Basta recordar una controversia muy reciente entre Manuel Filiberto de Saboya (52), miembro de la Casa de Saboya y heredero del extinto trono de Italia. Esta misma semana, su primo Aimone de Saboya-Aosta (57) ha hecho declaraciones a un medio de comunicación que ponen sobre el tapete las diferencias existentes entre las dos vertientes de la familia: los Saboya y los Saboya-Aosta.

En declaraciones al Corriere della Sera sobre el tesoro de los Saboya, unas joyas guardadas desde 1946 en la bóveda del Banco de Italia, Aimone manifestaba su deseo de recuperar las piezas, que considera joyas de diario: «No tiene sentido, pertenecían a la Corona y en consecuencia la disposición era muy clara: todo confiscado. El mismo hecho de que Humberto II los dejara a disposición del Banco de Italia demuestra que no las consideraba propiedad privada. Deberían estar expuestos», decía.

Apenas unas horas después de que publicase la entrevista de su primo, Manuel Filiberto de Saboya enviaba un contundente comunicado a través de sus abogados en el que aclaraba: «Las joyas depositadas en el Banco de Italia no son joyas de la Corona, sino bienes personales de los herederos de Humberto II, que nunca han sido confiscados por el Estado italiano».

Así, en el seno de la Casa de Saboya la polémica viene marcada por disputas aún vigentes entre los miembros de la familia. Llaman la atención las palabras de Manuel Filiberto en una charla con el citado diario italiano, el pasado 15 de marzo, en el que aseguraba estar en sintonía con su primo Aimone.

«Somos una nueva generación y me gustaría poder trabajar con él, me gustaría que tuviera un papel en la Casa Saboya, realmente lo amo. En todas las familias reales siempre ha habido una rama cadete que no debe sentirse excluida», decía.

Ernesto de Hannover y sus excesos

Su hablamos de rencillas familiares en la realeza italiano, en el corazón de la Casa de Hannover los problemas son otros. Y es que su cabeza visible, Ernesto de Hannover (71) lleva décadas protagonizando todo tipo de titulares.

Su carácter indomable, sus no pocos ataques a la prensa o su afición al alcohol lo han llevado en un sinfín de ocasiones a estar en el ojo del huracán. Bastan como ejemplo el numerito que montó hace apenas unos meses. En diciembre de 2024 hizo de las suyas en un restaurante de la capital. Perdió la compostura en un restaurante del centro de la ciudad y acabó lanzando improperios -e incluso objetos- a los empleados.

El propio dueño del local explicó el incidente en las redes: «Resulta que viene a comer por tercera vez un aristócrata europeo asiduo a las portadas de prensa rosa y con un problema de alcoholismo conocido mundialmente. Rompe copas, las tira a los camareros, insulta al personal y a los otros clientes».

Este no ha sido el único episodio incómodo en el que se ha visto envuelto el príncipe. En agosto de 2023 se dirigió con malos modos a un empleado de Iberia para reclamar sus problemas de movilidad tras aterrizar de un avión en Ibiza. Entonces lo acompañaba su pareja, Claudia Stilianopoulos (51), hija de Pitita Ridruejo. 

Dentro de su larga lista de escándalos cabe recordar las veces que ha lanzado gritos a la prensa, las agresiones a un periodista o cuando pegó con un bate de béisbol a un agente de policía en el año 2020. Según la prensa alemana, «fue extremadamente agresivo y atacó a los agentes”.

Su agresividad le pasó una elevada factura: fue arrestado y trasladado a una unidad de psiquiatría. En 2021 tuvo que declarar ante un juez por agresión, desorden público y amenazas, y fue obligado a someterse a un estricto tratamiento de desintoxicación.

Otro de sus altercados más famoso fue el comentado plantón en la boda de los reyes Felipe VI (57) y Letizia (52), el 22 de mayo de 2004. Entonces su pareja era Carolina de Mónaco (68), quien tuvo que asistir sola al enlace. Ernesto de Hannover, indispuesto, fue incapaz de levantarse de la cama tras haber estado de fiesta la noche anterior.

