SIMBIOSIS OCÉANOS | Ayuda mutua: la anémona de mar que construye un ‘hogar’ para cangrejos ermitaños
En las frías y oscuras profundidades del Pacífico, frente a las costas de Japón, un equipo de científicos ha documentado un ejemplo excepcional de cooperación entre especies. Una anémona de mar hasta ahora desconocida, no solo vive en asociación con un cangrejo ermitaño, sino que activamente le construye y le amplía su hogar.
[–>[–>[–>El sorprendente hallazgo, publicado en la revista ‘Royal Society Open Science’, arroja luz sobre las complejas y a menudo insospechadas relaciones simbióticas que prosperan en los fondos marinos.
[–> [–>[–>La nueva especie de anémona, de color rosa pálido y bautizada como Paracalliactis tsukisome, fue encontrada exclusivamente sobre las conchas de gasterópodos habitadas por el cangrejo ermitaño Oncopagurus monstrosus, a profundidades que oscilan entre los 192 y los 470 metros.
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Un ‘arquitecto’ personal
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Lo que distingue a esta anémona de la mayoría de sus congéneres es su notable capacidad para secretar una estructura rígida en forma de concha, denominada carcinoccium. Esta cubierta se extiende sobre la concha original del molusco, ampliando efectivamente el espacio vital disponible para el crustáceo. Y es que en el fondo marino, donde las conchas adecuadas pueden ser un recurso escaso y limitante, contar con un ‘arquitecto’ personal que agrande la vivienda constituye una ventaja evolutiva de primer orden.
[–>[–>[–>Paracalliactis tsukisome y Oncopagurus monstrosus. / nautil.us
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Para desentrañar los beneficios de esta relación, los investigadores, liderados por Akihiro Yoshikawa, de la Universidad de Kumamoto, emplearon un enfoque multidisciplinar. Mediante análisis de isótopos estables de carbono y nitrógeno, pudieron rastrear la dieta de la anémona.
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Los resultados indicaron que P. tsukisome no depende de un único alimento, sino que obtiene nutrientes tanto de partículas orgánicas en suspensión en el agua como de las heces de su cangrejo huésped. Esta estrategia, que combina el consumo de detritos y alimentos en suspensión, representa una forma eficiente de reciclaje de nutrientes en un entorno donde la comida es limitada.
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[–>Un mecanismo notable
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La tecnología de vanguardia permitió visualizar con precisión cómo se establece esta asociación. Gracias a la microtomografía computarizada en tres dimensiones, el equipo descubrió que la anémona se adhiere a la concha con un patrón direccional consistente.
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Su ‘eje directivo’, una línea imaginaria que pasa por sus estructuras internas llamadas sifonoglifos, se orienta casi siempre hacia la abertura de la concha o el borde del carcinoccium. Esta posición no es aleatoria. Los científicos proponen que podría estar relacionada con su comportamiento alimenticio, permitiéndole capturar más eficientemente tanto las partículas en suspensión que llegan desde la columna de agua como las heces que el cangrejo expulsa por la abertura de su refugio.
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Paracalliactis tsukisome, una anémona de mar recientemente descubierta que vive en simbiosis con cangrejos ermitaños en las profundidades del fondo marino frente a la costa de Japón. / Yoshigawa et al
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Pero esta ‘dirección unidireccional’ también podría ser crucial para el propio proceso de construcción del carcinoccium, un mecanismo especialmente notable en un animal con simetría bilateral como una anémona.
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Refugio portátil de alta calidad
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El cangrejo ermitaño, por su parte, también obtiene una recompensa importante por albergar a su inquilino constructor. El estudio comparó el tamaño corporal de Oncopagurus monstrosus con el de otras 23 especies del mismo género. Los resultados fueron elocuentes: los cangrejos en asociación con P. tsukisome son significativamente más grandes.
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Dado que el crecimiento y el éxito reproductivo de los cangrejos ermitaños dependen en gran medida de la disponibilidad y calidad de sus conchas, este hallazgo sugiere que el carcinoccium funciona como un refugio portátil de alta calidad.
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«Este descubrimiento demuestra cómo incluso animales simples como las anémonas de mar pueden desarrollar comportamientos sorprendentemente sofisticados. Su capacidad para construir una estructura similar a una concha es una pista fascinante para comprender cómo los animales perciben el espacio y la dirección», destaca Yoshikawa.
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‘Afecto tierno y sincero’
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La relación parece ser tan estrecha que los investigadores la califican como una asociación específica de especie, e incluso potencialmente obligatoria. P. tsukisome solo se ha encontrado con O. monstrosus, y este cangrejo, a lo largo de su área de distribución en el Indo-Pacífico, ha sido frecuentemente documentado viviendo con anémonas, lo que sugiere una relación de larga data y muy especializada.
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Morfología externa e interna del tsukisoma de Paracalliactis. Vistas superiores del ejemplar vivo con los tentáculos abiertos (A) y retraídos (B). Muestra viva utilizada para grabación de vídeo conductual (C). Vista posterior del holotipo fijo (D). / Yoshikawa et al.
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El nombre de esta nueva anémona rinde homenaje a este vínculo. ‘Tsukisome’ es una palabra del japonés clásico que se refiere a un color rosa pálido, presente en el Manyōshū, la antología poética más antigua de Japón. En uno de sus poemas, un kimono teñido de este color simboliza un ‘afecto tierno y sincero’, una analogía poética para la fiel y profunda conexión entre la anémona y su cangrejo.
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Este caso extraordinario de mutualismo subraya la complejidad de las interacciones ecológicas en las profundidades marinas y plantea intrigantes preguntas sobre la coevolución. Los investigadores especulan que esta refinada relación de intercambio –alimento por arquitectura– podría ser la fuerza impulsora detrás de la evolución de la capacidad de construir conchas en anémonas y del establecimiento de simbiosis tan específicas.
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