Trump abre la puerta a negociaciones con Irán
En unas horas frenéticas Donald Trump ha hecho saltar por los aires lo que durante años ha dicho y se pensaba que era su política para Oriente Medio. El mayor terremoto lo ha desatado con la incendiaria propuesta verbalizada el martes de que Estados Unidos tome “control de Gaza” y toda la población de la Franja sea expulsada de forma permanente. Y aunque menos bombástico y explosivo, profundo es el giro que está planteando respecto a Irán al abrir una puerta a las negociaciones sobre el programa nuclear de la República Islámica.
Es el mismo Trump que en 2018, durante su primer mandato, abandonó el acuerdo multilateral alcanzado en 2015 por Barack Obama para tratar de contener el programa nuclear de Irán. Es el mismo Trump que, al final de ese mandato, ordenó el asesinato del todopoderoso y reverenciado general Qasim Soleimani, una operación que desató el miedo al estallido de conflicto abierto entre los dos países.
Es, no obstante, también un Trump que parece estar cambiando algunas piezas para su partida en el tablero de Oriente Medio y global.
Este miércoles por la mañana, con un madrugador mensaje en Truth Social, el mandatario ha escrito que le gustaría tener un “Acuerdo de Paz Nuclear Verificado” con Teherán en el que propone “empezar a trabajar inmediatamente”.“Quiero que Irán sea un país grande y exitoso pero uno que no pueda tener un arma nuclear”, ha dicho, antes de asegurar que “informaciones de que EEUU en trabajo conjunto con Israel va a hacer volar en pedazos son enormemente exageradas”.
Era un pronunciamiento novedoso pero solo relativamente sorprendente tras observarle y escucharle desde que ha retornado a la Casa Blanca y en las últimas horas. Desde la inauguración ha dado señales, abiertas y sutiles, de que no quiere un conflicto con Teherán y ya entonces rechazó la idea de que pudiera producirse un ataque a instalaciones nucleares iraníes, diciendo que “estaría muy bien poder resolverlo sin tener que dar ese paso”. Y este martes, en su rueda de prensa conjunta con Binyamín Netanyahu, animaba a Irán a negociar acuerdo para desmantelar la infraestructura nuclear, como en el mensaje posterior en Truth.
Máxima presión
El martes también, durante la firma en el Despacho Oval de un memorando por el que ha reinstaurado la política de “máxima presión” a Irán, Trump declaraba a la prensa que tenía “sentimientos encontrados” sobre la acción que iba a emprender, que ordena a sus Departamentos del Tesoro y de Estado asegurar que se limitan las exportaciones de petróleo iraní y abre la puerta al endurecimiento de sanciones.
“No me complace hacerlo”, llegó a decir sobre la firma del documento. “Tenemos que ser fuertes y firmes, pero espero que no vaya a tener que ser empleado en gran medida”, añadió.
La debilidad y la opción nuclear
Trump se mueve en un momento cambiado, en el que tanto Washington como Israel ven a Irán y su influencia en la región más débil que nunca. Hezbolá y Hamás, a los que Teherán ha financiado y armado, han perdido su liderazgo y su capacidad de golpear a Israel. En Siria ha sufrido otro golpe tras la caída y huida a Moscú de Bashar al Asad. Y el contraataque israelí en Irán en octubre en respuesta a los ataques con misiles a Israel eliminó defensas tanto en Teherán y en enclaves nucleares como en instalaciones necesarias para la la producción de combustible de nuevos misiles, golpes que han debilitado la capacidad de Irán de protegerse y también de atacar.
Esos golpes, no obstante, pueden elevar la amenaza nuclear de Irán, al verse como única alternativa de disuasión de un potencial ataque israelí o estadounidense. Y según publicaba ‘The New York Times’ este lunes, la inteligencia estadounidense ha llegado a la conclusión de que Teherán tiene un equipo secreto de ingenieros y científicos que están buscando un camino más rápido para desarrollar un arma nuclear si deciden dar ese paso los lideres del país, que ha producido suficiente uranio, enriquecido justo bajo el nivel necesario para armas atómicas, que le permitiría rápidamente construir cuatro armas o más..
Para el presidente estadounidense, además, Irán es una pieza en su partida contra China, que es el país al que llegan prácticamente todas las exportaciones de petróleo iraní, 1,7 millones de los 1,8 millones que la República Islámica vendió al exterior el año pasado, movidos a través de una “flota fantasma” que no usa servicios occidentales de banca ni de seguros y logra así esquivar sanciones. Y en un momento en que Pekin buscar modernizar y elevar la eficiencia de su sector de refinería, y en que China y EEUU se han sumergido en una guerra arancelaria, el crudo iraní puede ser una herramienta de negociaciones.
Disposición iraní
Irán lleva tiempo dando señales de una disposición al diálogo con EEUU, aunque sigue habiendo sectores que rechazan cualquier conversación y no hay luz verde al inicio de negociaciones. En julio mostró la apertura a arrancarlas el presidente, Masoud Pezeshian, que ha dado repetidas muestras de estar buscándolas activamente. Dos meses después el ayatolá Ali Jameini en un discurso dijo que “no hace daño” entablar contactos con el “enemigo”.
Este miércoles, en respuesta a las últimas acciones y palabras de Washington, el ministro de exteriores iraní, Abbas Araghchi, criticaba la política de amenazas de sanciones y aseguraba que la “presión máxima es una experiencia fallida e intentarla de nuevo solo llevará a otro fracaso”. Pero sus declaraciones a la prensa incluían otro mensaje: “Si la preocupación principal es asegurar que Irán no busca armas nucleares esto se puede conseguir, no es un problema”.
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