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Nos aporta ilusión y ganas de hacer historia otra vez

Nos aporta ilusión y ganas de hacer historia otra vez
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  • Publisheddiciembre 30, 2025



Dicen que el Rally Dakar es la carrera más impredecible del mundo. Una carrera imposible de conocer a pesar de que se haya tomado la salida en muchas ocasiones. Sin embargo, si hay alguien que conoce a grandes rasgos esta aventura es José Luis Criado, copiloto del equipo KH-7 ECOVERGY Team.

El de Arjona comenzará en pocos días el que será su 35º Rally Dakar, convirtiéndose de nuevo en el piloto que más ediciones ha disputado junto a la mayor leyenda de la carrera, Stéphane Peterhansel. O lo que es lo mismo, ‘Monsieur Dakar’. Y es que entre genios anda el juego, ya que aunque la trayectoria de Criado sea diferente a la de Peterhansel, se trata también de una de las personalidades más respetadas del vivac.

Aunque reconoce a EL ESPAÑOL que el número de Dakares disputados no es algo que le preocupa, lleva con mucho orgullo esa batalla simbólica paralela frente al ganador de 14 Touaregs (8 en coches y 6 en motos). «Yo creo que se aburrirá, porque soy muy pertinaz, soy como la pertinaz sequía y eso que pillo mucha agua».

«Pero no es algo que me turbe ni me preocupe. Él está por encima, diez escalones por encima de mí. Yo soy un amateur, un aficionado, y él es un profesional. Ojalá haga muchísimos más y, oye, batir un récord así estaría chulo, pero no es algo que me preocupe. Él es un gran señor y yo soy un señor a secas y esa es la diferencia entre él y yo, aparte de otras muchas, claro (risas).

Criado se quita méritos porque es todo humildad y Jordi Juvanteny, su piloto, le regaña. Ambos forman una de las parejas más icónicas de la historia del Dakar. Y juntos volverán a afrontar una nueva aventura como llevan haciendo más de tres décadas. Jordi no se queda atrás, ya que este será su 34º Dakar en el que espera volver a apuntarse la victoria en su categoría.

«Evidentemente, ¿no? ¿Vamos o no?», le pregunta a Criado entre risas. «Vamos, vamos, vamos». Su copiloto, como no podía ser de otra forma, acepta un reto que les mantiene vivos, deportiva y personalmente. «Si no, nos quedamos aquí, ¿no?», bromea Juvanteny antes de que Criado nos explique cómo será la pelea que tendrán a partir del próximo 3 de enero, día en el que empezarán a rugir los motores en Yanbu (Arabia Saudí).

«No nos lo van a poner fácil, como los otros dos años, pero nosotros estamos ahí. Yo creo que no tenemos ni ventaja ni desventaja. Los otros se han preparado mejor, este año les permiten incluso a las motos cambiar la batería en mitad del tramo. Los otros años iban muy justos de batería, quizá al final del tramo tenían que aflojar un poco porque se quedaban. Pero yo creo que habrá lucha para todos».

Los gigantes del desierto

Un año más, Jordi y José Luis regresan al Dakar a los mandos de su MAN 6×6. Sin embargo, una vez más harán historia. Si en 2025 su vehículo era un gigante de 12.000 kilos y 1.000 CV de potencia con un sistema mixto de alimentación de Hidrógeno y HVO, este año será el primer camión híbrido de hidrógeno y sistema eléctrico de la prueba.

Juvanteny y Criado volverán a formar equipo junto a Xavier Ribas, director de EVARM, empresa líder en conversiones de calidad y fiabilidad a GNC, GNL e hidrógeno a nivel mundial. En paralelo a su proyecto de acudir al Dakar, uno de sus mayores bancos de pruebas, Xavier se encuentra llevando un programa con Ejército Nacional en Canarias que precisamente trata de hibridaciones con hidrógeno.

