Reciclar el oligopolio del reciclado
El Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) Una vez más, ha influido en uno de los aspectos más opacos de la economía española: la gestión de residuos producida por los contenedores. Hace unos días, la agencia ha recomendado establecer un modelo de gestión único para todas las administraciones públicas … Después de revisar el borrador del acuerdo marco previsto en el Decreto real de contenedores patrocinados por el gobierno. El diagnóstico es claro: hay una falta de concreción, hay mucha fragmentación y el riesgo de mantener un sistema cerrado de competencia persiste.
En España, durante más de dos décadas, la recolección y el tratamiento de los desechos de envases domésticos han estado en manos de solo dos organizaciones: Ecoembes, que administra contenedores ligeros y papel de papel, y Ecovidrio, que se ocupa del vidrio. Son los sistemas colectivos que se encuentran en la responsabilidad ampliada del productor (Residuos), Entidades financiadas por compañías de embalaje, que deben cubrir el costo del reciclaje bajo el principio «quién contamina, paga».
Pero lo que nació como un instrumento para internalizar los costos ambientales, terminó convirtiéndose en un modelo cerrado sin competencia real. Durante años, Ecoembes Ha operado como un monopolio de facto en el campo de contenedores más amplio y rentable, y aunque las regulaciones nunca evitaron la aparición de otros operadores, las barreras de entrada prácticas lo han hecho casi imposible. Solo desde 2024 ha comenzado a ingresar a la nueva chatarra, enfrentando un laberinto administrativo de autorizaciones, acuerdos y negociaciones con múltiples administraciones locales.
El informe de que el CNMC publicado en julio de 2024 fue claro al respecto: sin una competencia efectiva no habrá una economía circular eficiente en España. Por mucho que llenemos nuestras bocas de sostenibilidad, no puede reciclarse de manera eficiente si el sistema está diseñado para proteger los privilegios y no generar valor. En Alemania, la apertura a la competencia redujo los costos de recolección en un 44% y la clasificación de residuos en un 76%. Aquí, el oligopolio ha sido resistente al cambio y refractario a la innovación.
Por lo tanto, el CNMC ahora insiste en que es hora de modernizar el sistema. Propone un modelo único y neutral, con reglas comunes y una agencia independiente de supervisión y arbitraje. También reclama condiciones de acceso justo para todos los operadores, evitando que la plataforma de facturación o los acuerdos se conviertan en armas de bloqueo.
Sin competencia no hay circularidad. Lo que debería ser un motor de innovación se ha convertido en un circuito cerrado. Si realmente queremos reciclar más y mejor, tenemos que comenzar reciclando el sistema que administra nuestros desechos. jmuller@abc.es
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