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la nueva superarma de Corea del Sur que pone en jaque a China

la nueva superarma de Corea del Sur que pone en jaque a China
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  • Publishednoviembre 4, 2025




Se ha roto un tabú. La política estadounidense de no proliferación nuclear, uno de los pilares de su diplomacia durante décadas, acaba de encontrar una importante excepción en la península de Corea. La administración de Donald Trump ha autorizado a Corea del Sur a desarrollar y construir el suyo propio. submarinos de propulsión nuclearun cambio estratégico que redefine completamente el equilibrio de poder en la región del Indo-Pacífico. Se trata de un cambio radical que rompe con la restricción histórica que impedía a Seúl enriquecer uranio sin permiso expreso de Washington. Este cambio de rumbo en la política nuclear estadounidense se produce cuando el Pentágono enfrenta otros desafíos, como el reciente fracaso de una superarma nuclear, lo que subraya la complejidad de su estrategia de modernización.

De hecho, el propio presidente Trump fue quien reveló el acuerdo a través de su perfil en la red social Truth Social. El pacto establece un reparto de tareas muy claro: Seúl se encargará de la construcción de los sumergibles y sus reactores modulares, mientras que Estados Unidos suministrará el combustible necesario, uranio enriquecido. Con esta decisión, Washington otorga a uno de sus aliados más importantes una capacidad estratégica sin precedentes en su historia.

Asimismo, la justificación oficial de este programa se basa en dos argumentos principales. Por un lado, buscar reforzar la disuasión contra Corea del Norte y sus constantes provocaciones militares. Por otro lado, pretende aliviar la carga operativa que soportan las fuerzas navales estadounidenses en la zona, permitiendo una redistribución más eficiente de su personal militar en un escenario cada vez más complejo. Este esfuerzo por delegar responsabilidades se complementa con la continua modernización de sus propias capacidades, ya que la Armada de Estados Unidos también cuenta con un nuevo destructor para reforzar su presencia global.

Sin embargo, el anuncio presidencial esconde un detalle que ha causado cierta perplejidad, según informó The War Zone. Trump precisó que parte de la producción se llevaría a cabo en el Hanwha Philly Shipyard de Filadelfia, una instalación que carece de experiencia previa en la construcción de submarinos y, mucho menos, de buques de propulsión nuclear, lo que añade una dosis de incertidumbre al proyecto.

Un nuevo equilibrio de poder en el Indo-Pacífico

Por otro lado, la reacción de China no se ha hecho esperar. El Gobierno de Pekín ha expresado su profunda preocupación por un acuerdo que, a su juicio, amenaza desestabilizar el frágil equilibrio regional y dar inicio a una nueva y peligrosa carrera armamentista. El gigante asiático ha instado a las partes a respetar las obligaciones internacionales en materia de no proliferación. Esta preocupación, sin embargo, contrasta con el continuo fortalecimiento de su propia flota, como lo demuestra la reciente entrada en servicio del mayor portaaviones de China, un claro indicador de sus ambiciones navales.

En definitiva, este pacto no sólo supone un hito tecnológico y militar para Corea del Sur, sino que también altera profundamente el tablero geopolítico asiático. La decisión de Washington de armar a un aliado clave Con una tecnología tan sensible, es una señal inequívoca de cómo están cambiando las alianzas y las prioridades en una de las zonas más calientes del planeta.



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