Mette Frederiksen, la ‘mujer fuerte’ danesa ante una compleja visita a Groenlandia

La socialdemócrata Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca desde 2019, inicia este miércoles una compleja visita a Groenlandia. En primer lugar, porque se la identifica como la defensora de la soberanía europea frente al ímpetu anexionista de Donald Trump. Pero también por la grieta abierta ante su presencia en la recién fraguada coalición de gobierno de ese territorio autónomo danés.
«No es apropiada su visita, cuando aún no se ha formalizado el nuevo gobierno ante el Inatzisartut (Parlamento groenlandés)», aseguró en un comunicado la ministra de Exteriores, Vivian Motzfeld, del partido socialdemócrata Siumut. «Es bienvenida y espero con alegría su visita», señaló por su parte Jens-Frederik Nielsen, ganador de las elecciones legislativas del pasado 11 de marzo y líder de la centrista Demokraatit.
Nielsen presentó el pasado viernes la nueva coalición de gobierno, una alianza que aglutina a cuatro de las cinco formaciones con escaños, todas ellas representantes del independentismo moderado. Los recelos de Motzfeld se fundamentan en aspectos formales, ya que el nuevo Parlamento debe constituirse la próxima semana. Pero en su reacción se aprecia también algo del renacido espíritu de identidad propia que se ha generado entre los groenlandeses tras colocar Trump la isla, con apenas 57.000 habitantes, entre las prioridades de su agenda. «Durante mucho tiempo nos hemos sentido solos. Ahora deberían respetarse los términos oficiales, como se hace con cualquier otro país», afirma Motzfeldt, quien previsiblemente seguirá en el cargo. Lidera el partido Siumut, que ya fue socio de gobierno en el Ejecutivo saliente del socialista Mute B. Egede.
Una visita arriesgada
Frederiksen anunció su viaje el pasado sábado tras la provocadora visita del vicepresidente estadounidense JD Vance, quien desde su base de Pituffik, en territorio groenlandés, se permitió reprochar a Dinamarca «no haber hecho bien su trabajo» en cuanto a la defensa de la isla y no haber tratado como se merecen a sus habitantes. A Groenlandia «le conviene» pertenecer a Estados Unidos, según el segundo de Trump.
Ambos pronunciamientos, el relativo a la defensa y los supuestos beneficios que tendría para sus groenlandeses formar parte de EEUU, fueron rebatidos por el ministro de Exteriores danés, Lars Løkke Rasmussen. «No es forma de hablar a un aliado», afirmó el avezado político centrista y ex primer ministro danés, en alusión al papel de Dinamarca como miembro de la OTAN.
La visita de Frederiksen es arriesgada porque refleja la agudizada confrontación con el gran socio transatlántico. Se producirá, además, al día siguiente de los comicios locales de este martes en Groenlandia, una cita con las urnas a la que el resto del mundo normalmente no dedicaría la menor atención, pero de la que ahora se esperan nuevas señales sobre su rumbo político. Las parlamentarias de marzo dejaron fuera del equipo de gobierno a los representantes del independentismo más rupturista, Naleraq, segunda fuerza tras los centristas de Nielsen. A Naleraq se le ve como el aliado ‘tapado’ de Washington. Una ruptura acelerada de Dinamarca facilitaría las cosas a Trump.
Imagen de fortaleza desde la inferioridad militar
Frederiksen, de 47 años, es todo lo contrario a una líder de perfiles suaves. Pertenece a la familia socialdemócrata, pero bajo su liderazgo Dinamarca ha dado un giro hacia la línea más dura en política migratoria y en defensa. Ya en 2019, entonces recién llegada al poder, respondió con un «Groenlandia no se vende» a la primera oferta de Trump de comprar la isla. Dinamarca está asimismo en el grupo de aliados nórdicos que, a raíz de la agresión rusa de Ucrania, aceleraron sus inversiones en defensa. A las ansias por hacerse con Groenlandia de la Casa Blanca ha respondido Copenhague con nuevos y ambiciosos planes de rearme, así como un paquete de inversiones de 16.000 millones de euros hasta 2033. También ha anunciado un notable refuerzo para su Comando Ártico.
Pero ni la partida inmediata de 6.700 millones de euros que destinará Copenhague a inversiones militares entre 2025 y 2026 ni el incremento de su gasto en defensa al 3,7% del PIB convertirán a este país nórdico, de 5,9 millones de habitantes, en una potencia militar. Tampoco la decisión de avanzar a 2026, un año antes de lo previsto, la implantación del servicio militar obligatorio para la mujer. Actualmente, el Ejército de Dinamarca tiene unos 15.000 soldados, más otros 20.000 reservistas. Según su Ministerio de Defensa, el contingente en Groenlandia se limita a unos 80 soldados, más personal civil en la capital, Nuuk, además como otros diez efectivos de la llamada Patrulla Sirius de la estación ubicada en el extremo más cercano al Polo Norte.
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