Surkov o el regreso del ‘cardenal gris’ del putinismo
La gusta ser presentado ante las audiencias occidentales como el «arquitecto del putinismo«, aunque académicos como Carmen Claudín, investigadora sénior del Centro de Barcelona para los Asuntos Internacionales (CIDOB) limitan ese papel, reduciéndolo a uno más entre los muchos ‘edificadores’ del pensamiento político encarnado por el actual líder del Kremlin. Pero lo cierto es que Vladislav Surkov, nacido hace seis decenios en Solntsevo, una pequeña aldea de la región de Lipetsk, en el centro de la Rusia europea, es el responsable de vocablos y expresiones que acabaron por dominar el lenguaje oficial de la Rusia de Vladímir Putin. Ya sea «democracia soberana», una forma de denominar a aquellos sistemas políticos en los que se celebran elecciones pero carentes de cualquier posibilidad de alternancia política, o «vertical de poder», una estructura centralizada en cuyo vértice se encuentra el presidente y que en su día puso fin a la descoordinación y al caos que reinaba entre las autoridades regionales de la Federación Rusa bajo la presidencia de Boris Yeltsin.
Surkov, cuya carrera política ha experimentado altibajos, se había mantenido fuera del ojo público desde 2020, cuando fue relevado de su puesto como consejero presidencial para los asuntos referidos a Ucrania, siendo nombrado en su lugar Dmitri Kozak, un personaje próximo al líder del Kremlin. «No sabemos si en todo este tiempo ha seguido jugando un papel de la política», explica a EL PERIÓDICO a través del teléfono Alya Shandra, redactora jefe de Euromaidan Press y periodista que examinó en 2016 más de dos millares de correos electrónicos hackeados de su cuenta personal, una investigación denominada ‘Surkov leaks’. Ahora acaba de resurgir, concediendo una entrevista al semanario francés ‘L’Express’ con un mensaje transparente y sin paños calientes: Rusia continuará expandiéndose «hasta donde lo decida Dios» y los planes para someter a Ucrania y dividirla se mantendrán, independientemente del resultado de las conversaciones que están manteniendo en estos momentos en Arabia Saudí representantes estadounidenses, rusos y ucranianos.
«Crear realidades»
¿Qué busca este enigmático personaje exponiéndose de nuevo al ojo público? Shandra recuerda que Surkov siempre ha ejercido una función de «crear realidades» para así influir en los acontecimientos. Y el contenido de la entrevista, en la que según esta reportera, no se dice «nada nuevo», es ciertamente un osado ejercicio de revisionismo histórico. Según sus palabras, en 2014, fecha de la revolución de Euromaidán y la posterior anexión de Crimea, «menos de la mitad de los ucranianos apoyaban el ingreso en la UE», llegando a calificar de «régimen fantoche apoyado por la minoría del país» al Gobierno de Volodímir Zelenski, un presidente elegido con el 73% de los votos emitidos en las presidenciales celebradas en 2019. En opinión de la periodista, Surkov está certificando que los resultados de las actuales conversaciones para una tregua serán la «segunda partición de Ucrania», después de que los acuerdos de Minsk hace ya un decenio significaran «la primera» partición.
Los resultados de la larga entrevista de Surkov en el devenir de los acontecimientos están por ver, más allá de ser repetido por la actual élite política rusa, cuyo presidente Putin acaba de sugerir, entre un aluvión de condenas internacionales, que Ucrania sea puesta bajo administración de la ONU hasta la celebración de elecciones presidenciales. «Ciertamente, las palabras de Surkov no van a empujar a los ucranianos a luchar con menos ahínco» contra el invasor, descarta, también a través del teléfono, Kadri Liik, investigadora senior del ‘think tank’ Consejo Europeo sobre las Relaciones Exteriores. Esta académica recuerda precisamente que su relevo, en 2020, como consejero presidencial sobre Ucrania se debió a la falta de resultados de sus políticas, que no consiguieron modificar a la opinión pública ucraniana y empujar a los ciudadanos a mirar de nuevo hacia Moscú. También se duda que tengan algún efecto entre las audiencias en la Unión Europea. «Las políticas de Surkov han funcionado bien dentro de las fronteras de Rusia, pero no fuera», insiste. De hecho, «en Europa se le conoce poco», recuerda Liik.
Y no le falta razón. La investigación ‘Surkov leaks’ demostró el amplio papel jugado por Moscú en las rebeliones de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, y también expuso a un buen número de influencers y agentes colaboracionistas de Rusia en Ucrania en el periodo posterior a la revolución de Maidán en 2014, con el objetivo de desestabilizar al país. Sin embargo, pese a lo «concienzudo» del esfuerzo invertido por el Kremlin, describe la periodista Shandra, no consiguió revertir la situación política en Kiev, ni modificar la inclinación hacia Occidente que sentían y sienten desde entonces la mayoría de los ciudadanos ucranianos.
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