Sarkozy saca a la venta el libro sobre sus 20 días en prisión
De ex presidente a prisionero. No escribir un libro sobre esto sería desperdiciar una oportunidad de oro, y Nicolas Sarkozy no es precisamente alguien que deje escapar una oportunidad así. Este miércoles salió a la venta ‘Diario de un preso’, un relato en el que exjefe de Estado narra su fugaz paso por la prisión parisina de La Santé tras ser condenado por asociación ilícita en el caso Gadafi. Sin grandes sorpresas, en cuestión de horas el libro ya ocupaba el número 1 en ventas online en Francia y generaba una gran cola frente a la librería La Martine, donde se producía la primera firma de ejemplares.
[–>[–>[–>En sus 213 páginas, Sarkozy insiste en su inocencia, y contrariamente a lo que remarca en las primeras líneas, en las que menciona que no es un tipo de persona a la que le gusta quejarse o suscitar compasión, el libro está cargado de lamentos. «Fui impactado por la ausencia de color. El gris lo dominaba todo, lo devoraba todo, cubría todas las superficies», así describe el político su primera impresión en prisión, donde al abrir la ventana oyó a un preso gritarle, «bienvenido al infierno». «El ambiente era amenazador», escribe.
[–> [–>[–>Aunque remarca que jamás pidió un trato de favor, tampoco tuvo un trato igualitario. Durante sus 20 días en La Santé jamás se cruzó con un preso, los policías llamaban a la puerta de su celda antes de entrar y se dirigían a él como, «señor, presidente», y desde la primera noche pudo disfrutar de la retransmisión del partido de PSG en su celda. Sarkozy nunca estuvo solo en la cárcel. Además de contar con la protección de dos policías que dormían en una celda contigua, desde el primer día recibió la visita de su mujer, Carla Bruni, y más de 20.000 cartas de ciudadanos.
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Aún así, el expresidente le dedica unas líneas al colchón más duro que jamás ha probado, al hilillo de agua que salía de la ducha, o al olor de la comida de la cantina de prisión con «la baguette blanda y empapada», que le desagradaba tanto que durante esas semanas solo se alimentaba de lo que podía comprar en el economato, como barritas de cereales, yogures o dulces.
[–>[–>[–>«Un libro donde Sarkozy descubre que la cárcel no es un Club Med», ironizaba el periódico Libération este miércoles. Sarkozy describe sus días en prisión sin dejarse ningún detalle, cumpliendo con lo esperado, pero lo que nadie anticipó es que dedicara unas palabras a la política.
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El exmandatario escribe palabras amables sobre Reagrupación Nacional, partido que ya consideraba en septiembre parte del «arco republicano». «La extrema derecha no constituye ningún peligro para la República. Muchos de sus electores hoy eran los míos cuando estaba en política activa. Insultar a sus electores es insultar a los nuestros», afirma.
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[–>Una mujer muestra un ejemplar del libro de Sarkozy, este miércoles, delante de una librería en París. / MICHEL EULER / AP
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En su dedicatoria, se muestra «conmocionado» por la reacción de Marine Le Pen tras su condena, y narra que durante una charla por teléfono con la líder, le comunica que no llamará a un «frente republicano» en las próximas elecciones legislativas que considera inevitables. Sarkozy también explica que recibió tres cartas del vicepresidente del partido ultra, Sébastien Chenu.
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Aprovecha también para dar consejos políticos a su partido, Los Republicanos, sobre cómo debería atraer a los votantes de extrema derecha. El partido se encuentra debilitado y el líder considera que la única reconstrucción posible es mediante un «espíritu de unidad lo más amplio posible, sin anatemas».
[–>[–>[–>Comparación con Deyfrus
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El expresidente siempre ha sido conocido por ser un hombre de baja estatura pero con gran ego. Una marca personal que no podía faltar en su libro, en el que se compara con grandes mártires del país, como Alfred Dreyfus, militar francés condenado a prisión tras falsas acusaciones de espionaje. «Para cualquier observador imparcial familiarizado con la historia, los paralelismos son asombrosos», escribe. «El caso Dreyfus prosperó gracias a documentos falsificados. El mío se originó con la falsificación de Mediapart (medio que destapó la trama), agravada por los falsos testimonios de Takieddine y el clan Gadafi. Estos hechos ya están probados».
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«Dreyfus fue degradado primero frente a las tropas», continúa, «le retiraron su rango y sus condecoraciones. A mí me expulsaron de la Legión de Honor frente a la nación, sin siquiera esperar el resultado de mi apelación ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Dreyfus fue encarcelado en la prisión de La Santé. Un lugar que ahora conozco bien. Por supuesto, no me desterraron a la Isla del Diablo, en la lejana Guayana Francesa. En ese aspecto, tuve mucha más suerte que él».
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Entre comparaciones, también dedica unas líneas a los jueces, a los que tacha de ser de izquierdas y de querer encarcelarle. Unas acusaciones que ya había lanzado con anterioridad, precisamente sus abogados tildaron la sentencia de «estar motivada por el odio».
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Sarkozy cuenta con dos condenas firmes por otros dos casos, y su pesadilla judicial aún no ha acabado; el próximo 16 de marzo será juzgado de nuevo en apelación por el Tribunal de Apelación de París.
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