ESTRENOS DE CINE | ‘Todos los lados de la cama’ o la reeducación sexual de los adultos
Los padres modernos precursores del amor libre y los hijos conservadores y heteronormativos. Esta parece ser la franja generacional y conflictiva que presenta ‘Todos los lados de la cama’, el regreso de algunos de los personajes que protagonizaron dos filmes musicales de considerable éxito en su momento, ‘El otro lado de la cama’ (2002) y ‘Los dos lados de la cama’ (2005). De nuevo en clave musical y de comedia romántica, pero menos.
[–>[–>[–>‘Todos los lados de la cama’ comienza en una discoteca de moda. Dos muchachos se fijan en dos chicas. Uno de ellos es Óscar (Jan Buxaderas), el hijo del personaje encarnado por Ernesto Alterio en la saga, Javier. Se rompe la realidad del momento, la música cambia y los jóvenes se cantan su amor en la disco, en la calle bajo la lluvia, dentro de un autobús –aunque sin orquesta como en el videoclip de Rosalía– y en una piscina. “Por ti me voy de la fiesta antes de que salga el sol”, cantan en el estribillo. La alegría de vivir propia del género musical en los tiempos actuales.
[–> [–>[–>Cuando Óscar le dice a su padre que se ha enamorado de una bailarina, este se sorprende porque creía que su hijo era homosexual. “No puedes ser gay un día y amanecer hetero al siguiente”, le suelta sin despeinarse. Los valores del personaje de Alterio, y lo que representaron en los filmes de antaño, son en contra de la monogamia. Anticuados, aunque se creen los más modernos. La cosa se complica cuando la madre de la bailarina, Julia (Lucía Caraballo), con la que Javier tuvo una relación triangular hace años, tampoco ve con buenos ojos la relación de los jovenzuelos. Carlota, la madre, la interpreta Pilar Castro, como en ‘Los dos lados de la cama’. La repetición de los intérpretes es esencial para que el mecanismo de identificación funcione. Y aunque hay menos números musicales y la sexualidad se plantea de un modo distinto, ‘Todos los lados de la cama’ es hija de las dos películas anteriores.
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‘Los dos lados de la cama’, la película de 2005. / EPC
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23 años atrás se estrenaba ‘El otro lado de la cama’, una comedia romántica con números musicales. La comedia romántica siempre ha funcionado en el cine español. No tanto el musical, al menos en las últimas décadas; no, por supuesto, en los tiempos de ‘El último cuplé’ con Sara Montiel o los filmes protagonizados por Joselito, Marisol, Ana Belén o Pili y Mili. ‘El otro lado de la cama’, dirigida por Emilio Martínez Lázaro, escrita por David Serrano, con banda sonora de Roque Baños y protagonizada por Alterio, Paz Vega, Natalia Verbeke, Guillermo Toledo, María Esteve, Alberto San Juan, Nathalie Poza y Secun de la Rosa, costó dos millones y medio de euros y tiene una recaudación global de 13 millones y medio. Una de las particularidades del filme consistía en la selección de canciones que interpretaban las actrices y actores, temas originales de Kiko Veneno, Tequila o COZ. Alterio, Toledo, San Juan y Poza habían fundado unos años antes el grupo teatral Ración de Oreja, germen de la compañía Animalario.
[–>[–>[–>Una clásica situación de enredo entre parejas que viven juntas y novios que no lo hacen servía de base para una tradicional comedia sobre la batalla de sexos que le dio nuevo brillo al musical español. La anterior producción de este género que había funcionado en la taquilla, ‘Las cosas del querer’ (1989), se basaba en la tradición de la copla. Estilos bien distintos. La buena acogida de ‘El otro lado de la cama’ generó una secuela casi inminente. En ‘Los dos lados de la cama’ repetían director, guionista y compositor, así como la mayoría de reparto, con la excepción de Paz Vega, que en el primer filme era la novia inconsistente de Alterio. La operación fue comercialmente saludable, aunque no tan redonda: el filme costó un poco más, 4,30 millones de euros, y recaudó menos que el anterior, casi ocho millones. El repertorio musical iba del ‘Gavilán o paloma’ de Pablo Abraira a ‘¿A quién le importa?’ de Alaska y Dinarama.
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De la tercera y tardía entrega se ha encargado Samantha López Esperanza, habitual en series de televisión. El tío Pedro, el personaje encarnado por Guillermo Toledo, falleció pero aparece de entre los muertos. Nada ha cambiado en los personajes adultos, pero son incapaces de entender el revuelo de los tiempos que encarnan sus hijos. Mientras Javier y Carlota recuerdan su leve pasado en común unen fuerzas para oponerse a la boda de sus hijos. “Mi relación con el podólogo es mucho más larga que la tuya con Óscar”, le dice Carlota a su hija. Inversión radical de valores. El amor convencional se convierte aquí en rebelión generacional, cuando al empezar el siglo, cuando se rodaron las dos anteriores cintas, era el objeto que combatir. Ahora los padres casi obligan a sus hijos a que se acuesten con todo el mundo y se olviden de la monogamia. Aunque las decisiones las toman los hijos, son los progenitores, completamente perdidos, las figuras centrales y contradictorias. Quieren que sus hijos sigan experimentando, como anhelaron hacer ellos, y se muestran desconcertados con los deseos e identidades sexuales de estos.
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[–>En las primeras películas, los personajes masculinos dijeron e hicieron cosas que hoy no pasarían un mínimo corte. Eran hijos de su tiempo, un tiempo inclemente, machista y tóxico. Parece que ‘Todos los lados de la cama’, dirigida por una mujer y escrita a medias por Irene Bohoyo –es su primer guion– y Carlos del Hoyo –procedente de las teleseries–, quiere poner las cosas en su sitio y aquellos personajes, dos décadas más viejos, deben afrontar de otra manera, y comprender, tanto lo que les pasa a sus hijos como lo que les pasa a ellos en materia de afecto, sexo, amor y convivencia. Una tarea nada fácil, aunque esté planteada desde la comedia y la efervescencia del musical.
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