Como decía Jordi, el objetivo volverá a ser ganar la categoría Mission 1000, esa en la que participan los vehículos que utilizan energías alternativas y de cero emisiones. En ella competirán en etapas más cortas de lo normal contra vehículos de todo tipo como motos eléctricas o camiones híbridos de hidrógeno y biodiésel. El objetivo es probar tecnologías sostenibles, fomentar la innovación y perseguir el reto de la reducción de emisiones de cara al año 2030.

Esta es una categoría que no ha parado de crecer en los últimos años, algo que Criado y Juvanteny celebran. «Yo pienso que además la competición es satisfactoria», explica José Luis. «Aunque la competencia… nosotros cuanta más gente haya, más nos animamos. A lo mejor compites con 5 o 6, pero si son 12 o 14 y mejor preparados… Eso te sirve a ti también para crecer. Y este año, con todas las modalidades que llevamos y todo lo que hemos avanzado, la verdad es que estamos muy ilusionados, es como volver a tener 25 años«.

Volver a sentirse jóvenes, o sentirse jóvenes eternamente, es una de las claves para que esta entrañable y particular pareja siga al pie del cañón: «Estas nuevas tecnologías nos aportan ese plus de ilusión, de ganas de volver a hacer historia y de hacer cosas novedosas». Para ellos, ahí está el secreto de que nunca les falte la motivación.

«Ya no es solo competir contra nosotros mismos. El deportista al final compite contra sí mismo. Nosotros ya sabemos que tenemos unos competidores, pero el renacer, el innovar, como decía Jordi, el hacer cosas nuevas… Eso es un reto también para nosotros y, aparte de la competición pura y dura, es lo que nos mantiene en la cresta de la ola«.

Jordi Juvanteny y José Luis Criado durante una entrevista con EL ESPAÑOL.


Jordi Juvanteny y José Luis Criado durante una entrevista con EL ESPAÑOL.

Imagen cedida / Mediagé Comunicación

Además, Criado explica que su motivación no está solo en el Dakar, sino en ser partícipes de un proyecto que pasa de las carreras a la vida de la calle. «Xavi y su equipo, EVARM, saben perfectamente cómo hacerlo. Todo lo que hemos llevado hasta ahora y hemos probado en el Dakar ha funcionado muy bien en la vida real. Y este año esperemos que también».

El hecho de que el Dakar sea necesario para lo que después se comercializa en la calle hace que la categoría Mission 1000 tenga una larga vida por delante, tal y como reconoce Juvanteny: «Yo creo que aún le queda recorrido, y eso es bueno también». Uno de los mejores ejemplos es cómo el concepto de la hibridación ha salido de la competición hasta normalizarse en la calle.

«Las marcas al final vendrán seguro porque lo que empezó como una anécdota de, ‘mira, hay un coche eléctrico en la calle’, ahora ya hay muchos y muchos híbridos. La palabra híbrido ya está en el vocabulario de todo el mundo».

«Y es lo que hemos hecho este año nosotros: hibridar nuestro camión. Al final hemos hibridado el camión para estar allí y demostrar que se pueden hacer cosas interesantes en el mundo de la competición«.

A pesar de ser los veteranos del Dakar, Criado y Juvanteny se han convertido en unos expertos en la entrada de las nuevas tecnologías en una carrera que conocieron siendo una aventura con medios precarios en mitad del desierto. «La sensación y las prestaciones que nos da el hidrógeno hacen que sea un banco de pruebas, en definitiva, para después, como decía Jordi, trasladarlo a EVARM, que es su negocio. Y esto le sirve muchísimo».

Además Juvanteny recuerda cómo ha sido la principal materialización de su iniciativa: «Con lo que probamos los dos primeros años ahora hay un camión funcionando ya en España llevando mercancías. Lo han probado ya varias empresas, por lo que es futuro, es factible y es fiable».

