Polestar 4 single motor, estilo

No eres un dios… solo eres un hombre con un reloj El Profesor (La Casa de Papel, 2019)
Lucas es un tipo paciente y le gusta pensar que es un conductor prudente y cuidadoso pero esa mañana el tráfico le estaba sacando de sus casillas. En su vida tranquila y apacible con un trabajo que había buscado meticulosamente para que fuera tedioso y repetitivo, esta mañana lluviosa se estaba convirtiendo inesperadamente en un tormento fastidioso. La lista de música de ópera que normalmente le permitía afrontar con serenidad los inevitables atascos matutinos no funcionaba correctamente. Extrañamente el reproductor iniciaba voluntariosamente la reproducción de una pieza de Brahms y tras unos melodiosos compases entraba a todo volumen un insoportable reggaetón. Tras varios intentos infructuosos y ante la imposibilidad de conectar la radio, pues el sistema de sonido del coche tenía sus propias ideas al respecto, optó por el silencio. Bueno, en realidad por soportar los bocinazos y el sonido de las motocicletas que pasaban a toda velocidad entre los coches esquivando con mayor o menor destreza los retrovisores de los coches que poblaban el atasco. Todo por culpa de este maléfico vehículo de sustitución que Lucas no tuvo más remedio que aceptar dado que su habitual y confiable medio de transporte tenía que pasar la revisión. “¿Es necesario?” había preguntado hace una semana al operador del fabricante que solícitamente le había llamado. La subsiguiente amable retahíla de nefastas consecuencias, entre otras la cancelación de la garantía, había convencido a Lucas para que entregara su coche. Pero es que este que le habían proporcionado no era su coche, no es que fuera peor (que lo era) es que no era su coche. No era solamente que no funcionara correctamente el sistema de música, ni siquiera le molestaba que el aire acondicionado bajara unilateralmente la temperatura ni la molesta costumbre de replegar los retrovisores por su cuenta y riesgo o el molestísimo aviso de que estaba pisando las rayas blancas que era totalmente imposible de eliminar… es que este, este vehículo del demonio no era su coche. No lo era. Para nada. Y en este mantra de negatividad el reproductor reinició la reproducción por su cuenta y mientras Lucas soportaba los gritos emitidos por los altavoces reclamando perreos y elogiando de forma poco poética opulentas zonas anatómicas femeninas se abrió repentinamente la puerta del acompañante y alguien se sentó apresuradamente a su lado. Una mujer de mediana edad demasiado maquillada y que evidentemente llevaba peluca, incluso es posible que puesta al revés, le miró desde el otro asiento y le gritó “¡vámonos!” Lucas observó el atasco que les rodeaba por todas partes que apenas se había movido unos centímetros desde hacía media hora y la miró “imposible…” Se sorprendió diciendo. Lucas pensó que en su coche esto no habría pasado, que el cierre automático habría bloqueado las puertas y esa señora (si es que lo era) no habría podido entrar.
Entonces se dio cuenta que quizás lo más sensato sería comunicar a esa persona que jadeaba en el asiento del acompañante sujetando unos zapatos con tacones improbables sobre su regazo que su compañía era inesperada y no deseada. “Oiga” le dijo a ella. Pero entonces mágicamente el tráfico se había despejado. Ella gritó “¡vamos! Ellos llegarán en cualquier momento…” Lucas arrancó, no por miedo a la llegada de esos personajes misteriosos sino por puro instinto de supervivencia de conductor de atascos: si el tráfico se mueve hay que desplazarse, pase lo que pase. Un semáforo rojo presentó a Lucas la oportunidad de volver a interaccionar con su acompañante. Con horror comprobó que estaba desprendiéndose del sujetador y arrojándolo al asiento de atrás, por suerte sin liberarse del vestido de lentejuelas por lo que el pudor quedó a salvo. Lucas no pudo evitar seguir con la mirada la trayectoria parabólica de la ropa interior para comprobar que aterrizaba elegantemente encima de su gabardina y maletín cuidadosamente colocados encima del asiento trasero. Con lágrimas en los ojos Lucas volvió a mirar a su indeseada compañera de viaje. Pero el traicionero semáforo se puso en verde. “¡Venga!” Exclamó ella haciendo gala de una escueta pero expresiva gama de interjecciones. El instinto de la selva de asfalto volvió a dominar a Lucas que arrancó con decisión y alcanzó la siguiente esquina donde un autobús bloqueaba la avenida habiendo sido bloqueado a su vez por una furgoneta de reparto que a su vez no cabía por culpa de unos cubos de basura desplazados por unos motoristas. Una cadena de acontecimientos que coloreaban la angustiosa entropía del tráfico de esa mañana. “¿No pitas?” Le inquirió la inquilina que ya había acomodado los pies en el salpicadero como si llevara una semana instalada en el coche. Mientras tanto el cantautor que no había sido silenciado gritaba a través de los altavoces algo confuso: que su bebé le había bloqueado en Insta pero que él la imaginaba en 4K y que soñaba con las caderas de su mami, probablemente una regresión al momento del alumbramiento del autor. Lucas, aturdido por la situación (y por la letra de la canción) tenía la boca abierta, no sabía qué contestar. Ella aprovechó para sonreír de forma cómplice “A mí también me encanta esta música.” Entonces llegaron ellos y empezaron a golpear la luna trasera con unos bates de béisbol de aluminio. Por lo menos no era su coche, pensó Lucas solo ligeramente aliviado.
El mercado automovilístico ha sufrido sucesivas convulsiones por muchos factores, pero una de las más transformadoras ha sido la llegada de modelos eléctricos. Muchas empresas han querido abrazar esta verdadera revolución pero solamente unas pocas han sabido o podido hacerlo de una forma única, original e incluso revolucionaria. Una de las que ha afrontado el reto de una forma distinta a la de los demás actores del mercado ha sido sin duda la marca Polestar, resultado de una improbable alianza entre Geely y Volvo, fabricante chino y sueco respectivamente que han aportado tecnología y diseño para la producción de modelos que tienen una personalidad muy marcada. La propia marca es resultado de la adquisición en 1996 por parte de Volvo de la división de coches de carretera del equipo de automovilismo sueco Polestar Racing que sin embargo ahora hereda el nombre para el fabricante de modelos 100% eléctricos.
Modelo analizado | Polestar 4 |
Motor y acabado | Long range Single motor |
Potencia | 272 CV |
Velocidad máxima | 200 Kmh |
Aceleración o-100 | 7,1 s |
Largo/ancho/alto | 4840/1534/2999 mm |
Potencia máxima RPM | 272 CV |
Par máximo Nm/RPM | 343 Nm |
Caja de cambios | Automática |
Web | https://www.polestar.com/ |
Precio | 65.900 euros (antes de ayudas y descuentos) |
La consolidación de una nueva apuesta premium
Nosotros hemos podido probar uno de sus modelos más interesantes: el Polestar 4 Single Motor. Este coche representa uno de los ejemplos más ambiciosos de diseño escandinavo aplicado a la automoción actual, combinando minimalismo propio de los diseños de Volvo, sostenibilidad y tecnología avanzada fruto de la colaboración de los ingenieros de las empresas china y sueca en un paquete que en nuestra opinión cambia la visión de lo que se puede esperar de un SUV coupé eléctrico. Con 272 CV, una autonomía que supera los 600 kilómetros y un enfoque sorprendente en cuanto a diseño y determinadas soluciones técnicas, este modelo fusiona de una forma única una experiencia de conducción refinada con un toque deportivo con un habitáculo y aspecto exterior que no dejan indiferentes, manteniendo la promesa de una marca que no deja de sorprender.
Polestar, con sede en Gotemburgo (Suecia), inició su andadura en España apenas en 2022, pero en este corto periodo ha logrado posicionarse como un serio competidor en el segmento premium eléctrico en el que compite en parte con Tesla pero sobre todo con BMW, Mercedes o Porsche. La gama actual de Polestar se compone de tres modelos: el Polestar 2 lanzado en 2020 (un crossover de 4,6 metros), el Polestar 3 (un SUV grande de 4,9 metros) y ahora el Polestar 4, que se posiciona estratégicamente entre ambos en términos de tamaño y precio pero sobre todo con un concepto único e intriogante: el de SUV coupé. Lo que resulta especialmente interesante es que el Polestar 4 presume de ser «el modelo más rápido de cuantos ha fabricado la marca hasta la fecha», algo que refuerza su posicionamiento como alternativa deportiva y sofisticada en el panorama eléctrico.
