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Una ruta para descubrir la provincia de Ourense | El blog de viajes de Paco Nadal | El Viajero

Una ruta para descubrir la provincia de Ourense | El blog de viajes de Paco Nadal | El Viajero
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  • Publisheddiciembre 23, 2025



Orense es una provincia especial. Para empezar, es la única gallega que no tiene mar. Lo que no es obstáculo para que acoja la capital mundial del pulpo, O Carballiño, situada casi 100 kilómetros tierra adentro. De los cuatro, es el que cuenta con más recursos termales: ocho balnearios termales y más de media docena de termas oficiales al aire libre, a las que se suman otras cuyo uso es gratuito y no regulado, como las del río Caldo o las de Bande. La Plaza Mayor de la capital está inclinada. Y el Orense profundo, que para muchos ni siquiera aparece en los mapas, alberga una de las mayores concentraciones de patrimonio histórico monumental de España, desde las grandes obras de ingeniería romana hasta los majestuosos monasterios románicos.

Entre estos últimos, uno de los más impresionantes es Santa Mariña Augas Santas, a unos cinco kilómetros de Allariz. Edificada en un lugar repleto de restos megalíticos y romanos, Santa Mariña Augas Santas es heredera de una ermita que, según la leyenda, se erigió en el lugar donde fue martirizada y decapitada una pastora cristiana. Sea o no cierta la historia, el lugar rezuma magia y encanto. Al llegar, la enorme fachada de la iglesia quizás no diga mucho, pero cuando la recorre y ve el ábside, el cementerio, la fuente de agua milagrosa (suponemos que empezó a manar donde cayó la cabeza cortada de la infortunada pastora) y el antiguo lavadero, se da cuenta de que acaba de entrar en uno de esos espacios misteriosos de la Galicia rural donde los vivos conviven con los muertos en perfecta armonía.

Allariz, por cierto, es otro lugar singular. Una de las localidades más dinámicas de la provincia de Ourense y una de las pocas donde la población, en lugar de disminuir, aumenta gracias a una actuación inteligente para preservar el patrimonio histórico y potenciar sus recursos, lo que la ha convertido en un destino muy popular para fines de semana y vacaciones. El acceso a través del precioso puente románico de Vilanova conduce a un laberinto de calles medievales adoquinadas, repletas de tiendas de moda, artesanía y souvenirs, además de numerosos bares y restaurantes. Uno de los rincones más agradables es la Plaza Mayor, con la iglesia románica de Santiago. También es un placer pasear por las arboledas y senderos que bordean el río Arnoia. Existe un museo del juguete y otro museo de arte sacro en el convento de Santa Clara.

Lugares más mágicos: el monasterio de San Pedro de Rocas. Una iglesia rupestre excavada por ermitaños en el siglo VI -en los albores del cristianismo en Galicia- en la localidad de Esgos, a 21 kilómetros de la capital. La iglesia, con sus tres arcos de entrada, los capiteles tachonados de Santiago, el ábside con el altar y las tumbas excavadas en el suelo, impresiona por la carga histórica que desprende. La espadaña está adosada, sobre un puente de roca. El denso bosque de carball que rodea el entorno despliega maravillosos colores en otoño; En invierno suele vestir de blanco. Un lugar de fuerza telúrica, sin duda. El presbiterio, construido mucho más tarde, acoge hoy una interesante exposición audiovisual sobre la historia del recinto y la vida de los ermitaños. San Pedro de Rocas perteneció primero al monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil y en el siglo XII pasó a ser priorato del monasterio de San Salvador de Celanova.