Un nuevo Dakar

El camión del KH-7 ECOVERGY Team afronta con emoción un nuevo Dakar cuyo recorrido se presenta aún incierto: «Yo creo que será más complicado que en años anteriores. Cuando íbamos al Empty Quarter sabíamos que esos dos o tres días solo había dunas y tú sales por la mañana con el vehículo preparado para las dunas, con la presión, el set-up, las suspensiones, la mentalidad y ya está».

«Este año tendrás que ir adaptándote al terreno y habrá sitios de mucha piedra, que creo que este año habrá también mucha piedra, pero también habrá dunas. Ese contraste entre dos terrenos tan opuestos y adaptarte a la conducción en cada momento… A lo mejor en una etapa tendrás piedras, dunas, piedras y arena al final o dunas otra vez. Pero que no habrá dunas, eso no me lo creo. Conociendo a David Castera, no me lo creo. Pero bueno, lo que haya, lo haremos (risas)», bromea Jordi.

Aunque Jordi y José Luis han conocido Dakares de todos los colores en sus más de tres décadas juntos, se declaran firmes defensores de Arabia frente a quienes dicen que el modelo saudí ya está caduco y demasiado visto: «A esos les falta imaginación», dice entre risas José Luis sobre sus críticos.

«Ten en cuenta una cosa. Aquello es tan grande, tan enorme, tan variado, que puedes hacer etapas con más dunas, menos dunas, va cambiando y te van llevando por sitios diferentes. Que evidentemente el paisaje muchas veces se parece, pero no pasamos ni por el mismo sitio». Y como no podía ser de otra manera, recordando sus pasos por el Golfo Pérsico le viene a la cabeza una de sus mil batallas.

«Acuérdate, Jordi, de la piedra aquella que aquel año se nos puso de culo, que no había manera de subirla, aquella duna grande… este año será otra, en otro sitio». Para su compañero, Arabia Saudí sigue siendo un terreno por explorar: «Es como si dijeras que la Fórmula 1 es muy aburrida porque cada año son los mismos circuitos».

«Para mí, en Arabia aún tenemos sitio para recorrer. Pensad que Arabia es como cuatro o cinco veces Francia de extensión, o sea que da para mucho». Y Criado completa recordando que «el Empty Quarter, y aquellas dunas enormes, no lo habíamos hecho nunca y ahora se hace». Un Empty Quarter al que este no regresarán.

Empezamos haciendo los Dakares con brújula. Aquello era realmente una aventura.

Sin embargo, si tienen que elegir un tipo de Dakar de todos los que han probado, ambos miran hacia el mismo lugar. «Nosotros somos africanos, ¿no?», dice Jordi. Y su copiloto confirma: «Yo me quedaría con los primeros Dakares, porque era más aventura. No tanto el recorrido. Nosotros éramos aficionados, no teníamos ni idea de dónde íbamos, las mecánicas eran muy diferentes, la navegación era muy diferente…».

«Empezamos con brújula. Los móviles no existían hace 35 años. Llamábamos en el día de descanso, si nos dejaba alguien llamar por satélite, porque el de la tele que tenía un teléfono de aquellos… tenías que ir ahí arriba a la montaña. Nada de nada, aquello era realmente una aventura».

«Era la pureza ‘dakariana’, ¿no? La pureza vestida de carrera porque le tenías que dar un poco de ligereza a la cosa. Si no, aquello duraría tres meses. Pero a la gente le encantaría. Era tan bonito… y las velocidades no eran las mismas, pero aquello era una aventura. Ahora es una carrera que dura 15 días».

«Tiene un componente de aventura muy mínimo y todo el mundo va a fondo. Se corre mucho más, las mecánicas aguantan mucho más, los mecánicos cada día te rehacen el vehículo, el coche, la moto, el camión, y sales cada día prácticamente con el vehículo nuevo. Ha cambiado tanto…». Criado resume así la evolución de la carrera. «Es la Edad de los Metales contra la tecnología. Nosotros, desde siempre, somos de aventura. Más que ninguna cosa».

