares sobre los que se construye cada una de sus creaciones.
[–>[–>[–>De un experimento en casa al éxito internacional
[–>[–>[–>
Lo que comenzó como un experimento casero en 2020 durante la pandemia, pronto se convirtió en un fenómeno. Silvia y Jaume no partían de cero. Jaume aportaba más de una década de experiencia como experto en la importación y selección de cacao por toda Europa, un conocimiento que les dio una ventaja crucial. Silvia, por su parte, llevaba el cacao en la sangre, habiendo crecido en Nicaragua rodeada de su cultivo. El éxito de sus primeras elaboraciones fue tan rotundo que el proyecto escaló rápidamente, llevándolos a abrir su propio obrador y tienda. Hoy, llevan sus chocolates a hoteles de lujo de la isla, tiendas gurmet de toda España y espacios gastronómicos de Europa y Estados Unidos.
[–> [–>[–>El sabor que une dos mundos
[–>[–>[–>
Si hay una tableta que encapsula la esencia de Maüa, es su aclamado chocolate de cacao nicaragüense con sal d’Es Trenc. Esta creación es mucho más que un dulce; es el reflejo perfecto de su unión. Las notas profundas y afrutadas del cacao se encuentran con el estallido crujiente y mineral de la flor de sal mallorquina. Cada onza es un diálogo entre dos continentes, un equilibrio perfecto entre el dulzor del trópico y el toque salino del mar.
[–>[–>[–>
Pero el viaje sensorial de Maüa no se detiene en Nicaragua. Su obrador es un laboratorio donde se trabajan cacaos excepcionales de orígenes tan diversos como India, Haití, Panamá, Ecuador o Colombia. Este dominio del producto les permite ofrecer un abanico de sabores únicos, siempre bajo una filosofía ‘bean-to-bar’ de comercio justo y control total del proceso, desde el grano a la tableta.
[–>[–>[–>Un obrador donde la calidad es la norma
[–>[–>[–>
Su tienda en Palma es un destino para los amantes del dulce, donde la creatividad es infinita. En Navidad, el obrador bulle con la elaboración de turrones y, durante todo el año, sus vitrinas deslumbran con bombones, trufas, helados artesanales y sus famosas tabletas elaboradas con naranjas de Sóller, avellanas de Reus, pistachos de Albacete y otros ingredientes seleccionadísimos.
[–>[–>[–>[–>[–>[–>
Para Jaume Martorell, el secreto reside en una máxima: «La calidad siempre supera a la cantidad». Según explica, un 70% de cacao marca el equilibrio perfecto para un bocado goloso, pero sin excesos, convirtiéndolo además en una fuente excepcional de magnesio, polifenoles y antioxidantes. Como guiño a las raíces de Silvia, también ofrecen el Pinolillo, una bebida tradicional nicaragüense a base de cacao y especias que transporta directamente al corazón de Centroamérica.
[–>[–>
[–>Maüa Chocolates es la prueba de que las mejores recetas nacen del amor, la experiencia y la fusión de culturas. Es la historia de cómo dos mundos, aparentemente lejanos, pueden encontrarse en una tableta de chocolate y crear algo inolvidable.
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí