Trump, otra vez, se lanza al ataque contra el voto por correo
El lunes era un día intenso para Donald Trump en lo que a política exterior se refiere, con la reunión prevista en la Casa Blanca con Volodímir Zelenski y los líderes europeos que acompañaron al presidente de Ucrania en un trascendental encuentro en Washington, tres días después de verse con Vladímir Putin en Alaska. A las 7 horas y 17 minutos de la mañana, no obstante, Trump colgó en Truth Social un mensaje que nada tenía que ver con el conflicto entre Moscú y Kiev sino con otra guerra, también de larga duración: la suya contra el voto por correo.
Como lleva haciendo desde que inició su primera carrera presidencial hace una década, el mandatario estadounidense lanzó en ese mensaje un duro ataque, con acusaciones infundadas y afirmaciones falsas, contra ese sistema de voto, así como contra las máquinas de recuento.
Trump prometió “liderar un movimiento” para acabar con el uso de ambos y avanzó que firmará una orden ejecutiva para, en sus palabras, “aportar honestidad a las (elecciones) legislativas de 2026”. “Los mejores abogados la están preparando”, dijo horas después en las declaraciones ante la prensa durante la comparecencia con Zelenski y los líderes europeos, asegurando contra lo que indican los estudios y los hechos probados que el voto por correo es “corrupto”.
Las piezas del puzle encajan. Aunque el momento elegido para la embestida pudiera en la superficie parecer inusual, ya el viernes, tras su encuentro con Putin, Trump dijo en una entrevista con Sean Hannity en Fox News que el líder ruso le había comentado que “es imposible tener voto por correo y tener elecciones honestas”. También dijo que el líder del Kremlin le había dicho que “ningún país tiene voto por correo”, una falsedad que el estadounidense repetía este lunes en su Truth, donde escribía que el suyo es “el único país en el mundo” que lo usa y que el resto lo abandonó «por el fraude masivo detectado”. 34 países usan ese método, según datos de International Idea.
Sembrar dudas ante las legislativas
La clave en la acometida de Trump, en cualquier caso, son esas legislativas del próximo noviembre. En las elecciones de mitad de mandato el partido en la Casa Blanca suele verse castigado y los republicanos podrían perder en alguna de las dos Cámaras las exiguas mayorías de las que ahora disfrutan.
Trump, que tras la derrota en 2020 frente a Joe Biden alegó repetidamente fraude (con acusaciones repetidamente rechazadas por los tribunales) claramente está abonando el terreno para sembrar sombras de dudas si esos malos resultados llegan. Es una jugada de manual de los líderes autoritarios y también una que han estado abrazando líderes de la derecha y la extrema derecha en todo el mundo, incluyendo en España el PP y Vox, pese al daño que hace a la credibilidad de los sistemas electorales y su integridad.
El anuncio de la orden ejecutiva forma parte de una campaña más amplia, en la que también se puede incluir su emplazamiento a los estados controlados por republicanos para que rediseñen distritos electorales y tratar así de garantizar la mayoría en la Cámara Baja (una guerra que ha empezado en Texas y pronto puede llevar a una réplica en California).
“Si no tienes voto por correo no vas a tener a muchos demócratas elegidos. Es mayor que cualquier cosa relacionada con los rediseños de distritos”, dijo también Trump el lunes en la Casa Blanca. “Los republicanos tienen que ser listos en esto”.
Retos
En esta acometida contra el voto por correo, no obstante, Trump enfrenta múltiples retos, empezando por la Constitución. Aunque en su mensaje, en una de sus falsedades, escribió que los estados son “meramente un agente para contar y tabular los votos” y dijo que “deben hacer lo que el Gobierno federal, representado por el presidente de EEUU, les dice que hagan, por el bien del país”, no es cierto. La Constitución da a los estados el poder de marcar “tiempos, lugares y manera” de desarrollar las elecciones federales y estipula que solo el Congreso puede imponerse a las leyes electorales estatales, no el presidente.
Los retos legales a cualquier orden ejecutiva, además, están garantizados. Los han prometido desde la Unión Americana de Libertades Civiles hasta autoridades electorales estatales. Y las demandas ya han llegado ante otros intentos que Trump ha puesto en marcha desde que retornó al Despacho Oval por frenar el voto por correo.
En marzo, por ejemplo, firmó una orden ejecutiva de reforma electoral por la que, entre otras cosas, solo se aceptarían las papeletas que llegaran para el día de las elecciones (actualmente en varios estados se pueden contar si tienen el matasellos con fecha previa a los comicios, aunque se reciban después). Oregón y Washington, dos estados donde todo el voto es por correo, denunciaron esa orden y una jueza federal la paralizó en julio. “La Constitución no da al presidente ningún poder específico sobre las elecciones”, escribió en su decisión la magistrada.
El ataque de Trump contra el voto por correo amenaza, además, con deshacer avances que su propio partido ha logrado en este terreno. Aunque durante la pandemia fue un método que usaron mucho más los demócratas, en las presidenciales del 2024, tras inversiones de decenas de millones de dólares de los republicanos, votantes conservadores acortaron las distancias en varios estados clave, como Pensilvania, donde los votos republicanos por correo pasaron de representar el 25 al 32% del total.
“Las elecciones pueden tener consecuencias nacionales pero el poder para llevarlas a cabo recae en los capitolios estatales”, escribió en ‘The Wall Street Journal’ en abril en una pieza de opinión el senador republicano Mitch McConnell. “Ningún mandato público, real o percibido, permite a Washington adulterar esta autoridad, ni siquiera por una causa válida como la integridad electoral”.
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