Si los talibanes están atacando Pakistán, que les dio cobijo, ¿no atacarán Occidente?
Fawzia Koofi (Kof Ab, provincia de Badajshán, 1975) se levanta cuando empieza el día en Kabul, a las 2 o 3 de la madrugada de Londres. Cuatro años después de exiliarse en el Reino Unido, la que fuera la primera mujer de Afganistán en ser vicepresidenta de la Asamblea Nacional sigue aferrada al «ritmo» de su país para supervisar las escuelas clandestinas que ha puesto en marcha y contestar los mensajes de las mujeres y hombres afganos que le escriben para pedirle ayuda. Koofi fue una de las cuatro mujeres que integraron la delegación del Gobierno de Kabul que negoció con los talibanes en Doha en 2020 y 2021. La experiencia de aquellas mujeres ha sido recogida en el documental ‘The Sharp Edge of Peace’, de la directora afgana Roya Sadat, que Casa Asia presentó este lunes en los Cinemes Girona de Barcelona. En este marco, Koofi responde a las preguntas de EL PERIÓDICO.
[–>[–>[–>¿Cuál es la situación actual en Afganistán, cuatro años después del regreso de los talibanes?
[–> [–>[–>Controlan todo el país por la fuerza. El poder principal reside en Kandahar, donde vive el líder talibán. Él lo controla todo y los ministros, que están en Kabul, no tienen ningún poder de decisión. Los grupos étnicos y religiosos no forman parte del poder. Los talibanes reprimen a cualquiera que hable en su contra o que los critique en los medios. Por supuesto, no existe la libertad de prensa. Según la ONU, el país se ha convertido en un refugio seguro para numerosos grupos extremistas violentos. Así que, después de cuatro años, no solo se oprime a las mujeres, sino que Afganistán ha retrocedido y está en manos de un grupo de personas que creen que si piensas como ellos, tienes derecho a existir, pero si no, no puedes estar en este mundo.
[–>[–>[–>
Cuando volvieron se habló de los talibanes 2.0, pero muchos avisaron que eran los mismos que habían dejado el país 20 años atrás.
[–>[–>[–>Algunos diplomáticos, especialmente estadounidenses, impulsaron la narrativa de los talibanes 2.0 asegurando que habían cambiado. Y reconozco honestamente que, durante la negociación (en Doha), los talibanes emitieron declaraciones públicas que los mostraban como moderados. Recuerdo a un portavoz talibán decir en una reunión en Moscú que las mujeres podrían ir a la escuela, a la universidad y trabajar. La única condición era que todo debía regirse por los principios islámicos.
[–>[–>[–>
¿Qué ha cambiado respecto al anterior régimen talibán?
[–>[–>
[–>Lo único que ha cambiado es la sociedad. En 1996 los talibanes tomaron el poder en un momento en que había varias guerras y el país sufría pobreza, violencia y caos. El Gobierno se dedicaba principalmente a combatir a los talibanes. La libertad de prensa y el desarrollo del país eran casi inexistentes. Y la gente tenía miedo, quería algún tipo de paz. Pero cuando los talibanes volvieron en 2021, Afganistán ya estaba completamente desarrollado. Teníamos un Parlamento, las instituciones gubernamentales funcionaban, los medios de comunicación eran de los más dinámicos de la región, teníamos una Constitución que respetaba la igualdad. El país se había transformado en términos de libertad. Estos cambios han permitido que ahora la sociedad esté resistiendo mejor la represión talibán. La gente sabe usar un teléfono e internet.
[–>[–>[–>
¿Cómo es hoy ser mujer en Afganistán?
[–>[–>[–>¿Cómo se siente alguien cuando pierde su trabajo, cuando le arrebatan sus sueños? No pueden ir a la escuela ni a la universidad. No pueden siquiera salir solas a tomar aire fresco, no les permiten ir al gimnasio, al parque, a un salón de belleza ni a ningún lugar que haga que una mujer se sienta bien. No pueden ni coger un taxi solas para llevar a su hijo enfermo al hospital. Pero, sobre todo, creo que lo que han conseguido arrebatar es ese sentido del espíritu de libertad. Y yo no quiero eso. Porque cuando te reprimen, tus exigencias disminuyen cada vez más. No obstante, hay un límite para la represión. En algún momento, la gente explotará.
[–>[–>[–>
La política y activista afgana en el exilio Fawzia Koofi, en un momento de la entrevista. / SANDRA ROMÁN
[–>[–>[–>
¿Por qué cree que los talibanes odian tanto a las mujeres?
[–>[–>[–>
No lo entiendo porque no está en nuestra religión. Hay muchos países islámicos en el mundo que permiten a las mujeres trabajar o estudiar. Incluso el mismo país que brindó apoyo a los talibanes, Pakistán, tuvo una primera ministra. Es una cuestión de poder. Saben que una mujer educada no permitirá que su hijo tome un arma, con lo que tarde o temprano, los talibanes perderían a sus combatientes. ¿A quién podrían reclutar? ¿A quién podrían lavar el cerebro? Así que creo que tienen miedo. Están utilizando a las mujeres como moneda de cambio en su acuerdo político.
[–>[–>[–>
¿Hay algún espacio de oxígeno para las mujeres en la clandestinidad?
