qué es, factores que influyen, síntomas y cómo tratarla




Lejos queda ya la idea de que, si un alimento te da alergia, lo único que puedes hacer es dejar de incluirlo en tu menú diario. La Ciencia sigue avanzando también en el campo de la inmunología, y cada vez se entiende mejor por qué lo que comemos, a veces, hace que nuestro sistema de defensas se equivoque y se active para defendernos ante algo que, en realidad, no pone nuestra salud en peligro.
Lo que sí nos pone en riesgo es esa reacción del sistema inmune, que puede llegar a ser extraordinariamente exagerada. Tanto que, en los casos más serios, amenaza incluso la vida de esa persona.
Afortunadamente, no es algo que ocurra en la mayoría de alergias, y existen tratamientos muy eficaces para parar en seco esta reacción (como la epinefrina inyectable). Sin embargo, hay que tenerlo en consideración para darnos cuenta de hasta qué punto una alergia alimentaria puede condicionar la vida.
¿es lo mismo intolerancia que alergia alimentaria?
Ambos términos, a veces, se confunden, pero tanto el cuadro que provocan (los síntomas) como el origen es diferente.
QUÉ ES LA ALERGIA ALIMENTARIA
«En la alergia alimentaria el responsable es el sistema inmune, que genera unos anticuerpos (IgE) con el objetivo de combatir la sustancia del alimento que considera una amenaza. Ese proceso no ocurre en las intolerancias», aclara la Dra. M.ª Carmen Diéguez, presidenta del Comité de Alergia a Alimentos de la SEAIC.
Tanto la alergia como la intolerancia pueden provocar trastornos digestivos (malestar, dolor, diarrea, vómitos…). Pero «en la alergia alimentaria, además, pueden aparecer otros síntomas que afectan a la piel o, en los casos más graves, a la respiración: enrojecimiento, ronchas, hinchazón en labios, lengua y párpados, dificultad respiratoria…», añade.
4 factores que podr��an influir en una alergia alimentaria
Las alergias alimentarias suelen ser diferentes en niños y en adultos. «En el caso de los niños pequeños los alimentos que más las provocan son los de origen animal, sobre todo leche y huevos, y en algunos se resuelve a medida que van creciendo. Aunque si, tras cumplir los 5 años, no la han superado, es muy difícil que la alergia remita por sí sola –nos cuenta la inmunóloga–. El hecho de que su sistema de defensas sea aún inmaduro influye, aunque no es lo único que lo hace: el mecanismo es más complejo».
1. ser alérgico al polen facilita que aparezca


iStock
«En los adultos, en cambio, la alergia alimentaria está muy vinculada a la alergia ambiental, y los alimentos que la generan son, sobre todo, de origen vegetal», prosigue.
La clave está en que las proteínas de ciertos pólenes, que son las responsables de la reacción alérgica, son muy parecidas a las que se encuentran en algunas frutas, verduras y frutos secos. «Cuando el afectado lleva un tiempo con su alergia respiratoria, el cuerpo empieza a reconocer proteínas similares en otros sitios, y reacciona frente a ello», aclara la experta.
2. EL IMPACTO DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio climático tampoco juega a favor porque, según la Dra. Diéguez, propicia que los pólenes sean más agresivos y que la polinización dure más tiempo. «Esto nos expone más a ellos y, de forma indirecta, podría favorecer el desarrollo posterior de alergias alimentarias», afirma.
3. Los problemas en la piel aumentan el riesgo
No hay que olvidar que la piel es una barrera que nos defiende frente a un montón de cosas, también frente a la entrada de las proteínas que pueden hacer que acabemos desarrollando una alergia.
«En los niños se ha demostrado que esta relación es muy estrecha, sobre todo en los que tienen dermatitis atópica y acaban desarrollando una alergia al huevo. Y aunque en los adultos el vínculo no es tan potente, quienes tienen esta alteración de la piel también aumentan sus probabilidades de ser alérgicos a algún alimento», nos aclara la doctora.
4. Los ultraprocesados también podrían influir


Istock
Según un informe de la Academia Europea de Alergología e Inmunología Clínica (EAACI), algunos de los ingredientes típicos de los alimentos ultraprocesados, como el glutamato monosódico y los azúcares refinados, se asocian con la aparición de varios tipos de alergias, entre ellas las alimentarias.
El procesamiento de los alimentos, que cada vez se hace de forma más acelerada y que cambia su composición natural, es otra de las hipótesis que se barajan para explicar el incremento de estos problemas. Desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) apuntan que el proceso puede alterar la estructura de sus proteínas.
cómo saber si es una alergia alimentaria
Es una realidad que la alergia a los alimentos está aumentando. Un reciente informe de la Universidad de Northwestern en Chicago (EE. UU.) la califica como de «creciente epidemia». Aunque, de momento, las cifras que se barajan actualmente todavía son moderadas:
«Se calcula que puede padecerla un 3-5% de la población –concreta la doctora Diéguez. Sin embargo, en los niños, el porcentaje puede llegar al 8%».
Ante una reacción alérgica, acudir al médico es fundamental, porque puede ser necesario un tratamiento para frenar ese ataque erróneo de las defensas. Una vez que ha pasado, tampoco hay que obviarlo, incluso si la reacción no ha sido muy grave.
«Ahora más que nunca es muy importante que, ante una sospecha de alergia alimentaria, se derive al afectado al alergólogo. Y no solo para saber si, efectivamente, es alérgico o si la reacción se debe a otra causa. Sobre todo porque hoy en día contamos con herramientas que nos permiten evaluar el riesgo y, también, con tratamientos que logran reducir esta respuesta anómala del sistema inmune», afirma la especialista.
Para tranquilidad de los afectados, hay que decir, pues, que las opciones terapéuticas cada vez son más, y mejores.


ISTOCK
Qué activa la reacción alérgica
Uno de los descubrimientos que más ha modificado el enfoque a la hora de enfrentarse a una alergia alimentaria es ratificar que, a veces, además de ingerir o estar expuestos al alimento en cuestión, se necesitan otros factores para que la reacción se acabe desencadenando.
«En los últimos años hemos detectado a un gran número de pacientes que, tras consumir un alimento, a veces tienen reacciones y otras no. Hemos descubierto que ocurre porque hay una serie de situaciones, que llamamos cofactores, que actúan como una especie de ‘interruptor’ que activa la reacción alérgica si se ha ingerido el alimento poco antes», expone la doctora Diéguez.
«Uno de ellos es hacer ejercicio físico, pero también puede ocurrir tras tomar antiinflamatorios de uso común, como el ibuprofeno, o consumir alcohol (puede ser simplemente beber una cerveza)», aclara.
En las mujeres, además, puede influir el vaivén hormonal, como apunta la especialista: «Se ha visto que, los días previos a la regla,el riesgo de que se dé un episodio alérgico también es más alto».
Por qué ocurre estA REACCIÓN ALÉRGICA
Los motivos que están detrás de esta reacción en cadena tienen que ver, sobre todo, con el aumento de la permeabilidad intestinal, que puede hacer que nuestro organismo absorba más fácilmente las proteínas que provocan la alergia.
Tanto el ejercicio físico como los AINE (antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno) y el alcohol propician esa permeabilidad. Y, con respecto a la regla, en los días previos los mecanismos inflamatorios están más activos, y esto puede favorecer, también, que el sistema inmune reaccione antes.
Cuando la reacción se da por estos cofactores, el afectado puede no relacionar que, un rato antes, ha ingerido tal alimento o tal otro. «Sobre todo porque, muchas veces, lo ha tomado antes o después de ese día y no le ha pasado nada», aclara la miembro de la SEAIC.
Esto hace aún más importante si cabe acudir a un alérgologo: «Como ya sabemos la importancia de estos cofactores, somos mucho más exhaustivos a la hora de hacer la historia clínica, de preguntarle al paciente si había comido ciertos alimentos poco antes de la reacción alérgica. Porque también tenemos identificados los que la ocasionan con más facilidad«, añade.
Las proteínas que suelen estar detrás
Existe una familia de proteínas, conocidas como LTP (la sigla en inglés de Lipid Transport Protein: proteínas transportadoras de lípidos), que se manifiestan especialmente cuando se da uno o varios de esos cofactores.
«Saberlo nos permite hacer pruebas muy dirigidas a los alimentos que las incluyen y, afortunadamente, muchas veces identificamos al responsable de la alergia del paciente. Esto es fundamental porque nos abre la posibilidad de darle indicaciones y respuestas concretas», remarca la doctora.
Las proteínas mencionadas abundan en muchos alimentos de origen vegetal. Algunos ejemplos son:
- Frutas como el melocotón, la manzana, el plátano o el kiwi.
- Hortalizas como las crucíferas, los espárragos, el tomate o el apio.
- Frutos secos como nueces y avellanas.
- Semillas o especias como la mostaza.
- Legumbres como el cacahuete (aunque en alergología se aborda como un fruto seco), la soja o las lentejas.
- Cereales como el maíz.
