tres claves que enmarcan la reunión

La ministra de Defensa, Margarita Robles, se reúne este lunes con el comisario europeo de la misma cartera, Andrius Kubilius, en torno a un orden del día relacionado con la guerra de Ucrania, pero sobre cuyo contenido concreto han guardado silencio ambos interlocutores.
La reunión se ha fijado en Madrid para las ocho de la mañana, después de que Robles invitara a su homólogo en la Comisión Europea, el pasado día 4, a mantener «contacto directo». El encuentro se produce «en un momento clave para la cooperación en pro de la paz en Ucrania así como del trabajo conjunto para afrontar las amenazas globales«, dijo este domingo Defensa en un comunicado.
En la misma jornada, Madrid recibe al Foro G5+, con los ministros de Exteriores de España, Reino Unido, Alemania, Francia, Polonia y Ucrania, además de la comisaria europea de exteriores y seguridad, Kaja Kallas, y el propio Kubilius, llamados a tratar sobre la situación en Ucrania.
La cita previa Robles-Kubilius viene flanqueada por tres hechos clave que están en plena evolución:
1 Tropas de paz o de intervención
Después de que Washington mostrara su disposición a dejar a Europa fuera de la mesa de negociación de la paz en Ucrania, el eje formado por el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, parece dispuesto a ganarse una silla en esas conversaciones con el movimiento incontestable de colocar tropas europeas en el terreno.
En Kiev y en los estados mayores militares se evalúa, desde antes de los posicionamientos políticos, si la jugada es posible, si no la mandaría al traste la endeblez de la coordinación del mando europeo y, sobre todo, dónde debe estar la raya que, en la definición de la misión, diferencie entre fuerzas de interposición y disuasión o meras fuerzas de vigilancia de un acuerdo de paz.
Entre los militares españoles ha imperado hasta ahora la opinión -aquilatada en otros países europeos- de la neutralidad recomendable: o sea, que un país que ha ayudado a un bando en una guerra no tiene legitimación para la vigilancia de acuerdos de paz de ese conflicto. Por ese principio, España no debería participar, como tampoco los estados miembros de la coalición de apoyo a Ucrania. Un envío de tropas a Ucrania «puede salir bien, pero está en juego demasiado si sale mal o muy mal, y con escasa posibilidad de arreglo», explica un asesor de la ministra.
Si bien insiste en la idea de la unidad europea de acción, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, descartó el envío de tropas en diciembre pasado, y desde hace un mes elude pronunciarse sobre una participación de España tildando el dilema de «prematuro«.
2 Tensión en Europa
La reunión se produce a la semana siguiente de que Bruselas dirigiera a los europeos recomendaciones para almacenar medios que permitan la supervivencia y una adecuada huida o refugio durante 72 horas. «Be prepared, be safe» (Esté preparado, esté seguro) decía un comunicado audiovisual de la comisaria de Gestión de Crisis.
En los días siguientes, el Kremlin ha proporcionado con sus bombardeos nocturnos suficientes escenas de ucranianos desolados y heridos buscando ayuda como para hacer inútiles los esfuerzos por matizar de diversas voces de la Comisión. Después del anuncio del kit -que sorprendió más en los países del sur que en los que tienen cerca a Rusia– han intentado explicar que no se pretende alarmar, y que, si bien el kit de supervivencia valdría para una situación de guerra, se ha recomendado también para desastres naturales.
Un vecino de una zona residencial de Barcov espera atención médica después del último bombardeo ruso. / Sergey Kozlov EFE
Pero la alarma es difícil de controlar una vez liberada, igual que una posible sensación ciudadana de que los dirigentes políticos saben algo que los ciudadanos no. Un directivo de la industria española de defensa expresa su preocupación por que «estas cosas acaben crispando. asustando y distanciando a la gente de la necesidad de incrementar la seguridad».
A la reunión con Kubilius, Robles llevará «una apuesta decidida por la industria de defensa española», ante las previsiones de financiación europea para todo tipo de proyectos de rearme.
Kiev ha añadido a sus peticiones más perentorias de defensa antiaérea otra menos conocida: licencias para productos de ciberseguridad con las que proteger su Sistema Delta de Combate, con el que trata de ganar autonomía en el comando y control de armas y unidades militares.
3 Distanciamiento con Washington
Con la visita del vicepresidente norteamericano, JD Vance, a una base militar de EEUU en Groenlandia y su nueva embestida dialéctica contra Dinamarca, la administración Trump tensa la relación con una Unión Europea que calla.
Durante la pasada semana, el presidente Donald Trump ha contribuido a la difusión de un vídeo promocional de la ascendencia norteamericana sobre Groenlandia desde la II Guerra Mundial. «Hoy, Groenlandia enfrenta nuevas amenazas de la agresión rusa y la expansión china. Nuestro legado compartido perdura en cada misión conjunta, cada patrulla ártica, cada asociación forjada a la sombra del hielo que se derrite y las crecientes tensiones. Esto no es solo historia, es el destino«, asegura la voz en off del spot.
Ningún acuerdo europeo en materia de defensa contará con apoyo danés si Europa no aborda su problema.
Aumenta el enfriamiento de las relaciones europeas con Washington el escándalo de la filtración de los planes del secretario de Defensa Pete Hegseth sobre los hutíes de Yemen. No solo influye el contradictorio proceder militar desvelado, también la forma despectiva con que, en el chat conocido, la ex estrella de los programas ultras de televisión se manifiesta sobre Europa y sus valores.
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