[–>[–>[–>
Sí, y es algo de lo que me siento muy orgullosa. Algunas trabajan con ONG, a pesar de que los talibanes prohibieron las ONG. Van a las oficinas, lo cual es bastante arriesgado. En general, las mujeres encuentran la manera, a pesar de todos los desafíos. Abren camino y utilizan cualquier espacio disponible para gestionar escuelas en casa, ONG, hospitales; cualquier espacio que haya, las mujeres lo usarán. Esto dice mucho de la nueva generación de Afganistán.
[–>[–>[–>
¿Existe en estos momentos algún tipo de oposición interna?
[–>[–>[–>
Todo el mundo está en contra de los talibanes. Diría que toda la población es un partido político en contra de los talibanes. Incluso dentro de los talibanes. Estoy en contacto con algunos de ellos y no están contentos con lo que está sucediendo y saben que la situación no va a durar mucho. Cuando el régimen cortó la conexión a internet el pasado 30 de septiembre durante unos días, generó mucha frustración entre los talibanes de menor rango, ya que ellos también la usan.
[–>[–>[–>
Usted es muy crítica con la comunidad internacional porque considera que no se ha presionado lo suficiente al régimen.
[–>[–>[–>
Sí, pero también porque allanó el camino para el regreso de los talibanes. El Gobierno afgano no fue involucrado en las negociaciones de Doha de 2021. Los estadounidenses firmaron el acuerdo, lo que otorgó mucho poder y legitimidad a los talibanes. Mientras que a nosotros nos pidieron que nos rindiéramos. Hubo mucha traición por parte de la comunidad internacional. Y ahora algunos países intentan normalizar sus relaciones, como Rusia, mientras que EEUU no ejerce mucha presión. Por otra parte, estamos muy agradecidos con España por su labor extraordinaria en pro de la libertad, por su apoyo al otorgar visados a cientos de afganos y por acoger la conferencia HearUs, que se celebra cada año para impulsar la defensa de los derechos de las mujeres afganas.
[–>[–>[–>
En alguna entrevista ha dicho que el problema talibán puede acabar traspasando fronteras y podría acabar habiendo otro 11-S.
[–>[–>[–>
Muchos piensan que Afganistán está demasiado lejos. Pero a menudo olvidamos que los ataques del 11 de septiembre de 2001 se planearon desde Afganistán. Si dejamos la situación así, no sabemos cuándo se planeará el próximo ataque desde Afganistán. Y mira lo que está pasando ahora en Pakistán. Los talibanes están atacando el país vecino, que les había dado cobijo, trataba a sus heridos, acogía a sus familias y albergaba sus negocios. Si Pakistán está siendo atacado, ¿crees que Occidente no lo será? Y el líder de Al Qaeda Ayman al Zawahiri fue asesinado hace dos años en Kabul, cuando los talibanes se habían comprometido en Doha a que no darían refugio a estos grupos. Por otra parte, los talibanes han inspirado a muchos grupos radicalizados. En Libia, en Sudáfrica… Piensan que los talibanes liberaron Afganistán, que derrotaron al imperialismo.
[–>[–>[–>
¿El fin del régimen talibán vendrá desde dentro o desde fuera?
[–>[–>[–>
Desde ambos. Debemos recordar que los líderes talibanes estuvieron fuera de Afganistán durante 20 años pero trabajaron también dentro del país para recuperar el poder. Eso es lo que nosotros estamos haciendo.
[–>[–>[–>
¿Cómo recuerda su experiencia como vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán?
[–>[–>[–>
En aquel momento, en el Parlamento había 249 diputados. Algunos llevaban turbante. Otros corbata. Había un 25% de mujeres parlamentarias, lo que suponía 68 escaños. Teníamos minorías religiosas, grupos étnicos. Teníamos personas que se enfrentaban entre sí por los derechos de las mujeres. Pero estaban sentados bajo ese mismo techo, usando el voto en lugar de las balas. Aprobamos un presupuesto con perspectiva de género, una ley contra la violencia hacia las mujeres, una ley contra el acoso. Todos estos ejercicios no fueron fáciles. Sí, hubo discriminación. Pero con el tiempo, logramos trabajar juntos y generar un cambio. Creo que aquellos fueron tiempos dorados en Afganistán.
[–>[–>[–>
Desde el exilio, preside la organización Women for Afghanistan ¿Cómo repercute en las mujeres del país?
[–>[–>[–>
Nos dedicamos a la incidencia internacional para impulsar un proceso político en Afganistán. Además, trabajamos dentro del país brindando oportunidades educativas y laborales a las mujeres, así como acceso a becas universitarias. Es un trabajo increíble, porque nuestro proyecto proporciona a los profesores un salario, aunque sea pequeño. Y los alumnos no solo aprenden, sino que también mejoran su bienestar emocional, porque al despertarse por la mañana saben que tienen clase. Se sienten parte del proceso. Sienten que forman parte de la sociedad. Y eso es muy importante, ya que la salud mental representa una grave crisis en Afganistán actualmente.
[–>[–>[–>
¿Conserva todavía la esperanza de regresar a un Afganistán libre del radicalismo?
[–>[–>[–>
Esa es toda mi lucha. Tengo las maletas hechas por si tengo que volver mañana. Sigo vistiendo la misma ropa que llevaba en Afganistán. Vivo en el Reino Unido, mi oficina está en Ginebra, pero aún no me he integrado en la vida europea. Porque creo que me iré mañana. Y cuando uno cree de verdad en algo y trabaja para conseguirlo, lo logra.
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí