QUÉ HA PASADO EN NUEVA YORK

Cinco turistas españoles, un matrimonio y sus tres hijos, y el piloto son las seis víctimas mortales del accidente de helicóptero ocurrido el jueves por la tarde en Nueva York. El aparato en el que realizaban un vuelo turístico por la isla de Manhattan se precipitó a plomo sobre las aguas del río Hudson por causas todavía desconocidas. Según los testimonios y las imágenes recogidas del suceso, la aeronave habría sufrido un fallo técnico y, tras un fuerte estruendo, perdió las hélices y la cola antes de caer al agua.
El matrimonio fallecido son dos directivos de Siemens, Agustín Escobar Cañadas (exconsejero delegado de Siemens España y actual CEO de Siemens Mobility Rail Infrastructure) y Mercè Camprubí Montal (nieta y bisnieta de expresidentes del Barça y actual directora de Comercialización Global en Siemens Energy). Sus hijos tenían 4, 5 y 11 años.
El helicóptero pertenecía a la empresa turística ‘New York Helicopter Tours’, que ofrece visitas panorámicas de Nueva York desde el cielo. Según el rastreo de la aeronave en Flight Radar, en el momento del accidente el aparato (un Bell 206) llevaba 15 minutos de vuelo y 6 kilómetros recorridos. La aeronave salió del helipuerto de Downtown Manhattan, se dirigió hacia el sur antes de volar hacia el norte hasta el puente George Washington, y después volvió a ir hacia el sur siguiendo la costa de Nueva Jersey.
A la altura de Hoboken, cerca del muelle 40 y el túnel de Holland, el piloto perdió el control y el helicóptero se estrelló a las 15:15 hora local (21:15 hora peninsular española) de un día con temperaturas muy bajas (en torno a 5 grados centígrados).
Bell 206 es una familia de helicópteros con dos palas en el rotor principal y uno o dos motores. El modelo accidentado, el 206L LongRanger, es una variante alargada, con capacidad para siete personas porque consta de dos asientos traseros entre los asientos delanteros y posteriores. Puede volar hasta unos 3.000 metros de altura a una velocidad máxima de 241 kilómetros por hora. El dueño de la empresa turística a la que pertenecía el helicóptero asegura que la aeronave se quedó sin combustible en pleno vuelo. La capacidad del depósito era de 419 litros.
En las imágenes grabadas por testigos se puede ver el helicóptero con la cola partida cayendo al río prácticamente en línea recta y las aspas girando solas en el cielo, separadas del cuerpo de la nave, hasta que caen también al agua. Las primeras hipótesis de la investigación apuntarían a que el aparato podría haber perdido las hélices superiores mientras estaba en vuelo y que estas golpearon la cola, que también se desprendió. Ello explicaría la caída al vacío tan rápida del helicóptero, cuyo peso superaba los 2.000 kilos.
Pere Pla, miembro del Col·legi d’Enginyers de Catalunya y experto en helicópteros, ha explicado en RAC1 que la pérdida de las hélices no tendría que causar un accidente de este nivel, puesto que solo con la cola, el piloto del helicóptero podría llegar a controlarlo y aterrizar. De ahí que la teoría más plausible sea que las aspas hayan cortado el motor de cola tras desprenderse del motor principal.
En cuanto a las causas del siniestro, Pla apuesta por un mal mantenimiento del aparato y descarta que haya podido chocar con animales, drones u otras aeronaves porque parece bastante improbable que haya un objeto tan contundente volando en un espacio aéreo tan denso. «A los helicópteros se les hacen revisiones exhaustivas y muy frecuentes. Sería un fallo absolutamente excepcional, pero podría ser. No hay muchas más posibilidades», concluye el ingeniero.
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