Si quieres estar en pie, ayuda a que otros se levanten; si quieres prosperar, ayuda a otros a prosperar




Celebridades, influencers, políticos, CEOs, visionarios… El mundo está lleno de personas que alardear de su liderazgopero carecen de lo que Confucio, hace más de 2.500 años, consideraba esencial para cualquier líder. En el siglo XXI vemos muchas fachadas, pero poca consistencia interna.
Y no deberíamos visibilidad confusa y autoridad realporque el liderazgo que perdura no es el que se impone, sino el que inspirar. Expertos como la psicóloga Brené Brown ya advierten que las nuevas generaciones no se dejarán intimidar por el miedo, una técnica muy utilizada por los jefes de antaño.
Hace más de 2.500 años, en la China fracturada del período Zhou, Confucio vio esto muy claramente. El poder era secundario a la virtud. Él mismo renunció a sus cargos públicos tras verse rodeado de personas con malas intenciones, sabiendo que no podría ejercerlas con dignidad y virtud.
Porque para Confucio, un verdadero líder No gobierna como si fuera dueño de todo, sino que guía para los valores con los que vives cada día. Un verdadero líder guía a otros, no a sí mismo: “Si quieres estar firme, ayuda a otros a mantenerse firmes; si quieres prosperar, ayudar a otros a prosperar«, dijo Confucio. Hoy en día, sus enseñanzas siguen siendo tan válidas como entonces. Porque el el líder que Confucio imaginó sería el líder del futuro.
Predicar con el ejemplo


Necesitamos buenos líderes, personas con gran humanidad, coherencia interior y virtudes que nos conduzcan hacia un futuro prometedor. Y para lograrlo debemos cambiando el lugar desde donde consideramos que nace el liderazgo.
Para Confucio, la autoridad del líder deriva de la coherencia entre tus acciones y tus palabras. “Un hombre de palabras virtuosas no siempre es un hombre virtuoso”, dice una de las citas más célebres que se le atribuyen. En las entrevistasel pensador chino retoma una idea similar. Si un hombre puede vivir su vida honestamente, los deberes del gobierno no deberían ser un problema para él. Pero si no podéis vivir rectamente, ¿Cómo puedes realmente liderar a otros?
Y el mismo estribillo se aplica no sólo a los líderes de países o comunidades, sino también a quienes dirigen empresas, grupos e incluso familias. Antes de aprender a guiar a otros, El líder debe cultivar su propio carácter.. Porque el ejemplo que damos, las decisiones que tomamos cuando nadie nos ve, los pequeños esfuerzos diarios, son el verdadero capital moral que construye autoridad.
Consistencia ética
Para Confucio, no sólo era obvio que un líder debía predicar con el ejemplo, sino que también tenía claro el ejemplo que debía dar. El de la rectitud, la ética, la moral. Los valores deben formar parte de la vida de todo líder, al igual que respirar, levantarse cada mañana o comer. Y si el contexto lo requiere, Es mejor darse por vencido que traicionarse a uno mismoya que tuvo que hacerlo él mismo.
La coherencia ética, que es la misma en privado que en público, es un desafío constante, especialmente en una época como la nuestra, donde la fama se construye con máscaras. Sin embargo, siguiendo el pensamiento de Confucio, es posible imaginar que quienes deciden vivir auténticamente, quienes lideran con integridad, Obtienen una mayor confianza en sus suscriptores.
Si miramos la actualidad, el sueco quizás sea un ejemplo. Greta Thunberg. Con su voluntad inquebrantable, inspiró a miles de personas en causas sociales y medioambientales. Horquillas su capacidad para mantenerse siempre erguidosin salirse del camino, luchando incluso cuando está en juego su integridad física, lo que hace que tanta gente lo admire. Este tipo de liderazgo no se puede construir sin ética y coherencia.
el equilibrio
Finalmente, Confucio, hace más de 2.500 años, ya impuso esta imagen del líder autoritario, enojado y serio que asusta a sus empleados o a sus ciudadanos.. El miedo no es un buen compañeroy ciertamente no es una buena bandera del poder.
“Nadie te odiará si eres riguroso contigo mismo y amable cuando corriges a los demás”, dice otra de las máximas atribuidas al filósofo. «Exígete mucho más a ti mismo y espera poco de los demás, te salvarás de decepciones.«, añade otro. La idea detrás de sus palabras es simple. Primero debemos exigirnos a nosotros mismos y evitar proyectar nuestras frustraciones en los demás.
Y, como líderes y como pueblo, nunca debemos atrevernos a exigir a los demás algo que no estemos dispuestos a exigirnos a nosotros mismos. Este equilibrio nos lleva inevitablemente a adquirir Otra habilidad clave en el líder, que es la empatía..
Comprender a los demás no sólo nos permitirá sacar lo mejor de los miembros del equipo, sino también respetar los límites y guiar con confianza. Porque el verdadero líder nunca debe imponer con miedo, debe inspirar con su rectitud.
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