Simeón de Bulgaria y el patrimonio familiar

Quien también se ha visto inmerso en varias polémicas a lo largo de su vida es Simeón II de Bulgaria (87). El hijo del zar Boris III y de la reina Juana de Saboya es un hombre de carácter. Prueba de ello es que es el único caso en la historia en que un rey destronado recupera el poder político tras ganar unas elecciones.

Cabe recordar que el 8 de septiembre de 1946, mientras Bulgaria estaba ocupada por el Ejército Rojo, un 95,6% de los ciudadanos decidieron que se creara una república socialista y que se aboliera la monarquía. Años después de la extinción de la institución a la que pertenece, el padre de Kalina de Bulgaria (53) decidió meterse en política para recuperar causas perdidas a favor de su linaje.

Una de sus medidas menos populares como Primer Ministro de su país fue la de recuperar los bienes de la antigua familia real que habían sido nacionalizados por el gobierno comunista. Es una medida que tomó estando en el poder y gracias a la cual logró, a principios de la década de 2000, volver a tener terrenos y fincas que en su día pertenecieron a su familia.

Aunque en 1998, el Tribunal Constitucional de Bulgaria le dio la razón para que sus antiguos bienes fueran recobrados, en diciembre de 2009, el Parlamento de su país votó a favor de inhabilitarle para disponer de tales bienes.

Sus reclamaciones siguen en pie. A día de hoy, Simeón y su mujer tienen una causa abierta en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo en el que solicitan amparo de  la expropiación de sus propiedades.

En diciembre de 2022 ganó una batalla legal por la que había estado luchando dos décadas. A los 85 años de edad consiguió recuperar su hogar: el palacio de Vrana. Situado a las afueras de Sofía, este lugar fue una de las residencias que poseían los zares búlgaros desde que lo comprara su abuelo en 1899. En este palacio vive con su esposa desde el año 2001, cuando fue elegido primer ministro.

A lo largo de su vida, Simeón ha tenido que afrontar todo tipo de adversidades. Un momento especialmente delicado para su reputación internacional se produjo en 2006, cuando fue investigado en un caso de presunta corrupción.

Además del royal, estuvieron implicados en el asunto Víctor Manuel de Saboya y el empresario italiano Pierpaolo Cerani. El caso se abrió porque hubo sospechas de que Cerani y Víctor Manuel dieran dinero a Simeón cuando era líder del Movimiento Nacional Simeón II para financiar su partido y garantizarse contratas en el sector hospitalario y de la telefonía en Bulgaria.

Sobre este asunto, Simeón siempre negó la mayor. «Ni yo ni la Alianza Nacional Simeón II hemos recibido dinero alguno de quienes están siendo investigados en Italia», explicó entonces. «No voy a ocultar mi preocupación por el hecho de que determinados círculos se han aprovechado con marcado entusiasmo de ‘noticias’ sensacionalistas, no comprobadas, para abalanzarse con saña contra mí, acusándome de participar en no sé qué monstruosos esquemas».

Luis Alfonso de Borbón, fiel a Franco

En este repaso a controversias en el universo royal podemos hablar de Luis Alfonso de Bobón (50). El hijo de Carmen Martínez Bordiú (74) es candidato legitimista al trono de Francia. Y aunque son pocos los ciudadanos que refrendan la restitución de la monarquía, sus seguidores lo consideran Luis XX.

En octubre de 2019, sus palabras sobre la exhumación del féretro de Francisco Franco en el Valle de los Caídos levantó una enorme polémica. “Ayer sentí una intensa emoción llevando el féretro de mi bisabuelo. El acto fue incalificable», dijo en una misiva escrita en francés que compartió en su perfil de Instagram. «La monarquía fue restituida por el general Franco. Esto es lo que la historia recordará”. 

En su carta, muy criticada en las redes, ensalzaba las virtudes del dictador: «Debo asumir los deberes de mi parte materna. Este deber no es de la misma naturaleza que el que me liga a Francia. Pero me debo fiel a la memoria de mi bisabuelo, atacada injustamente”. Para él, Franco “fue un gran soldado y un gran estadista, animado sobre todo por su profunda fe cristiana y su amor por España”.

Sobre su papel en Francia, destacaba: «Francia, el país de mis ancestros, tengo deberes dinásticos. Tengo que defender la herencia de la realeza legítima y he de estar en disposición de Francia. Los deberes de mis ancestros Borbones no pueden ser abdicados”.