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Normandía y Bretaña: un viaje entre playas y pueblos medievales | Viajes | El Viajero

Normandía y Bretaña: un viaje entre playas y pueblos medievales | Viajes | El Viajero
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  • Publisheddiciembre 17, 2025



Además del Día D, Normandía es una región conocida por mucho más. Sus pueblos con encanto, algunos de ellos figuran en la lista de los más bellos de Francia; Étretat y sus espectaculares acantilados; Honfleur; Bayeux y Giverny, donde se encuentra la casa de Monet; y por supuesto el mágico Mont Saint-Michel. Todos conocidos en todo el mundo. Normandía es un destino tanto para los amantes de la historia medieval como para los más recientes, mientras que la Bretaña francesa es para los exploradores. Su costa salvaje y espectacular, sus pueblos medievales y sus espesos bosques merecen una visita en cualquier época del año.

Desde sus ciudades míticas como Rennes hasta paisajes emblemáticos llenos de misticismo como Saint-Malo o Cornwall, todo hace de la región un destino con personalidad propia donde París puede sentirse realmente lejana. Pero ¿por qué elegir si puedes visitar ambos destinos en un mismo viaje? En 2026, EL PAÍS Viajes realizará una de sus rutas a las dos regiones, Normandía y Bretaña, ciudades medievales en las playas del Día D.

¿Cuando? Es 27 de junio de 2026. Durante 10 días, te embarcarás, en compañía del experto David Botello, en un viaje por dos tierras que han marcado el pulso de Europa durante siglos: Normandía, con sus espectaculares paisajes y su memoria viva de la historia; y Bretaña, donde tradición y modernidad conviven entre castillos, pueblos animados y costas escarpadas.

Desde las playas del desembarco y las ciudades medievales normandas hasta los pequeños pueblos de Bretaña, paraísos de los artistas. Cada parada será una oportunidad para descubrir historias ocultas, sabores locales y escenarios que parecen sacados de una novela histórica. Este viaje es una invitación a mirar con otros ojos, a escuchar con otros oídos y a sentir con otra piel. Porque en Normandía y Bretaña hay historias por descubrir, paisajes que contemplar y momentos dispuestos a convertirse en recuerdos.

Catedral de Notre-Dame de Ruán.

Primera parada: Rouen, la joya normanda

Situada a orillas del Sena, Rouen es la vibrante capital histórica y cultural de Normandía. Las famosas representaciones de Monet de la catedral de Notre-Dame de Rouen han hecho de este enorme edificio el lugar favorito de muchos visitantes. Además, hay muchos museos excelentes para explorar, incluida la torre del reloj Gros-Horloge, La Couronne, la posada más antigua de Francia y la hermosa iglesia moderna dedicada a Juana de Arco.

La ciudad de Caen, en Normandía.

Segunda etapa: Caen, ciudad de resistencia y resiliencia

Siguiendo la ruta, Caen aparece en el mapa. Históricamente, fue conocida por Guillermo el Conquistador, lo que la convirtió en una gran ciudad a orillas del Orne. La esposa de Guillermo, Matilda de Flandes, también participó en este desarrollo. Ambos mandaban una gran abadía. Por su parte, el castillo de Caen, con sus múltiples torres, fue uno de los más importantes del Ducado de Normandía; que actualmente alberga dos museos.

Si hoy Caen se considera una ciudad verde, fue escenario de violentos combates al final de la Segunda Guerra Mundial. El Memorial de Caen es, pues, uno de los más visitados. Este museo no es sólo una colección de objetos, sino una experiencia emocional. A través de imágenes, sonidos y testimonios, el Memorial guía al visitante a través de los horrores de la guerra y la frágil esperanza de paz. Es imposible dejar indiferente.

El famoso tapiz de Bayeux.

Tercer paso: la historia en Bayeux

Bayeux tiene un impresionante centro histórico, así como su mundialmente famoso tapiz, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que representa la conquista normanda de Inglaterra en 1066. Como una tira cómica medieval, cada viñeta bordada nos transporta a los preparativos de Guillermo el Conquistador, el cruce del Canal, los desembarcos y la épica Batalla de Hastings. No es sólo arte: es propaganda, una crónica y un testimonio de una Europa en transformación.

La ciudad tuvo la suerte de ser rápidamente liberada por los aliados en junio de 1944, pero el cementerio militar de Bayeux recuerda los sacrificios realizados en este lugar donde el silencio se convierte en homenaje. Entre las lápidas alineadas con precisión se encuentran más de 4.600 soldados de diferentes nacionalidades que dieron su vida por la libertad. Bayeux es también el punto de partida ideal para descubrir las playas del Desembarco, a pocos kilómetros de distancia.

La iglesia Sainte-Mère-Église con el paracaidista en memoria del Día D.

Cuarto paso: recordar el desembarco de Normandía

Entre los lugares más simbólicos del Desembarco se encuentra Sainte-Mère-Église, un pequeño pueblo que entró en leyenda en la madrugada del 6 de junio de 1944. Las tranquilas calles esconden historias de valentía, como la del paracaidista John Steele, cuyo destino lo dejó colgado de la torre de la iglesia durante el desembarco. Hoy, un muñeco que cuelga encima recuerda esta escena surrealista, convirtiéndose en un símbolo del sacrificio y la determinación de las tropas aerotransportadas. En el interior de la iglesia, los vitrales sorprenden con una imagen inusual: la Virgen rodeada de paracaidistas y aviones. Es un homenaje muy poderoso a quienes bajaron del cielo para liberar estas tierras. Frente a la iglesia, en la calle Eisenhower, se encuentra el Airborne Museum, con su arquitectura en forma de paracaídas. El planeador Waco, abierto a los visitantes, permite imaginar el vértigo del aterrizaje; y en la sala del simulador, cruzar el Canal de la Mancha a bordo de un C-47 se convierte en una experiencia sensorial: sonidos, vibraciones y luces recrean la tensión de los minutos previos al salto.

Utah Beach, la primera playa tomada por las tropas estadounidenses, es también uno de los lugares más visitados de la región de Normandía. El Museo del Día D, situado en el mismo lugar donde comenzó la operación, conserva objetos originales como una lancha de desembarco, un bombardero B-26 y un vehículo anfibio DUKW, mientras que el monumento a Andrew Jackson Higgins, el ingeniero que diseñó los barcos que hicieron posible los desembarcos, ayuda a comprender todo lo que ocurrió aquel día de junio de 1944.

Podrás seguir las etapas del desembarco en Arromanches, donde emergen los restos del puerto artificial de Mulberry, testigos mudos de una hazaña logística sin precedentes. En su museo frente al mar podrás ver cómo, en tan solo ocho días, se construyó esta maravilla para apoyar el avance aliado, conocida como Operación Overlord. En el Jardín de los Desaparecidos están grabados los nombres de 1.557 soldados estadounidenses que murieron o desaparecieron durante la Batalla de Normandía en 1944 y cuyos restos nunca han sido encontrados ni identificados.

En Omaha Beach, escenario de una de las batallas más sangrientas del Día D, la arena conduce al Cementerio Americano de Normandía, donde más de 9.000 cruces blancas y estrellas de David honran a los caídos. Por último, Pointe du Hoc, un acantilado fortificado que guardabosques Subieron bajo el fuego enemigo, esto nos habla de extrema valentía. Un monolito rinde homenaje a quienes conquistaron este punto clave.

Monte Saint-Michel.

Quinta etapa: la magia del Mont Saint-Michel

¿Una isla mágica coronada por una abadía que desafía la gravedad? Sí, efectivamente es el Mont Saint-Michel y su bahía, uno de los lugares más impresionantes de Francia. Durante siglos fue el principal destino de peregrinación en Europa y hoy es una isla sagrada catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las pruebas bretonas.

Sexta etapa: la costa de granito rosa

El paisaje de la Costa de Granito Rosa, donde el viento y el mar han esculpido un paisaje único salpicado de formaciones rocosas que parecen sacadas de un sueño, es una maravilla. En este lugar podrás descubrir los calvarios bretones, esculturas de piedra que narran la Pasión de Cristo con una fuerza visual conmovedora. Las de Saint-Thégonnec y Guimiliau, cerca de Morlaix, se distinguen por su detalle y su simbolismo, integradas en conjuntos parroquiales que combinan arte, fe y tradición.

Quimper, capital del Cornualles francés.

Séptima etapa: visita a las principales localidades de la Bretaña francesa

Quimper, ciudad de arte e historia, además de capital del Cornualles francés, está situada en la confluencia de los ríos Steir y Odet. Es un lugar lleno de encanto, con muchos puentes que cruzan los románticos canales. El carácter medieval del centro histórico realza aún más la belleza del lugar. El casco antiguo de Quimper tiene calles medievales y plazas tranquilas. Las casas antiguas, con suelos voladizos o con entramado de madera, están magníficamente conservadas. En el corazón de la ciudad, en la plaza principal, se encuentra una de las catedrales góticas más antiguas de Bretaña: la catedral de Saint-Corentin, construida en el siglo XIII.

También es famosa la mayólica de Quimper, una tradición artesanal inspirada en gran medida en la cultura popular bretona que ha hecho de la cerámica una especialidad local desde el siglo XVII. El Museo de la Mayólica ilustra su historia y expone numerosas piezas de colección.

Continuamos hacia Vannes, ciudadela medieval situada en el golfo de Morbihan, que en su día fue residencia de los duques de Bretaña. El casco antiguo ha conservado su riqueza arquitectónica: hermosas murallas del siglo XIII, pintorescos barrios antiguos decorados con numerosas casas con entramado de madera, adorables lavaderos del siglo XIX que rodean las murallas y, por supuesto, la catedral de Saint-Pierre.

Luego debes visitar Carnac, ciudad símbolo de la prehistoria. Situada al abrigo de la bahía de Quiberon, Carnac es mundialmente famosa por sus alineaciones de menhires: nada menos que 2.792 menhires alineados, algunos de los cuales superan los tres metros de altura.

Le Havre, ciudad portuaria.

Octava parada: Le Havre, patrimonio de la humanidad

Le Havre es una ciudad portuaria reconstruida audazmente después de la guerra y hoy reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su arquitectura moderna, fruto de la resiliencia, contrasta con el patrimonio histórico de Normandía. Es un final perfecto para cualquier viaje.

*Si quieres más información sobre este y otros viajes similares, consulta nuestra web EL VIAJE AL CAMPO.

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