Un diseño exterior único
El frontal del Polestar 4 adopta un lenguaje de diseño que bebe directamente del prototipo Polestar Precept, estableciendo una identidad visual potente y reconocible única de la marca sueca. Los elementos más distintivos son los característicos faros delanteros Dual Blade, que incorporan la firma lumínica «Martillo de Thor» (más escandinavo imposible), pero reinterpretada con un toque exclusivo de Polestar. El morro es intencionadamente bajo, contribuyendo a la eficiencia aerodinámica (con un Cx de apenas 0,26) que refuerza la estética deportiva a pesar de las proporciones de SUV de este modelo. Precisamente y a diferencia de otros SUV del mercado, incluyendo el Polestar 3, el 4 presenta un perfil bajo y afilado que prioriza la silueta coupé de una forma que hemos visto en otros modelos italianos y alemanes pero con una personalidad única. El emblema iluminado de Polestar en el frontal completa una imagen tecnológica y distintiva.
El perfil lateral del Polestar 4 revela sus extraordinarias proporciones, subrayadas especialmente por la gran distancia entre ejes de 2.999 mm que le otorga una presencia imponente a pesar de sus 4.839 mm de longitud para mantener la impronta deportiva. Las líneas fluidas y tensas recorren el lateral del vehículo, mientras que detalles como las manillas de puertas retráctiles (ya casi inevitables en los modelos eléctricos) y las lunas sin marco refuerzan tanto la aerodinámica (que ya hemos subrayado como muy buena) como la estética de líneas puras propias del diseño nórdico.
Uno de los elementos más distintivos y arriesgados desde esta perspectiva es la ausencia total de luna trasera, una decisión de diseño radical que crea un techo panorámico continuo y una silueta coupé sin interrupciones. Este enfoque tiene pocos exponentes en la industria permite un perfil posterior más estilizado y limpio comparado con el Polestar 2, que mantiene un diseño más convencional en este aspecto. La barra de luces traseras integra perfectamente el flujo de aire, mientras que los alerones traseros completan no solo el aspecto deportivo sino que contribuyen activamente a la eficiencia aerodinámica. El conjunto resulta en una parte posterior limpia, minimalista y con una identidad única, que contrasta con la aproximación más convencional del Polestar 2.
Habitáculo: tecnología y minimalismo escandinavos
El interior del Polestar 4 transmite una agradable mezcla de amplitud y serenidad: es un ejercicio magistral de minimalismo escandinavo, combinando sofisticación y tecnología avanzada en un espacio limpio y bien estructurado. Los materiales utilizados reflejan el compromiso de la marca con la sostenibilidad, empleando elementos reciclados de alta calidad como vinilo MicroTech y tapicerías de napa con certificación sostenible. El salpicadero, conn unas líneas marcadamente horizontales, transmite amplitud y orden, con una disposición de elementos que prioriza la funcionalidad sin sacrificar la estética, como en el diseño de muebles sueco. La iluminación ambiental inspirada en el sistema solar (podemos elegirla según nuestro planeta preferido) crea una atmósfera única y moderna, permitiendo personalizar la experiencia a bordo según las preferencias del usuario.
Los asientos delanteros ofrecen un equilibrio muy bueno entre sujeción lateral y confort para trayectos largos, con un diseño deportivo que sin embargo no compromete la ergonomía con elementos envolventes demasiado molestos. La posición de conducción es muy buena, con buena visibilidad frontal y lateral a pesar de la ausencia de luneta trasera. Además la abundante presencia de ayudas a la conducción compensan esta carencia, sobre todo la gran pantalla de excelente calidad que hace las veces de retrovisor que puede configurarse para adaptarla a nuestras necesidades.
En las plazas traseras, el Polestar 4 sorprende gratamente con un espacio generoso tanto en anchura como en altura, elemento que a veces se ve perjudicado en los SUV de diseño deportivo cuyas líneas descienden en la parte trasera. Además la amplia distancia entre ejes de casi 3 metros y la ausencia del túnel de transmisión gracias a la mecánica eléctrica permite que se tenga un generoso espacio para las piernas. Los asientos traseros son calefactables y reclinables eléctricamente, ofreciendo un confort premium que encontramos solamente en las marcas más exclusivas. La prolongación de la consola central hacia las plazas traseras incluye una pantalla adicional que permite a los ocupantes controlar funciones como la climatización o la iluminación ambiental, un detalle de lujo que eleva la experiencia de viaje que ya es alta gracias al confort y la silenciosa y potente mecánica eléctrica.
