SEAT 75 AÑOS | Seat 75 años y un legado a proteger

Seat cumple mañana 75 años, un logro memorable para una de las grandes empresas industriales españolas. El fabricante de automóviles con sede en Martorell constituye un legado clave para el país que, adaptándose a las circunstancias del mercado y del sector, cabe proteger entre la propiedad de la empresa, los empleados, las administraciones públicas y los clientes más fieles. Todos tienen que poner de su parte y hacer los deberes ahora que la empresa se encuentra en un momento dulce, como explica nuestro especialista Xavi Pérez, pero que, a la vez, se enfrenta a retos cruciales que debe abordar y que no puede demorar en exceso.
La compañía de Volkswagen tiene pendiente la sustitución en la presidencia de Wayne Griffiths, el ejecutivo que llevó a Seat cerrar 2024 con unas cifras económicas casi récord, pero que habría perdido la confianza del grupo alemán y que dejó el cargo por sorpresa el pasado abril. El presidente interino Markus Haupt parecía el mejor situado para ocupar el cargo. El relevo, no obstante, todavía no se ha producido y este impasse coincide con un primer trimestre de 2025 que ha sido más duro para Seat por la desaceleración de la demanda –la global y la del coche eléctrico–, la mayor competencia de China y la guerra arancelaria. A pesar de crecer en ventas al calor de Cupra -la marca mejor posicionada y con más ascendencia en el grupo-, la caída del beneficio operativo y de la rentabilidad en este arranque del año no debe minusvalorarse, sobre todo cuando el escenario geopolítico todavía es incierto y obliga a Seat a ser flexible y eficiente.
Ello coincide, además, con un momento en el que Seat y el grupo Volkswagen en su conjunto encaminan su futuro hacia la movilidad eléctrica –como el resto del sector–, en línea con la voluntad de las autoridades de sus principales mercados de impulsar la movilidad sostenible. Este plan supone inversiones millonarias en sus fábricas para las que, de momento, no existe retorno en un mercado, el del coche eléctrico, sin desarrollar por falta de demanda. Las empresas, igual que las administraciones públicas, han de escuchar al consumidor –que parece inclinarse por coches eléctricos más pequeños y económicos– y estimular entonces la demanda. Quizá así Seat dure 75 años más.
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