Vicente Ruiz, propietario de un ‘coworking’, sobre la rentabilidad de montar este negocio: «Lo poco que ganamos cada año lo reinvertimos para abrir otro»
En 2019, Vicente Ruiz, financiero de profesión, encontró junto a su socio una antigua oficina bancaria en la periferia de València.
[–>[–>[–>La reformó con muebles de segunda mano, pintura básica y una inversión mínima: “Con 15.000 euros puedes ponerlo en marcha y ver si realmente hay demanda.”
[–> [–>[–>En un vídeo en el canal de Youtube del emprendedor Eric Ponce, el empresario explica cómo empezó su negocio dentro del mundo del ‘coworking’. “Lo montamos como un MVP [Producto Mínimo Viable]es decir, lo mínimo para probar si funcionó”, recuerda.
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“Queríamos un espacio para nosotros, pero que, además, pudiese llenarse de gente y generar comunidad.”
[–>[–>[–>La realidad operativa
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El emprendedor desmonta una de las ideas más extendidas sobre este negocio: que se trata de un ingreso casi automático.
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“No, no. No existe el ingreso pasivo. Cada día salen microtareas: una incidencia con la luz, otra con el wifi, una puerta que no abre… siempre hay algo».
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[–>La tecnología ayuda -accesos automatizados, reservas, herramientas de gestión- pero no sustituye la supervisión humana ni la atención al cliente.
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Para él, contar con una persona de operaciones dedicada marca la diferencia entre un espacio que funciona de forma fluida y otro que se atasca en el día a día.
[–>[–>[–>Precios, ocupación y expectativas realistas
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Según su experiencia, la sostenibilidad del proyecto depende de entender correctamente la relación entre precios, ocupación y servicios ofrecidos.
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Insiste en que lo importante no es llegar al 100% de la ocupación, sino mantenerse en un rango en el que los usuarios estén cómodos y los espacios no se saturen.
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“Un espacio lleno al 100% no funciona bien. Hay ruido, falta de disponibilidad… el cliente está peor”.
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Y subraya que el indicador más importante no es el tamaño del espacio, sino la ocupación: por debajo del 65%-70%, el negocio no es viable porque no cubre costes.
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Respecto a la rentabilidad, sitúa la media del sector de los negocios de ‘coworking’ es de entre un 10% y un 15%, un margen razonable, pero que exige constancia y control de gastos.
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La parte invisible del negocio
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Vicente Ruiz explica que, uno de los elementos más delicados y menos visibles para quien no está dentro, es mantener la convivencia.
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Los problemas más habituales que deben gestionarse incluyen:
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- Ruido en llamadas.
- Uso excesivo de zonas comunes.
- Incumplimiento de normas básicas.
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Comenta que las normas siempre llegan por consenso, es decir, cuando varios clientes se quejan de lo mismo, saben que deben actuar. «Hay una norma pues de limpieza, de ruidos, de hablar por teléfono…y poco más», aclara.
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También destaca la importancia de fomentar una mínima relación entre usuarios, ya que mejora la experiencia y el ambiente general del espacio, aunque sin convertirlo en una obligación.
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Prudencia, reinversión y mucha paciencia
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El gestor resume su estrategia empresarial en tres ideas claras:
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- Empezar con proyectos pequeños e inversiones ajustadas.
- Reinvertir continuamente los beneficios para mejorar o crecer.
- Aceptar que ninguna parte del negocio funciona sola.
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Vicente y su socio no viven de los ‘coworkings’; son un proyecto complementario.
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La estrategia es clara: “Lo poco que ganamos cada año lo reinvertimos para abrir otro. Nuestra visión es tener 7 u 8 espacios en los pueblos alrededor de València”.
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Una expansión basada en lógica financiera: empezar “lean” (gestión centrada en maximizar el valor para el cliente mientras se eliminan desperdicios), validar rápido y mejorar solo cuando el modelo demuestra ser sólido.
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