Santo Estevo de Ribas de Sil es el mayor de los monasterios de la Ribeira Sacra, la vía más famosa y conocida de Ourense, por lo que no me extenderé mucho en él. El cañón del río Sil sirve de hilo conductor a esta comarca del norte de la provincia que toma su nombre de los numerosos monasterios que se ubicaban en sus orillas. Aún hoy, la región cuenta con 18 monasterios medievales. El de Santo Estevo se ha convertido en uno de los mejores Paradores de la red estatal. La Ribeira Sacra permite descubrir una Galicia rural con paisajes grandiosos y agrestes, en contraste con el bullicio estival de las rías costeras. Además, para quienes busquen hacer algo menos trillado en esta Ribeira Sacra, recomiendo las pasarelas del río Mao, un camino de madera que permite recorrer 1,8 kilómetros (más el mismo ida y vuelta) por el cañón de este afluente del Sil, rodeado de un bosque atlántico de aulagas, alisos, espinos, castaños, robles, laureles… El acceso está señalizado en la carretera de Parada de Sil a Povra de Trives.

Otra zona que me encanta de Ourense es Terra de Trives, en el límite de Ribeira Sacra, Valdeorras y Lugo. Si Orense es la gran desconocida de Galicia, Trives es la joya escondida de Ourense. Si te gusta el turismo rural, la naturaleza, las costumbres tradicionales, la buena gastronomía, la herencia romana… Trives te encantará. La capital de la comarca es A Pobra de Trives, que en el siglo XIX se convirtió en lugar de veraneo de la nobleza gallega; De esta época quedan algunos majestuosos edificios y residencias. En A Pobra hay que comer en La Viuda, donde el chef Anxo Fernández y su hermana cuidan recetas locales con excelentes productos de temporada; Cocina popular deliciosa y sin pretensiones.

En Sequeiros de Penafolenche, a cinco kilómetros de A Pobra, se puede realizar una muy bonita excursión por un camino de tierra entre castaños que llega hasta unos antiguos sequeiros, construcciones tradicionales de Lugo y Orense que servían para almacenar y secar castañas, una de las riquezas de la comarca. Y siguiendo la carretera OU-636, que sale desde A Pobra de Trives en dirección Valdeorras, pasamos por el Puente de Bibei, el puente romano más espectacular y mejor conservado de la Vía XVIII o Vía Nova, la calzada romana que iba de Braga a Astorga.

Añade dos ciudades al itinerario. El primero, Ribadavia, uno de los núcleos urbanos más agradables y monumentales de Galicia. Hay iglesias románicas, casas blasonadas, calles empedradas, conventos, casas señoriales y un notable castillo en ruinas, el de los Sarmiento, condes de Rivadavia. En su interior se puede visitar una interesante necrópolis del siglo IX con enterramientos antropoformes tallados en piedra. Pero lo más famoso de Ribadavia es su judería, la más grande y mejor conservada de Galicia. Calles estrechas y soportales dan forma a este barrio donde se asentaron familias judías y prosperaron en el comercio del vino del Ribeiro.

La otra es la del pulpo: O Carballiño, situada al noroeste de Orense, en un rincón delimitado por viñedos de ribeiro y aguas medicinales: Arcos, parroquia a las afueras de Carballiño, es la cuna de pulpeiros y pulperías de toda Galicia, aunque está en una provincia sin salida al mar. Casi todos en este pequeño pueblo están relacionados con el pulpo. Parece aceptado que el cefalópodo fue introducido en la región por los monjes del vecino monasterio de Oseira, cuyo dominio llegaba hasta el puerto de Marín (Pontevedra). Los pescadores de la región pagaban sus diezmos e impuestos a los monjes no con plata, sino con pulpos. Los habitantes de O Carballliño y pueblos vecinos aprendieron a limpiar, triturar y secar el pulpo, para luego cocinarlo para venderlo en ferias, de ahí su nombre: pulpo á feira. Todos estos siglos de tradición se manifiestan en la famosísima Festa do Pulpo de O Carballiño, que se celebra cada segundo domingo de agosto. Más de 100.000 personas se reúnen en el parque municipal para presentar unas 50 toneladas de pulpo, bien acompañado de pan de Cea y vino Ribeiro.

Así de sorprendente resulta la provincia de Ourense.



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