Trump vuelve a sacar a EEUU de la Unesco y acusa a la agencia de la ONU de anti-israelí y ‘woke’
La ruptura de Donald Trump con el multilateralismo, y su especial ataque a las Naciones Unidas, ha retornado en esta segunda presidencia, como se esperaba. Este martes la Administración del republicano ha anunciado que Estados Unidos abandona Unesco, la agencia de cultura y educación de la ONU, un paso que Trump ya dio en su primer mandato y que luego revirtió Joe Biden al llegar al Despacho Oval. La retirada tomará efecto el 31 de diciembre del año que viene.
El anuncio lo ha realizado el Departamento de Estado y lo ha confirmado la Casa Blanca. Y sendas portavoces han esgrimido la misma argumentación de la Administración, señalando a la agencia de la ONU, fundada después de la segunda guerra mundial para promover la paz a través de la cooperación internacional en educación, ciencia y cultura y con sede central en París, de supuesta promoción de políticas “woke”, así como de promover supuestamente el sentimiento anti-Israel, una acusación habitual de Washington hacia la ONU.
“Unesco trabaja para hacer progresar causas culturales y sociales divisorias y mantiene un foco desproporcionado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, una agenda ideológica globalista enfrentada con nuestra política exterior de “America” primero”, ha escrito en un comunicado Tammy Bruce, portavoz del departamento que dirige Marco Rubio.
Bruce ha añadido que la decision de la Unesco “de admitir al estado de Palestina como estado miembro (que sucedió en 2011) es muy problemática, contraria a la política de EEUU y ha contribuido a la proliferación de retórica anti israelí en la organización”.
Desde la Casa Blanca, mientras, Anna Kelly ha reiterado en unas declaraciones al tabloide ‘New York Post’, que adelantó la noticia, la idea de que es una decision de Trump por considerar que la agencia “apoya causas sociales y culturales “woke” y divisivas absolutamente desconectadas de las políticas de sentido común por las que los estadounidenses votaron en noviembre”.
Decisión esperada y respuesta
La decisión de Trump, que ha hecho del desprecio a las instituciones internacionales uno de los ejes de su agenda, era esperada. Ya en febrero la Casa Blanca anunció una revisión de su membresía y en un comunicado entonces acusó a la agencia de “haber fracasado en reformarse” así como de haber “demostrado continuamente durante la última década sentimiento anti-israelí”.
Audrey Azoulay, la exministra francesa que es directora general de Unesco, ha dicho que lamenta “profundamente” la decisión pero que era anticipada y que “Unesco se ha preparado”. Washington aporta cerca del 8% del presupuesto total de la agencia, que había estado diversificando sus fuentes de ingresos para, según ha explicado Azoulay, “compensar la tendencia de financiación menguante de EEUU”.
Trump ha sacado a EEUU, de otras organizaciones vinculadas a la ONU como el Consejo de Derechos Humanos o la Organización Mundial de la Salud y ha detenido también la financiación a la UNRWA, la agencia de ayuda a los refugiados palestinos.
.Azoulay, que es judía y tiene raíces en Marruecos, ha rechazado los argumentos ofrecidos por el Gobierno de Trump y ha dicho que “sus acusaciones contradicen la realidad de los esfuerzos de Unesco, especialmente en el terreno de educación sobre el Holocausto y la lucha contra el antisemitismo”. Asimismo, ha denunciado que la decisión “contradice los principios fundamentales del multilateralismo”.
“Las razones que da EEUU son las mismas que hace siete años, aunque la situación ha cambiado profundamente, las tensiones políticas se han reducido y. Unesco hoy constituye una inusual forma de consenso en multilateralismo concreto y orientado hacia la acción”, ha dicho también.
Influencia de China
Se trata de la tercera vez en que EEUU abandona la Unesco tras la anterior de Trump y una previa, en 1984, bajo el mandato de Ronald Reagan, cuyo Gobierno acusó a la agencia de ser parcial contra Occidente y de haber “politizado de forma no pertinente virtualmente todos los temas con los que trata”.
Barack Obama cortó la financiación cuando Unesco reconoció en 2011 a Palestina como estado miembro. Cuando Biden devolvió a EEUU a la agencia tras la primera salida de Trump dijo que era una decisión crucial para contrarrestar “la influencia de China”, que se había convertido en fuente principal de financiación para la agencia. Biden se comprometió a pagar 619 millones de dólares que Washington no había aportado a programas de Unesco que financian iniciativas de acceso a la educación en África, recuerdo del Holocausto o seguridad de los periodistas.
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