¿Quién es Axel Kicillof, el gobernador peronista que ha derrotado al partido de Milei en Argentina?
La deriva política argentina encumbra por estas horas a Axel Kicillof, el gobernador bonaerense que ha tenido una doble victoria en la noche del domingo: aplastó en las urnas a Javier Milei y también se impuso en una sorda controversia con Cristina Fernández de Kirchner. Sus anhelos de convertirse en presidente de este país adquirieron mayor consistencia. «Es para Axel la conducción», le cantaron ayer durante los festejos del triunfo electoral frente a la ultraderecha en la provincia de Buenos Aires por casi 14 puntos. Aunque se trataron de comicios legislativos provinciales tuvieron un claro impacto nacional que condiciona severamente a Milei. «La conducción» que reclamaron los militantes es la del peronismo para emprender en 2027 la vuelta de página de la peor experiencia económica, social y cultural que atraviesan los argentinos.
Kicillof tiene 53 años. Es hijo de dos psicoanalistas, Daniel Kicillof y Nora Barenstein, ambos judíos askenazíes. Está casado con la doctora en Letras, Soledad Quereilhac, con quien ha tenido dos hijos. Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires donde se ha formado parte de la elite. Se graduó con honores en la Universidad. Mientras estudiaba economía participó de la agrupación estudiantil Tontos, pero no tanto (TNT) que en 2001 llamó a no asistir a los comicios legislativos que signaron la suerte del presidente Fernando de la Rúa. Dos meses después abandonaría el poder. TNT proponía desoír el llamado de las urnas desplazándose 500 kilómetros. A partir de esa distancia, la ausencia a unas elecciones dejaba de ser punible para la ley. Casi un cuarto de siglo después es la fuerza del voto la que lo constituye como referencia ineludible.
Se integró al segundo Gobierno de Cristina Kirchner en 2011. Pasó de puestos intermedios al ministerio de Economía. Estuvo estrechamente ligado a nacionalización de YPF Repsol, en 2012. Ganó la gobernación de Buenos Aires en 2019 frente a la derecha tradicional. Hizo campaña al frente de un viejo Renault con el cual recorrió todo el mayor territorio demográfico y económico de este país. Fue reelecto en 2023 en medio de la debacle peronista que abrió las puertas de la sede del Ejecutivo a un tertuliano televisivo que llamaba la atención por su estridencia y aspecto.
«Nuevas melodías»
«Kici», como lo llaman, es un hijo dilecto del kirchnerismo. Sin embargo, desde la derrota electoral de 2023 comenzó un proceso de lento y sutil distanciamiento de su liderazgo. Creó el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) con un llamado a cantar «nuevas melodías». El gobernador ha sido blanco desde ese momento de un doble hostigamiento. De un lado, Milei, quien lo llamó «comunista enano», «pichón de Stalin», «zar de la miseria» y «burro sin atributo». Kicillof es un estudioso de la obra del economista inglés John Maynard Keynes, especialmente del papel que desempeña el Estado en los momentos de depresión. Y Keynes es el demonio en persona para Milei. «No sé si es inmadurez personal, a veces parece algo adolescente», le respondió el gobernador. En estos casi dos años se propuso ponerle límite a «la motosierra» en su distrito a pesar de la falta de recursos y las amenazas de una intervención federal.
El otro frente conflictivo provino del kirchnerismo. Sus relaciones con Máximo Kirchner, mano derecha de su madre, se deterioraron fuertemente. La reciente contienda marcaron un mayor encono mutuo. Kicillof se propuso desdoblar las elecciones de los diputados provinciales de los comicios nacionales, previstos para el 26 de octubre, y encontró una fuerte resistencia en lo que queda del clan familiar. La discusión de fondo tiene que ver con el deseo de Kicillof de emprender un proyecto presidencial sin el tutelaje determinante de ese apellido. A pesar de esas evidentes asperezas, sus primeras palabras en la noche de la victoria fueron para Fernández de Kirchner. La expresidenta, remarcó al hablarle al país, nunca debería haber sido condenada a seis años de prisión porque, remarcó, es inocente y objeto de una persecución política y judicial.
Hacía dos décadas que el peronismo no vencía en unos comicios legislativos de medio término. Kicillof degusta el momento que propició un punto de corte histórico. Le esperan nuevos desafíos. Los frentes de tormenta no solo provienen de la presidencia. La aspiración a conducir al principal partido opositor sin fisuras internas y la promesa de ampliar las alianzas para derrotar a la ultraderecha en 2027 prometen más fricciones con los Kirchner. «Kici» se ha jurado no repetir la amarga experiencia del gobierno de Alberto Fernández que, con su fracaso estruendoso, creó las condiciones para el surgimiento de Milei. Algunos temen que la necesidad de encontrar nuevos compañeros de ruta lo empujen hacia zonas de la moderación que desdibujen su perfil.
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