Trump pone en marcha su plan para rediseñar los distritos electorales con la vista puesta en las elecciones de medio mandato
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busca aumentar las opciones republicanas de cara a las elecciones de mitad de mandato de 2026. En EEUU, además de la persuasión política, existe una vía legal para influir en el resultado: el gerrymandering, o rediseño de distritos electorales para maximizar los votos propios y minimizar los del adversario.
A petición del mismo presidente estadounidense, Texas elaboró un plan para modificar sus mapas y obtener cinco escaños adicionales en la Cámara de Representantes. La reforma redistribuiría zonas urbanas demócratas —Dallas, Houston y Austin— y dos escaños en la frontera con México, donde el voto latino favorece a los republicanos. «Un rediseño muy simple y nos llevamos cinco asientos», declaró Trump en CNBC.
Más de 50 legisladores demócratas texanos abandonaron el estado para impedir el quórum de la votación, alegando que las nuevas fronteras siguen «líneas raciales» y constituyen «racismo«. El gobernador Greg Abbott ordenó su arresto, acusándolos de «abandonar su deber». Otros estados demócratas respaldaron la protesta. «Trump está intentando robarle cinco escaños a la gente del país, no solo a la gente de Texas», denunció el gobernador de Illinois, J.B. Pritzker.
La maniobra llega en un momento sensible: falta poco más de un año para las elecciones de medio término, cuando se renueva la Cámara de Representantes. Mantener la mayoría es clave para que Trump apruebe sus reformas sin trabas. Tradicionalmente, el partido del presidente pierde terreno en estos comicios; si los demócratas ganan, podrían iniciar investigaciones que frenen su agenda.
La respuesta demócrata
Además de la huida de legisladores texanos, otras figuras del Partido Demócrata han mostrado su oposición. Los gobernadores de California, Illinois, Nueva York y Nueva Jersey estudian rediseñar sus propios mapas congresionales, rompiendo con la defensa histórica de la redistribución independiente para competir en igualdad de condiciones. «Estoy cansada de librar esta batalla con las manos atadas a la espalda», declaró la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, aludiendo a la desventaja estructural de su partido. «Trump y Texas están a punto de amañar la elección y eso justifica medidas extraordinarias», añadió el gobernador de California, Gavin Newsom, quien se perfila como uno de los posibles aspirantes demócratas a la Casa Blanca en 2028.
Históricamente, tanto demócratas como republicanos han recurrido al gerrymandering para beneficiarse electoralmente. Estados como Illinois y Maryland, por ejemplo, presentan distritos claramente favorables a los demócratas. Sin embargo, en la última década varios estados demócratas han creado comisiones independientes para trazar mapas legislativos libres de manipulación partidista. Los republicanos, por su parte, controlan actualmente la mayoría de las legislaturas estatales, lo que les otorga una ventaja significativa en cualquier carrera de rediseño electoral. «Lo que está en juego es la posibilidad de un control permanente de la Cámara por un solo partido», advirtió el asambleísta neoyorquino Micah Lasher en The Atlantic.
El Princeton Election Consortium Blog ha desarrollado un algoritmo que genera mapas de distrito neutrales a partir de datos demográficos, raciales, ambientales y geográficos, con el objetivo de «tender puentes entre las matemáticas y el derecho» e instar a una reforma justa de la redistribución de distritos.
Nuevo censo antes de tiempo
El término gerrymanderism nació en 1812, cuando el gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, aprobó una ley que fragmentaba bastiones rivales. Uno de los distritos tenía forma de salamandra (salamander), lo que inspiró el neologismo gerrymander.
Ya en esa época, la Constitución de Estados Unidos establece el reparto de los escaños de la Cámara de Representantes entre los estados: cada 10 años, un censo nacional determina el número de residentes de cada estado y, en función de la población, se asigna el número de distritos. Los estados que crecen en población ganan escaños; los que decrecen, los pierden. La delimitación de estos distritos es competencia estatal: algunos legislativos, otros comisiones no partidistas o bipartidistas.
Precisamente, en otro movimiento pensado para obtener beneficios en las urnas, el presidente de EEUU ha ordenado a su Administración ponerse manos a la obra en la realización de un nuevo censo «de alta precisión» que utilice los datos obtenidos tras las elecciones presidenciales de 2024 y que excluya a los inmigrantes sin papeles. El nuevo recuento no debía publicarse hasta 2030.
Durante la elaboración del censo de 2020, en su primer mandato, el republicano intentó sin éxito excluir a los inmigrantes indocumentados del conteo oficial y terminó excluyeno a más de tres millones de latinos en 2020. Según los últimos datos oficiales, cerca de 11 millones de personas vivían sin papeles en EEUU en 2022.
En su versión original, la Constitución estipulaba contabilizar a «toda la población libre», excluyendo a los «indígenas no sujetos a impuestos» y considerando solo «tres quintos de todas las demás personas«, en referencia a los esclavos. La Decimocuarta Enmienda, aprobada tras la Guerra Civil, eliminó esta cláusula y reconoció como ciudadanos a todos los nacidos en el país.
La idea de Trump excede los límites constitucionales de la presidencia, pues la autoridad para ordenar censos adicionales o modificar los criterios del conteo recae exclusivamente en el Congreso.
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