Maletero y versatilidad
Con una autonomía de más de 600 kilómetros y una capacidad de carga rápida muy potente, este modelo es más que apto para grandes viajes por lo que el maletero pasa a ser un elemento importante. El Polestar 4 dispone de una capacidad de carga de 526 litros en el maletero principal, una cifra destacable para un SUV coupé de estas características. Además dispone de un pequeño maletero delantero, el conocido frunk con una capacidad de 15 litros útil para almacenar, por ejemplo, los cables de recarga. Abatiendo los asientos es posible conseguir aumentar la capacidad de carga hasta los 1.536 litros. La versatilidad es otro punto fuerte, con un portón trasero de apertura eléctrica y función manos libres que facilita el acceso. El diseño interior incluye numerosos compartimentos y espacios de almacenamiento bien distribuidos por el habitáculo, reforzando su carácter práctico a pesar de su enfoque premium y deportivo.
El sistema de infoentretenimiento del Polestar 4 está dominado por una impresionante pantalla central horizontal de 15,4 pulgadas. Este display concentra la mayoría de las funciones del vehículo, siguiendo la tendencia de minimizar los botones físicos para crear un entorno limpio y tecnológico que muchas veces obliga demasiado a recurrir a la pantalla. Sin embargo la excelente calidad de la del Polestar 4 y su respuesta rápida hacen que la molestia de la falta de mandos físicos no sea tan grande. El sistema operativo empleado es Android Automotive OS con Google integrado, una plataforma que ha demostrado ser intuitiva y fluida en los modelos anteriores de la marca. Esta integración permite planificar rutas con paradas de recarga optimizadas o activar diversas funciones mediante comandos de voz, facilitando la interacción del conductor con el vehículo sin necesidad de apartar la vista de la carretera.
La instrumentación digital se complementa con un avanzado Head-Up Display de 14,7 pulgadas que proyecta información esencial en el campo de visión del conductor. Quizás el elemento más innovador es el mencionado retrovisor digital de alta definición que reemplaza al espejo tradicional, compensando perfectamente la ausencia de luneta trasera y ofreciendo incluso mejor visibilidad en condiciones de baja uminosidad o clima adverso. Los sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) incorporan las últimas tecnologías de asistencia a la conducción, equivalentes a las que se pueden encontrar en los Volvo más avanzados. Incluyen control de crucero adaptativo, asistente de mantenimiento de carril, frenada de emergencia y numerosas ayudas que aumentan tanto la seguridad como el confort en trayectos largos.
Propulsión eléctrica: potencia y eficiencia
El Polestar 4 Single Motor objeto de esta prueba equipa un único propulsor eléctrico montado en el eje trasero, ofreciendo una potencia de 272 CV (200 kW) y un par motor de 343 Nm. Estas cifras le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos, un rendimiento más que respetable para un vehículo de este tamaño y enfoque, aunque resulta notable que el modelo dual motor duplique esa potencia. No hay muchos casos similares dentro de una misma gama. La alimentación corre a cargo de una generosa batería de 100 kWh brutos (94 kWh netos), que proporciona una autonomía WLTP de entre 610 y 620 kilómetros, situándolo entre los eléctricos con mayor alcance del mercado. El consumo homologado es de 17,7 kWh/100km, una cifra competitiva considerando sus dimensiones y prestaciones y que aunque no hemos logrado igualar sí que se queda cerca en uso real, lo cual nos ha sorprendido agradablemente.
Pasamos pues a la prueba dinámica y la primera impresión es lo felino de su comportamiento. A pesar de sus 2.305 kg y sus generosas dimensiones, el Polestar 4 sorprende por su agilidad en entornos urbanos. La dirección es precisa y bien calibrada, facilitando maniobras en espacios reducidos con la ayuda de las múltiples cámaras incluida la del retrovisor. La respuesta del acelerador es progresiva y natural, evitando los tirones bruscos que pueden resultar molestos en conducción urbana y con una retencíon (configurable) que también resulta bastante natural. La suspensión filtra con eficacia las irregularidades del asfalto, mientras que la excelente insonorización aísla a los ocupantes del ruido exterior, creando un habitáculo sereno incluso en el caótico tráfico ciudadano. La posición elevada ofrece buena visibilidad, y las ayudas como las cámaras perimetrales facilitan considerablemente el aparcamiento.
