Apollo invertirá 1.800 millones en adquirir el 55% del Atlético de Madrid y financiar la Ciudad del Deporte
El gigante inversor estadounidense Capital deportiva Apollo (ASC)el brazo deportivo del fondo global Apollo, ha obtenido el control mayoritario del Atlético de Madridsellando una operación que moviliza alrededor 1.800 millones de euros. Este torrente de capital no sólo financia la adquisición, sino que desata el sueño largamente anhelado de la Ciudad Deportiva.
La maniobra corporativa, definida en los despachos como magistral, se divide en dos actos de magnitud financiera. El primero consiste en la compra de 55% del capital social. Con el club valorado en una cifra estratosférica de 2.400 millones de eurosesta participación ha requerido un desembolso mayor al 1.200 millones de euros.
Una valoración que refleja el potencial global de la marca Atlético y que la sitúa, por derecho propio, en la mesa de los grandes gigantes continentales. Miguel Ángel Gil, Enrique Cerezo, Quantum Pacific Group y Ares Management Renuncian al testigo de la mayoría, pero mantienen su conexión y pulso emocional como socios minoritarios.
Pero el verdadero corazón estratégico de la operación reside en el segundo acto: el aumento de capital. Conscientes de que la mera compra de acciones no basta para la transformación, Apolo ha comprometido una inyección directa de fondos destinada a solucionar el problema agujero financiero de 555 millones de euros que pesó en el proyecto estrella del club: la ciudad de los deportes.

Este futuro complejo, proyectado en los terrenos adyacentes al Estadio Metropolitano Aéreo de Riades un proyecto faraónico con un coste total de 800 millones de euros.
Hasta ahora, el club había fondos propios (125 millones) y con el 120 millones del acuerdo de LaLiga con CVC. Con el compromiso de Apolose cubre este déficit, logrando que el sueño de un centro deportivo, de ocio y cultural de primer nivel se convierta en una realidad palpable.
De esta forma, la suma de la inversión en la compra de control (cerca de 1.200 millones) y el rescate financiero de las infraestructuras (555 millones) es lo que impulsa la cifra total de la operación a los casi 1.800 millones de eurosconfirmando el compromiso del fondo a largo plazo con la entidad madrileña.
Aunque el centro de control financiero se traslade a Nueva York, el alma del Atlético de Madrid, al menos en la gestión diaria, mantendrá la misma impronta. Miguel Ángel Gillíder del club durante dos décadas, seguirá como director general, y Enrique Cerezo seguirá presidiendo la entidad.
Miguel Ángel Gil dio la bienvenida al nuevo socio con unas palabras que sonaron a declaración de principios. Destacó que Apollo Sports Capital «respeta la historia, las tradiciones y la identidad del Atlético de Madrid y su afición».


Para el CEO, era crucial encontrar un socio a largo plazo que no sólo viera números en la plantilla, sino también potencial de crecimiento fuera del campo, especialmente en el desarrollo urbano y comercial de la Ciudad de los Deportes.
Robert Givonesocio de Apolo y codirector del ASC, devolvió el gesto, rindiendo homenaje a la tradición del club: «El Atlético de Madrid es una de las grandes instituciones deportivas de Europa y es un honor para Apollo Sports Capital invertir en este club histórico y su legado de más de 120 años».
El Atlético de Madrid es la principal inversión de Apollo
La adquisición por parte de ASC es un movimiento singular, ya que el fondo ha asegurado que el Atlético será su principal inversión y no formará parte de una nebulosa de tiempo compartido, factor que elimina preocupaciones sobre posibles conflictos de intereses con otras entidades deportivas. Sin embargo, el gigante ya tiene tentáculos en España, como sus inversiones en el Mutua Madrid Open.
La formalización definitiva de este matrimonio entre la pasión rojiblanca y el capital americano se espera para el primer trimestre de 2026, una vez obtenidas las autorizaciones regulatorias necesarias.
En ese momento, el Atlético de Madrid entrará oficialmente en la era Apolo, con la promesa de fortalecer su músculo financiero, asegurar la competitividad deportiva y, sobre todo, construir un legado de infraestructuras que aspire a ser tan perdurable como la pasión de sus seguidores.
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