TÁNDEM PRESIDENCIAL | Ataques coordinados de Musk y Trump a la Unión Europea
El ambiente en la élite diplomática española y europea es sombrío. Cunde el desconcierto porque no consiguen anticipar si las bravatas e injerencias del hombre más rico del mundo, Elon Musk, contra Europa, y el lenguaje imperialista del presidente Donald Trump van en serio. O si es un nuevo ejercicio de la “teoría del loco”, destinado a ablandar a la otra parte antes de la negociación sobre relaciones comerciales y de seguridad que se avecina. ¿Tiene intención real Estados Unidos de anexionarse Groenlandia, territorio danés bajo protección de la defensa colectiva de la UE? ¿Está Musk coordinado con Trump cuando dice que “Estados Unidos debería liberar a Reino Unido de su Gobierno tiránico” o que Alternativa por Alemania es “la única salvación” del país?
Se sabe que Trump está obsesionado con la competitividad de la industria alemana. Carga contra ella porque una de sus promesas electorales es reindustrializar Estados Unidos. Ahora, el país teutón está muy debilitado. Es presa fácil si Washington lanza una ronda de aranceles contra sus principales productos.
Musk es la otra cara de la moneda de esta suerte de tándem para dividir a Europa. Y tiene muchos intereses económicos en el viejo continente. Aprovecha la coyuntura porque es la primera vez que el sector tecnológico entra con tanta fuerza en Washington. Empresas tecnológicas como X, Meta o Google se quejan de que Europa les regula de más y les “censura”. Musk compró X por 45.000 millones de dólares, y ahora va a ejercer el poder político que adquirió con ella contra el viejo continente.
Todo apunta a un rumbo de confrontación con Europa. A pesar de que la Unión Europea y Estados Unidos tienen la relación bilateral de comercio e inversiones más importante del mundo, y juntos representan el 60% del PIB Mundial. O precisamente por ello. Trump quiere un mayor trozo del pastel. Hace 15 años, el tamaño de la economía europea superaba en un 10% al de EEUU; sin embargo, en 2022 era un 23% inferior, según un análisis de la revista Política Exterior. El PIB de la Unión Europea (incluyendo Reino Unido antes del Brexit) ha crecido en este periodo un 21% frente al 72% de EEUU.
Europa, a la defensiva
El pasado otoño, Brasil dobló el pulso a X en los tribunales. La empresa de Elon Musk se avino a las órdenes del Tribunal Supremo del país de retirar determinadas cuentas que consideraba que ponían en peligro la democracia en el país. El propio tribunal había bloqueado X en todo el país durante un mes, y millones de usuarios abandonaron la plataforma. Musk, que había arremetido contra las instituciones del país, tuvo que recular y pagar la multa.
La misma herramienta está a disposición de España y la Unión Europea, protegida por la Ley de Servicios Digitales. Europa tiene más de 100 millones de usuarios de X, cinco veces más que Brasil. Musk no puede perder ese mercado.
Coerción económica
Lo mismo ocurre con las amenazas comerciales de Donald Trump. Asegura que va a imponer unos aranceles inéditos a los productos europeos, de entre el 10% y el 20%. La UE y su mercado de casi 500 millones de personas no van a quedarse de brazos cruzados.
La “Trump Task Force” que puso en funcionamiento Bruselas ya ha elaborado una lista de productos americanos que penalizará si es atacada comercialmente. Hay varias estrategias posibles, y una de las que se contempla es la de gravar los productos que se producen precisamente en los feudos de Trump, como el whisky Bourbon fabricado en estados sureños como Virginia o las motocicletas Harley Davidson del cinturón obrero de Pensilvania o Misuri.
La UE acudirá sistemáticamente a la Organización Mundial de Comercio para denunciar cualquier arancel abusivo. Las resoluciones de la OMC suelen demorarse años, pero se pueden ganar. La organización acaba de dictaminar que los aranceles impuestos por Estados Unidos a la importación de aceitunas negras españolas son “incompatibles” con su normativa.
En general, Bruselas trabaja en una estrategia holística contra la “coerción económica”, venga del país que venga. Así lo marca la Brújula Económica que se presenta el próximo 15 de enero, informan fuentes europeas a este diario. En ella se incluyen herramientas para evitar ser chantajeados por países como Estados Unidos.
Se trata de un plan muy ligado a los informes Mario Draghi y Enrico Letta, que fijaron la estrategia futura a seguir por los 27. Es preciso reducir la brecha de innovación digital e innovar mientras se lleva a cabo una descarbonización competitiva. Y hay que trabajar para garantizar la seguridad económica. Se está discutiendo sobre cómo reforzar el control de la inversiones salientes, armonizar el control de inversiones entrantes que puedan suponer un riesgo y desarrollar toda una serie de instrumentos propios contra la coerción económica, aportan las citadas fuentes.
Se trabaja para promocionar el mercado interior y la industria europea, y se pide hacer un uso más asertivo de instrumentos como la OMC. Y diversificar, llegando a acuerdos comerciales con países afines como los latinoamericanos.
Ese es el Zeitgeist, el espíritu de los tiempos en Europa: ya no se busca solo reducir la dependencia de Defensa de Estados Unidos, sino aumentar la autonomía estratégica, también en lo económico.
También se puede optar por una estrategia de defensa más dulce. Por ejemplo, prometer comprar americano en los sistemas de Defensa que los países de la Unión Europea quieren adquirir, y aumentar la importación de productos agropecuarios, siempre que lo permitan países altamente proteccionistas como Francia.
Diplomacia de guante blanco, de momento
Hasta ahora los líderes de la UE están usando guante blanco con Trump y Musk, a pesar de los ataques frontales de ambos. Desea Bruselas colaborar en una agenda que enfatice que hay intereses comunes estratégicos, dicen.
Los líderes de algunos países sí que se la están devolviendo al tándem americano. El primero fue Emmanuel Macron, que pidió a Europa que despertara ante las injerencias de Estados Unidos. Acusó a Musk de nutrir una «internacional reaccionaria» en su red social X. La misma expresión repitió luego el presidente español, Pedro Sánchez, en un acto contra la dictadura franquista.
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Entre bambalinas, la diplomacia española y europea apuntan, sin embargo, a que no se debe sobrerreaccionar, sino responder a acciones y no a palabras. Porque al fin y al cabo, Trump es un viejo conocido. En su primer mandato, incumplió el grueso de las amenazas que lanzó. Ahora es otro Trump, eso sí, con más apoyo popular y en el Congreso y con un escudero, Musk, con recursos económicos casi ilimitados.
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