JOSÉ LUIS ÁBALOS | El estratega superviviente que acabó naufragando
Aunque parezca mentira, producir ‘reels’ de Instagram, tuitear y hacer el tiktoker no siempre ha sido la mejor escalera para hacer carrera en un partido político. De hecho, hubo un tiempo en que no existían las redes. Ni Internet. Los llamados entonces cuadros políticos se formaban en las agrupaciones, que venían a ser la universidad de la calle, y, en el caso del socialismo, en la Escuela Jaime Vera. Situada en Galapagar, la patria chica del torero José Tomás. Otro José, José Luis Ábalos (Torrent, diciembre de 1959), nunca necesitó acudir a esos cursos en los que igual te enseñaban a vocalizar que a impostar una preocupación, un llanto, un grito… Ya saben, el clásico teatro de la oratoria de la cosa pública.
[–>[–>[–>Ábalos, hijo de torero, siempre fue, políticamente, un autodidacta. No necesitó de la academia para torear en la política valenciana y española durante medio siglo. Desde que entró en las Juventudes Comunistas y en el PCE, cuando cumplió 18, hasta que ha sido enviado a prisión por el juez Leopoldo Puente, por su implicación en la trama de las mascarillas. Su suerte se torció cuando fue detenido su ex asesor Koldo García, en febrero de 2024. Hasta entonces, Ábalos trazó una trayectoria en la que pasó por todos los cargos orgánicos que puede desempeñar un político gracias a su dominio absoluto de la vida interna del PSPV. Porque el ex ministro es un producto ‘in Valencia’, con denominación de origen PSPV. Una federación socialista abonada históricamente, como pocas (solamente la FSM madrileña puede competir) a las luchas cainitas y a la pirotecnia.
[–> [–>[–>En primera fila en la larga crisis del PSPV
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Cuando el PSPV de Joan Lerma perdió la Generalitat, un 28 de mayo de 1995, los socialistas entraron en depresión y guerra civil y se instalaron en el deporte de tocar fondo y seguir escarbando. En toda esa etapa, que no se cerró del todo hasta que reconquistaron el Palau en 2015 con Ximo Puig, Ábalos participó como jefe de clan, con familia propia, arraigada sobre todo en la ciudad de Valencia. Desde su agrupación, València Nord-Orriols, mantuvo el control de un grupo compacto que, con las debidas alianzas, le facilitó asumir mayorías. Fue secretario general de la ciudad (1995-2000), de la provincia, siete años asesor del grupo municipal socialista, diez años concejal y viceportavoz del grupo, cuatro años diputado provincial… Y en todos esos puestos acreditó un extraordinario oficio y dotes para sobrevivir. Un ex dirigente lermista solía decir que si hubiera mostrado el mismo entusiasmo en los procesos orgánicos que en el ejercicio del cargo habría hecho un carrerón. Lo decía sin saber, que, con el tiempo, lo haría. En la política estatal. En la política autonómica estuvo a punto de convertirse en líder del partido y sacar el pasaporte para ser candidato a la Generalitat.
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Siempre ha tenido una enorme intuición para interpretar la voluntad de las bases. Ha sido su fuerte. En 1998, un PSOE en decadencia se sacó de la chistera un invento llamado primarias para proyectar a Joaquín Almunia hacia la Moncloa. Ábalos apostó por Josep Borrell, el candidato contrario al aparato de Ferraz. Ganó Borrell. Dos años después, la disputa por la secretaria general federal enfrentaba a un tal José Luis Rodríguez Zapatero, un diputado leonés, con el todopoderoso José Bono, favorito indiscutible.
[–>[–>[–>Y Zapatero vino a comer con él
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Un buen día Zapatero se presentó en Valencia y se reunió con Ábalos, el ex portavoz municipal Rafael Rubio (siempre en UTE política con Ábalos) y el fallecido diputado José Camarasa. Comieron en Ca Teresa, en El Saler. Zapatero regresó a Madrid tras sellar el apoyo de la familia abalista.
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Aquel congreso federal a cara de perro, en julio de 2000, lo ganó Zapatero por 9 votos. ¿Y si José Luis, ‘Jose’ para los amigos, se presentara a liderar el PSPV? Eso hizo. En septiembre de ese año entró en el cónclave celebrado en el campus universitario de Sant Vicent del Raspeig, como papa. Salió cardenal. Con el apoyo del recién elegido Zapatero y con un pacto con el entonces potente ciscarismo. Pero perdió por 9 votos contra Joan Ignasi Pla. Aprendió una lección. En el PSPV suele vencer la opción contraria a Ferraz. Cuando se vota, claro. La regla solo se quebró con la victoria de Jorge Alarte frente a Ximo Puig, en 2008.