Es en carreteras de curvas donde el Polestar 4 demuestra su carácter deportivo refinado y excelentemente calibrado. Como solemos mencionar con todos los modelos eléctricos, la ubicación de la batería debajo del coche contribuye a un centro de gravedad óptimo, minimizando los balanceos y proporcionando una sensación de seguridad y control en todo momento que siempre es potenciada por los sistemas activos de ayuda. La dirección directa y comunicativa permite trazar las curvas con precisión, mientras que la suspensión mantiene la carrocería bien controlada sin sacrificar el confort. El motor aporta un comportamiento equilibrado, que con la configuración electrónica ajustada por los ingenieros muestra una entrega de potencia progresiva que facilita tanto la conducción relajada como un ritmo más dinámico cuando la carretera lo permite con solo pisar el acelerador.
Hay que decir que la reserva de potencia es siempre más que suficiente con esos 272 caballos, pero no proporciona la emoción de la aceleración radical de otros rivales (debe ser que estamos mal acostumbrados). Sin ninguna duda los 544 caballos del modelo dual motor serán una historia totalmente distinta. Es un coche que se puede considerar deportivo tanto por la disponibilidad de potencia y par motor como por sensaciones, eso hay que aclararlo, pero el listón está muy alto con la competencia. Sensaciones vamos a tener todas las que queramos, con una dirección que transmite bastante más que muchas de las alternativas que hemos probado y una eficacia en curva que nos ha resultado muy notable, es la aceleración cuando salimos de esas curvas que comparado con los modelos más radicales queda muy ligeramente por debajo.
En autopista, el Polestar 4 muestra su faceta más refinada y eficiente. El modo «vela», en el que el motor no interviene más que para recuperar energía, permite maximizar la autonomía cuando no se requiere propulsión activa, mientras que la aerodinámica cuidada (Cx de 0,26) minimiza el consumo a velocidades de crucero. Importante esta eficiencia para modelos que están pensados para viajar. La insonorización es uno de los puntos fuertes (como lo es para otros modelos de la marca), con un habitáculo perfectamente aislado que permite mantener conversaciones a volumen normal incluso a 120 km/h. Los sistemas ADAS funcionan con precisión, haciendo que los viajes largos resulten menos fatigosos. Con su autonomía superior a 600 kilómetros, el Polestar 4 Single Motor se presenta como un excelente compañero para viajes de larga distancia, minimizando las paradas para recargar.
Conclusiones
El Polestar 4 Single Motor representa una bocanada de aire fresco en el saturado mercado de los SUV eléctricos premium. Su aproximación radical al diseño, con soluciones tan atrevidas como la eliminación de la luneta trasera, demuestra la voluntad de Polestar de diferenciarse mediante una estética distintiva y rompedora. La influencia del diseño escandinavo es evidente en todo el vehículo, desde la limpieza de sus líneas exteriores hasta el minimalismo funcional de su habitáculo. Esta filosofía de «menos es más» se aplica sin comprometer la tecnología ni el confort, creando un producto coherente que refleja los valores de una marca joven pero con las ideas muy claras. Se coloca por precio en un mercado competitivo al respecto junto a modelos como el Mercedes EQE SUV o el Porsche Macan eléctrico, pero compite sin complejos gracias a un enfoque único y personal de muchos aspectos.
En el aspecto deportivo es un coche que cumple con creces, aunque con respecto a otros modelos del mismo precio quizás se le podría pedir una potencia más radical. Dicho esto hay que aportar los impoderables, las sensaciones que deja un coche de estas características durante la prueba. La impresión es que hemos tenido entre manos uno de los modelos eléctricos más agradables de conducir y de «habitar» que hemos tenido la suerte de probar. Nos convence totalmente el minimalismo en el diseño, nos admira el trabajo cuidadoso en los acabados, en el funcionamiento de la pantalla principal, de los sistemas de ayuda, la pantalla del retrovisor…. El conjunto no solamente es sobresaliente, sino que da esa sensación de que se han cuidado todos los detalles al máximo que no es tan habitual. Y eso que personalmente lo que más me ha impresionado, y esto sí que es personal, es el diseño exterior. Un coche prácticamente perfecto.
RESUMEN
Uno de los coches más redondos que marca un notable en todo lo que se le puede pedir con un diseño original y único y con soluciones valientes como la ausencia de luna trasera.
Sistema de infoentretenimiento9
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