así es el apagón digital del Vaticano para el cónclave

La elección de un nuevo Papa es una tradición bimilenaria. Pero el primer cónclave de la historia se celebró entre entre el otoño de 1269 y el verano de 1270, hace 800 años. En aquel surrealista período, los habitantes de Viterbo, agotados por una elección que no se cerraba y desfallecidos por el hambre, prohibieron a los cardenales toda comunicación exterior. Lo hicieron encerrándoles bajo llave e incluso racionándoles la comida en el intento que llegaran por fin a un acuerdo. Finalmente, los cardenales lo lograron 1.006 días después, con el nombramiento de Gregorio X.
Desde entonces, el rito se ha mantenido. El secreto absoluto de los procedimientos y deliberaciones entre los cardenales, también. Pero las amenazas hoy ya no son las que eran: el peligro procede de futuristas cachivajes tecnológicos, y el espionaje puede ser invisible y remoto.
Sin móviles
Por eso, el Vaticano, que en estas cosas no es novato (en el pequeño Estado han sido un sinfín en estos años los encuentros dedicados, por ejemplo, a cuestiones como la inteligencia artificial), ha encontrado una solución: el apagón digital. Ya ocurrió en la elección que llevó al nombramiento de Francisco en 2013 y el Gobierno del estado de la Ciudad del Vaticano lo comunicó oficialmente el lunes en la noche, en una nota pública.
«Se informa que, a partir de las 15.00 horas del próximo 7 de mayo, todas las instalaciones de transmisión de señal de telecomunicaciones para telefonía móvil ubicadas en el territorio del Estado de la Ciudad del Vaticano —con excepción del área de Castel Gandolfo— serán desactivadas«, señala la nota. La señal regresará despué de que se anuncie «la elección del Sumo Pontífice, pronunciado desde la Logia central de la Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano, con la máxima rapidez que permita la tecnología», añadieron.
El portavoz vaticano, Matteo Bruni, añadió un dato más. «Los cardenales electores deberán dejar sus móviles en Casa Santa Marta hasta el final del cónclave», informó Bruni, al precisar que la decisión no debería afectar la plaza de San Pedro, algo que generó inmediato alivio entre los periodistas.
Y sin internet
No es la única precaución que ha tomado el diminuto Estado que representa el 17% de la población mundial (un 0,3% más que hace 25 años). También, desde hace días, se han llevado a cabo los llamados barridos contra micrófonos ocultos en los lugares donde los príncipes de la Iglesia vivirán, hablarán y votarán (la Capilla Sixtina o, si alguno enferma, Casa Santa Marta).
Il Corriere della Sera, uno de los periódicos más leídos en Italia, detallaba una lista de las tecnologías de seguridad del Vaticano en un artículo. Algunas de las citadas: bloqueadores de frecuencia Jammer para impedir que los móviles o cualquier aparato con tecnología Bluetooth, WiFi o red móvil pueda emitir o recibir señales dentro del recinto; películas protectoras antidron y antiláser espía colocadas sobre los ventanales de la Capilla Sixtina; desconexión total de internet y habilitación de canales de comunicación internos, protegidos por un nuevo sistema de cifrado militar.
El minucioso plan, eso sí, ha contado con potentes colaboradores. De hecho, en la lista, según Il Corriere, figuran empresas como Cip, una firma británica especializada en protocolos cifrados y defensa digital, y Radure, una compañía israelí conocida por sus tecnologías de defensa activa y vigilancia segura. Eso, junto a la ya veterana colaboración con los servicios de inteligencia italianos, una institución de la que proceden también muchos oficiales de la Gendarmería vaticana.
Al margen del dispositivo digital, velarán por la seguridad de los cardenales los cerca de 300 guardias suizos y agentes de la Gendarmería Vaticana.
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