Secretos de un ‘dakariano’

Más allá de recorridos y de competición, el Dakar de figuras como Criado y Juvanteny está en las historias y en las anécdotas que les van surgiendo día a día y que se van acumulando en la memoria y en el corazón. Así se forma una mochila que durante 35 años permite escribir casi una historia de vida. Y es que el Dakar es esa carrera en la que hay victorias, pero también experiencias y curiosidades.

José Luis, por ejemplo, le cuenta una muy particular a EL ESPAÑOL, desvelando qué se llevará en su maleta para rellenar las horas en las que no estará cantando notas a Jordi: «Yo, libros. La península de las casas vacías y Bella donna. Uno es de David Uclés y el otro de Michael Connelly».

Juvanteny confirma con una sonrisa cómplice y entrañable que su compañero no miente: «Sí, José Luis siempre se lleva un libro, eso es verdad. Yo no tengo una cosa que decir ‘me llevo esto porque me da suerte, porque es un amuleto’, no. No tengo ninguna manía de esas para tener distracción en los tiempos muertos. Lo que llevamos todos».

Haciendo memoria, el copiloto del camión más especial del Dakar recuerda otra cosa que siempre portan desde España: «Lo que llevamos siempre en nuestras mochilas es la ilusión y la amistad. Eso sí. Ejercer durante 15 días esa amistad que tenemos con nuestros mecánicos, con la gente de alrededor… El equipo en general».

«Y con toda la gente de Arabia. Conoces a mucha gente de allá que ves una vez al año y te gusta. Abstraerte de la vida cotidiana que llevamos aquí, que vamos como por rastrojo, y allí convivir y estar disfrutando de la naturaleza, de los amigos, de la carrera, compitiendo, transmitiendo, y dar gracias a Dios de que puedo estar un año más»

Así es la familia ‘dakariana’, unida en la distancia y contando los días para volver a verse de Dakar en Dakar. Sin embargo, como tantos y tantos pilotos, Jordi y José Luis también dejan en España a otra familia, la de verdad: «Mis hijas me lo echan en cara, lo de los Reyes sobre todo, me lo siguen echando en cara», cuenta con una resignación dulce Juvanteny.

El camión del equipo KH7 ECOVERGY para el Dakar 2026.


El camión del equipo KH7 ECOVERGY para el Dakar 2026.

Imagen cedida / Mediagé Comunicación

Criado, con sonrisa cómplice, entiende a su amigo: «La otra noche Martina decía ‘papá, otra vez sin Reyes’. Yo cuando eran pequeñas les engañaba y les decía ‘mira, yo voy a buscar a los Reyes porque voy allí, al sitio donde viven y entonces ya les encargo, voy a Oriente y ya les encargo’. Y me decía ‘ah, sí, papá, ¿y los ves?’. Y yo ‘sí, sí, sí’. Pero claro, ahora ya no. Es duro».

«Ahora con 16 años y 19 que tienen ya no les engañas», bromea Jordi. «No, ya no les engaño (risas). Es duro, pero mi mujer ya lo entiende y ya me conoció así, sabía que yo hacía esto y sabe que para mí es muy importante. Para nuestro equilibrio emocional, de lo que es la familia, es importante que yo haga esta actividad».

Entre tanta aventura, Jordi y José Luis han pasado buenos y malos momentos. Y es precisamente en los segundos, gracias a su unión, donde han encontrado el verdadero significado de seguir acudiendo año tras año a su cita. «Sí, ha habido algún año que… uno ha tirado del otro y el otro del uno», confiesa Juvanteny.

«Siempre sale una cosa nueva, sale un proyecto nuevo, sale un compañero nuevo…». A quien tampoco se le apaga el fuego es a José Luis: «Todo te enciende. Y esto es la vida. La vida son las brasas y las candelas. Siempre está la brasa y si soplas, sale otra vez. Un camión nuevo, un amigo, un chico nuevo…».

