Pitu de caleya confinado
A partir de hoy, 10 de noviembre, todas las gallinas de este país quedarán confinadas. Por decreto. Se acabó para ellas la regalada vida al aire libre, ahuecar el ala, salir de picoteo. En periodo de recogimiento, olvídense del pitu caleya para la comida del día de Navidad. Y del capón de Cascajares en Nochevieja. En menos que canta un gallo, cocinar una tortilla nos va a costar un huevo. La docena se ha encarecido un euro en el último año y medio. Tan solo en lo que llevamos de 2025 el precio se ha incrementado un 50 por ciento. Una buena ocasión para que las organizaciones de consumidores monten el pollo.
[–>[–>[–>Cuando escuchamos la palabra confinamiento, se nos pone la carne de gallina. Aunque sean las aves ponedoras las obligadas en esta ocasión al encierro. Si a los humanos las mascarillas nos salieron, por culpa de un puñado de trincones, por un pico, ¿quién le pondrá el cascabel al gato de la gripe aviar y le tapará el pico a las gallinas?
[–> [–>[–>Con los asuntos de salud animal hay que ir con cuidado, como pisando huevos. No se pueden imponer medidas que son como jugar a la gallina ciega, de tal manera que sea peor el remedio que la enfermedad. Como el sacrificio de las vacas de Cabrales por el protocolo de la tuberculosis bovina: primero se dispara y luego se pregunta, como en el Oeste. Que no se nos revuelva el gallinero.
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Si las gallinas enclaustradas se estresan por culpa del encierro, váyanse olvidando de los huevos fritos con puntilla.
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