La lista es mucho más larga y, de ahí, la importancia de hacer una buena identificación.
Hay otra proteína que no forma parte de este grupo y que también produce con mucha frecuencia este cuadro. «Es la omega-5 gliadina, presente en el trigo«, señala la experta.
pruebas de alergia alimentaria
Aunque dos personas sean alérgicas a un mismo alimento, la reacción que les provoca puede ser muy distinta. En algunas, su sistema inmune reacciona tan solo con ingerir una pequeñísima cantidad mientras que, en otras, el margen es mucho más amplio. Es lo que se conoce como «dosis umbral», y determinarla puede mejorar la calidad de vida de la persona afectada.
Es algo que, hoy en día, ya puede hacerse desde la consulta de alergología.
«La prueba de tolerancia consiste en dar en el hospital dosis muy pequeñitas del alimento, que se van incrementando en función de la respuesta de la persona –nos cuenta la doctora–. Lo solemos hacer cuando sospechamos que un niño ha superado su alergia, pero también es útil en los adultos, que se sienten más seguros conociendo su dosis umbral».
Es cierto que los cofactores de los que ya hemos hablado pueden complicarlo todo, pero igualmente es un dato que contribuye a hacer una aproximación más ajustada. «Incluso podemos afinar un poco más y ver qué proteínas en concreto y de qué familia son las responsables de la alergia», matiza.
Avances médicos para hacer FRENTE A UNA ALERGIA ALIMENTARIA
Dentro de las nuevas estrategias para combatir las alergias, en los últimos años ha ganado peso la inmunoterapia oral con alimentos. «España es uno de los países punteros en su desarrollo», afirma con orgullo la experta. Aunque se asemeja a la prueba de tolerancia, el objetivo es otro.
inmunoterapia oral con alimentos
«Consiste en darle a la persona, de forma controlada, cierta cantidad del alérgeno. Si la tolera bien, se mantiene esa dosis a diario, y se va subiendo cada cierto tiempo. Hemos visto que, de alguna manera, el sistema inmunitario aprende a tolerarlo –explica la doctora–.La eficacia es alta, aunque no es un proceso fácil, porque obliga a bastantes visitas hospitalarias y, además, requiere estar preparados ante una posible reacción».
Es un tratamiento que se da, sobre todo, en los niños o adultos en los que la alergia infantil al huevo o a la leche no ha remitido. «Se suele empezar introduciendo los alimentos horneados, porque se ha visto que se toleran mejor», aclara Diéguez.
En las alergias propias de los adultos también puede aplicarse este protocolo, aunque lo más habitual es usar inmunoterapias comerciales que incluyen las proteínas causantes de la alergia.
- «El proceso es similar: hay que estar un periodo de tiempo tomando el preparado y, progresivamente, la persona puede ir volviendo a consumir el alimento que le causaba alergia –explica la alergóloga–. Actualmente disponemos de un preparado sublingual en gotas contra las proteínas LTP, y estimamos que el año que viene contaremos con otro eficaz para proteínas del cacahuete».
tratamientos biológicos
Los tratamientos biológicos son otra posibilidad para las personas con alergias muy graves.
«Estas herramientas, en su origen, se indicaban (aún se sigue haciendo) para el tratamiento del asma o la dermatitis atópica. Pero se ha visto que los pacientes que tenían, a su vez, alergia a los alimentos, toleraban cantidades más altas tras someterse a este tipo de terapias. Es decir, su dosis umbral subía –aclara la doctora–. Aplicarlos antes de la inmunoterapia es tremendamente útil cuando la dosis umbral de inicio es muy baja».
Innovaciones que marcarán el futuro en alergias alimentarias
La esfera de los tratamientos biológicos es una de las que más se está investigando hoy en día. «En los próximos años seguramente saldrán a la luz nuevos tratamientos con más posibilidades», opina la experta.
- El impacto de una microbiota alterada en las alergias es otro de los campos más abiertos en la actualidad, como nos cuenta la alergóloga. «Estamos en un punto muy previo, pero ya hay líneas que proponen el uso de prebióticos y probióticos junto a la inmunoterapia, porque se cree que pueden aumentar su eficacia».
- La inteligencia artificial también favorece una medicina más adaptada al perfil de cada persona con alergia alimentaria. Ya es toda una revolución, y se prevé que en los próximos años tenga aún más usos, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento.
En definitiva, pese a que es un campo de estudio complejo, «las opciones terapéuticas para abordar las alergias alimentarias son numerosas y precisas, y en los próximos años van a seguir ampliándose aún más», concluye la doctora.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí