PREMIO NOBEL DE LA PAZ-VENEZUELA
Pasada la medianoche, la líder opositora venezolana y Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, aterrizó en Oslo, tras más de un año en la clandestinidad y casi 12 horas después de que su hija, Ana Corina Sosa, recogiera en su nombre el preciado galardón instituido por Alfred Nobel. Ya entrada la madrugada, sobre las 02.30, salió a saludar desde el balcón del Grand Hotel de Oslo a las decenas de personas que la esperaban; bajó a continuación a la calle, se acercó hasta los ahí congregados, entre abrazos, besos y gritos de «Venezuela libre!», cantó el himno nacional de su país, ignoró el cordón de seguridad y hasta se dejó hacer alguna selfie entre los presentes.
[–>[–>[–>Las vallas de protección y el anhelo de los organizadores noruegos por tratar de hacer que ese primer encuentro se produjera la mañana siguiente se estrellaron en el entusiasmo tanto de Machado como de sus seguidores y su familia, ansiosos por abrazarla. El esperado reencuentro se produjo dos días después de lo inicialmente previsto, en los que había crecido la incertidumbre sobre si lograría la Premio Nobel de la Paz su propósito de romper el cerco impuesto por el régimen de Nicolás Maduro.
[–> [–>[–>La noticia de que efectivamente Machado estaba ya en Oslo la dio el director del Comité Nobel noruego, Jørgen Watne Frydnes, al informar al filo de la medianoche de su llegada al aeropuerto de la capital noruega. El interior del Grand Hotel se había convertido para entonces, de nuevo, en un hervidero de medios y personas del entorno de Machado que esperaban poder verla esa misma madrugada.
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Encuentro con la familia
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En una improvisada comparecencia ante la prensa, Frydnes aseguró en ese momento que Machado no iba a dirigirse esa misma noche a los presentes, sino que se retiraría para reunirse en primer lugar con sus familiares. Junto a Ana Corina se encuentran en la capital noruega la madre de la líder opositora, Corina Parisca, así como su hijo Ricardo y otros familiares, amigos y representantes de la oposición venezolana, como Leopoldo López.
[–>[–>[–>“Ha sido un día maravilloso. Muchas gracias a todos”, dijo Frydnes, para añadir a continuación que el jueves se concretaría el programa de la primera jornada de Machado en Oslo. La intención, según se había informado previamente, es que visite el Parlamento noruego y se reúna con el primer ministro del país, Jonas Gahr Store, tras lo cual tendrá lugar la conferencia de prensa que inicialmente se había previsto celebrar la víspera de la ceremonia del Nobel.
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Frydnes trataba de convencer así a los congregados de esperar al día siguiente, mientras que desde el entorno de Machado se aseguraba que sí haría acto de presencia y saludaría a quienes la estaban esperando esa misma madrugada. Efectivamente, Machado no esperó tampoco al jueves, sino que se acercó a los presentes, mientras se desbordaban las emociones en una noche no tan gélida como suele ocurrir en diciembre en Noruega. Se produjo el ansiado abrazo con su hija, protagonista de la ceremonia del Nobel, primero en el interior del hotel y luego ya en la calle, en una celebración compartida entre su entorno más privado, incluida su madre, en silla de ruedas, y quienes habían quedado esperando, de guardia, ante el hotel.
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[–>La propia Machado había difundido un mensaje horas antes, aun rumbo a Oslo, expresando su deseo de poder abrazar a su familia y sus hijos, a quienes no ha visto en dos años, recalcó, pero también de encontrarse con sus compatriotas que se habían desplazado a Oslo para recibirla.
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Primera intervención en público
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La presencia de Machado en la capital noruega era su primera intervención en público desde principios de año. En su nombre había recogido el Nobel de la Paz en el Ayuntamiento de Oslo su hija Ana Corina, a quien correspondió también pronunciar el discurso de aceptación, mientras se seguía esperando la llegada de su madre.
[–>[–>[–>Fue asimismo su hija, acompañada de su hermano Ricardo, quien había salido a saludar varias horas después de la ceremonia, desde ese mismo balcón del Grand Hotel, a los cientos de ciudadanos, principalmente venezolanos, pero también noruegos, que participaron en la tradicional procesión con antorchas con que se homenajea cada año, desde hace décadas, al recién galardonado.
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En el discurso ante el Ayuntamiento de Oslo, Machado había expresado, por boca de su hija, su agradecimiento al pueblo venezolano y también «a los líderes del mundo que nos acompañan y defienden». «Venezuela volverá a respirar. Abriremos las puertas de las cárceles y veremos salir al sol a miles de inocentes que fueron encarcelados injustamente», aseguró. Por parte del Comité noruego, Frydnes instó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a aceptar los resultados electorales de 2024, a renunciar a su cargo y a sentar las bases «para una transición pacífica a la democracia», de acuerdo «a la voluntad del pueblo venezolano».
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