El Dakar significa tanto para Jordi y para José Luis que no pueden evitar ponerse a hablar de sus cosas y olvidarse de que estoy delante, escuchando y atendiendo a todas sus historias: «Durante toda nuestra carrera hemos hecho seis o siete camiones nuevos, eso también te da ilusión. Ahora ya no, porque yo creo que ya está bien, meterse en un proyecto nuevo, un camión nuevo…» dice Jordi.

A lo que José Luis responde: «Podríamos haberlo hecho, te lo digo en serio. Por lo que estamos durando… pero bueno». «Pero José Luis, para meterte en lo mismo que llevamos ahora, que es un camión fiable, porque cada año se cambian muchas piezas y es fiable, no hace falta meterse. Y para meterse en una cosa nueva realmente hay que invertir mucho presupuesto y mucho tiempo, prepararse, dar un paso adelante, probar cosas nuevas… Empezar de cero. Esto se nos hace muy cuesta arriba».

Contando con el camión, el proyecto tiene un presupuesto de 600.000€.

«No, eso se hace bola. Nosotros ya somos veteranos.Tengo muchos años, tengo 68 tacos y él 66». Y Jordi remata: «Yo creo que ya no toca. Vamos a dejar a la gente joven que haga cosas también. Y nosotros, con nuestra experiencia, con nuestra ilusión renovada, con nuestras nuevas tecnologías, también lo pasamos bien«.

Sin embargo, seguir adelante con este tipo de iniciativas tiene también muchos hándicap. Y uno de ellos es el económico. «Contando el camión puede ser que tengamos un presupuesto de 500.000 o 600.000 euros», explica José Luis. Unas cifras que asustan y que provocan rostro de sorpresa, pero que su compañero confirma: «Sí, sí, claro. Es que un vehículo de estos vale mucho dinero».

No obstante, el coste de este tipo de iniciativas es imposible de calcular: «Toda la investigación, toda la puesta en marcha de toda esta maquinaria y todas estas tecnologías es porque afortunadamente tenemos a EVARM detrás. Pero si cuantificases tú el tiempo que le dedicas, si cuantificase Xavi el tiempo que le dedica, si yo cuantificase el tiempo que voy a ver sponsors… no tiene precio».

«Creo que nos tendrían que llevar a una escuela de negocios, te lo digo en serio. 35 años no dependiendo de nadie. De nadie. Porque nosotros ni somos profesionales ni nada, solo nosotros, administrándonos y con poquito hacer mucho… Habría que estudiarnos«.

El uno para el otro

Decía el famoso tango de Carlos Gardel «sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada». Pero 35 sí lo son. Esos son los años que José Luis y Jordi llevan compartiendo aventuras, hazañas y vivencias. Juntos, codo con codo, el uno al lado del otro, apoyándose y haciéndose compañía. Enseñándose y enriqueciéndose mutuamente. Haciéndose más grandes el uno al otro.

Criado, por ejemplo, nos cuenta que lo que más ha aprendido de su otra mitad, de su media naranja ‘dakariana’ es «la exigencia» que tiene consigo mismo. «Yo, que soy bastante ácrata, no la tenía. Y me transmite eso y, sobre todo, la necesidad de que todo esté perfecto, que todo esté impecable, que nada falle, que todo esté en su momento y a su hora. Eso es envidiable».

«Es la madre que va por detrás un poco». Para ese momento, la sonrisa ya se ha dibujado en el rostro de Jordi. Aunque todavía faltaba lo mejor. «Aparte, lógicamente, descubrir a una persona bondadosa, a pesar de que a veces te pega algún zarpazo (risas). Pero bondadosa, con un corazón de oro».

