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Después de conseguir inversiones de Japón por valor de 490.000 millones de dólares para Estados Unidos, Donald Trump llega a Corea del Sur en busca de un nuevo pacto económico. Sin embargo, Seúl se muestra reacio a inyectar dinero directamente a la Unión Americana y en su lugar ofrece préstamos, en medio de tensiones diplomáticas y comerciales.



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