El presidente de Estados Unidos (EE.UU.), Donald Trump, sólo ha tenido ojos para el presidente chino, Xi Jinping. El republicano se mostró aparentemente nervioso frente al presidente asiático, quien no ha manifestado ninguna intención de que Trump haga alarde de su habitual despliegue de poder. Algo que al norteamericano no pareció importarle porque el encuentro entre ambos en Corea del Sur acabó con un acuerdo sobre tierras raras y aranceles, además de satisfacción en la Casa Blanca. Tanto es así que “de cero a diez, siendo diez lo mejor, yo diría que el encuentro fue un doce”.

Trump aparece solo en el escenario, toma posición y saluda a los periodistas. Sólo le acompañan las banderas que tiene detrás. Está inquieto, se gira ligeramente de un lado a otro y, de repente, esboza una sonrisa. Una mueca complaciente dirigida a su homólogo chino, a quien le tiende la mano incluso antes de que ésta le alcance.

Como se puede observar en las imágenes sobre estas líneas, no se sueltan durante treinta segundos. Tiempo en el que solo él habla y ríe.. De hecho, se percibe que quiere agradar, con frases como que la reunión sería «un éxito» o cuando ha reconocido al asiático que «es un negociador muy duro». Un apretón que termina con estas dos palmaditas en la espalda como diciendo: «suelta a Xi».

Mientras la prensa cuestiona a Trump si firmaría un acuerdo comercial en la reunión y él responde que existe la posibilidad, Xi permanece impasible, discreto, frío y sin decir ‘mu’ mientras. Entonces, es cuando el republicano mira con la mirada para indicar que pueden retirarse. Con el visto bueno, se pone en marcha, pero deja algo atrás. Es el líder chino que no tiene prisa. Ahora comienza la negociación.

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