Un emocionado Juvanteny agradece el gesto y explica desde su parte del camión cómo es esa simbiosis perfecta. «Yo creo que ese es el quid de la cuestión. Somos de caracteres completamente antagónicos, no nos parecemos en nada, pero cuando nos metemos en una cabina el objetivo es el mismo y las decisiones que tomamos, antagónicas, al final nos llevan a la buena decisión«.

Jordi Juvanteny y José Luis Criado en una entrevista con EL ESPAÑOL.


Jordi Juvanteny y José Luis Criado en una entrevista con EL ESPAÑOL.

Imagen cedida / Mediagé Comunicación

«Eso nos va bien. Y yo de él he aprendido a ser meticuloso, a tenerlo todo bien, porque a mí me gusta tenerlo todo controlado y que, si algo se tuerce, sea porque se tenía que torcer, pero no porque no lo haya preparado bien. Yo he aprendido de él que a veces con las cosas no hay que ser tan preciso, hay que dejarlas un poco también al azar, que también es bueno, y reaccionar, que es muy positivo«.

Es precisamente ese positivismo el que ha conquistado al piloto de la pareja: «Eso lo he dicho siempre. Él siempre ve el vaso lleno. No está ni medio lleno ni medio vacío, está lleno, siempre está lleno«.

Criado sonríe y reconoce que esa es una de sus mejores armas cuando todo se tuerce tan lejos de casa: «En un Dakar eso es clave. En un Dakar y en la vida». Y es que la vida es algo que tiene un valor incalculable para José Luis, quien sabe lo que es ver el final del túnel demasiado cerca. Sin embargo, hasta en esos momentos, pensaba en clave Dakar.

«Yo soy un tío que he tenido dos infartos. Si no hubiese sido así, seguramente estaría muerto. Y aun así sigo ahí con ganas. Por supuesto». Tal y como explica Jordi Juvanteny a EL ESPAÑOL, a su compañero Criado le dio un ataque al corazón. Y solo 6 meses después quiso estar en la salida del siguiente Dakar a su lado. Esto supuso un trauma para su mujer.

Mientras nos queden ganas e ilusión y cosas que nos emocionen…

Sin embargo, la suerte se alió con ella, ya que la edición se suspendió. Fue la del año 2014, la cual tenía salida en Lisboa y final en Dakar. No obstante, la inseguridad que reinaba en Mauritania impedía garantizar la integridad de toda la caravana a su paso por las etapas más críticas de la parte africana.

Aquel Dakar es historia y el que comenzará en unos días, presente. Sin embargo, Jordi y José Luis también miran hacia el futuro. Un futuro, como deportistas, que cada vez se aproxima más a su final. «Hasta que Dios quiera», dice Criado sobre su retirada, mientras que Jordi confiesa que han tenido alguna vez esta conversación.

«Hablamos muchas veces de ‘oye, el día que no tengamos ganas no iremos’. Pero mientras nos queden ganas, nos quede ilusión, veamos cosas que nos empujan, que nos emocionan…». Aunque para José Luis también es muy importante no sentirse solos en esta guerra: «Y que la gente siga apoyándonos. KH-7, ECOVERGY, los sponsors que te dan también alas, que ven que el proyecto es bonito, que tú les transmites y ellos te transmiten, que están contentos y orgullosos de que un camión lleve su logo ahí, pues bueno».

«Y es verdad, todos los años, gracias a Dios, más gente se suma al proyecto y más gente nos esponsoriza». Tanto es así que han empezado a tener incluso problemas de espacio. «Este año decía Jordi ‘es que no sé dónde ponerlos». El ‘tetris’ de Juvanteny, al menos para el Dakar 2026, ya está hecho: «Tenemos muchos sponsors pequeños, pero gracias a ellos tiramos para adelante y ya no sé ni dónde ponerlos (risas)… que no me traigan más (risas)…». Que nunca falten sponsors que sostengan historias como la de Jordi y José Luis.



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