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[–>Como en aquellos estaba de moda la integración, Ábalos decidió integrarse en la ejecutiva de Pla. Como vicesecretario general. Le habilitaron un despacho esquinero en la cuarta planta de la sede, entonces ubicada en la calle Blanqueries. Apenas llegó a utilizarlo.
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Las subvenciones a la ONG Fiadelso
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En aquella campaña interna, volvieron a trascender informaciones sobre las subvenciones recibidas por su ONG Fiadelso, fundada en 1992. De hecho, el PP aireó varias veces las ayudas a esa entidad para defenderse incluso, al principio, de escándalos como el del ex conseller Rafael Blasco en el caso Cooperación. Tan recurrentes eran las informaciones sobre su ONG, que actuaba sobre todo en Perú, como las enmiendas que se le hacían incluso por sus propios colaboradores por su vida caótica y, en cierto modo, disoluta. Tenía ya entonces fama de poco aplicado en el trabajo, aunque no faltaba quien indicaba que su dedicación consistía precisamente en salir casi a diario y socializar con la militancia de esta o aquella agrupación. Ese era, decían sus seguidores, uno de los secretos de su éxito. Aunque no todos los días había cena de agrupación. Otro de sus talones de Aquiles, sin el que difícilmente se explicaría su situación judicial acusado de corrupción y en prisión, es su complicada vida sentimental, con tres matrimonios, el primero de ellos cuando apenas tenía 19 años.
[–>[–>[–>Aquel chaval que fue sindicalista de CC OO, que estudió Magisterio mientras trabajaba y que con 24 años se convirtió en jefe de gabinete de Eugenio Burriel en Gobierno Civil (hoy Delegación del Gobierno) fue haciendo carrera. Con una extraordinaria capacidad para predecir quién huele a caballo ganador. Cuando llevaba ya cinco años como diputado en el Congreso (desde 2009), vio “algo” en un diputado llamado Pedro Sánchez, que decía querer presentarse a secretario general del PSOE. Así que apostó por él. Aquellas primarias las ganó Pedro Sánchez frente a Eduardo Madina.
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Dimisión de Sánchez y apoyo en la reconquista
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El 1 de octubre de 2016, se consumó el corolario del “no es no” de Sánchez a la investidura de Rajoy. La operación de los barones y, dicen las malas lenguas que el interés del Ibex 35, abocó al hoy presidente del Gobierno a subirse a un Peugeot con, entre otros, José Luis Ábalos, para reconquistar el partido.
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Pedro y ‘Jose’ se convirtieron en uña y carne. El valenciano le abrió las puertas de su casa en el barrio de Torrefiel, su hotel cuando visitaba Valencia, y se situó a la contra del presidente de la Generalitat Ximo Puig. El apoyo de Ábalos fue importante para que en las primarias de mayo de 2017 Sánchez arrollara a Susana Díaz, la favorita del “establishment” del partido. En el congreso de junio, Ábalos se coronó como secretario federal de Organización. Y empezó a ejercer como marca la tradición, como hicieron Ciprià Ciscar o Leire Pajín: hizo de juez y parte e impulsó al alcalde de Burjassot, Rafa García, como alternativa a Puig en las primarias del PSPV. Ganó Puig pero se evidenció la división en el PSPV.
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Apoyos para echar a Rajoy y ministro
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Tan importante como en las primarias o más fue el papel de Ábalos como captador de apoyos a la moción de censura que en junio de 2018 descabalgó a Rajoy tras la sentencia Gürtel que condenaba al PP. En el Gobierno que formó Sánchez, José Luis Ábalos tocó techo al ser nombrado ministro de Fomento. Fue confirmado en el puesto en el segundo gobierno de Sánchez. Y siempre compatibilizó el cargo con el de máximo responsable orgánico en Ferraz.
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En julio de 2021 el presidente lo defenestró sin contemplaciones. Tan sorprendente resultó como su repesca en la lista del PSOE por Valencia, en el número 2 por Valencia. Justo por detrás de Diana Morant. Lo sucedido desde entonces forma parte de la información de tribunales y del corazón. En este caso, la crónica negra y la rosa a menudo se han fundido.
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