El caso Salazar o los fallos en las pulseras antimaltrato pone en riesgo el voto femenino que permitió a Sánchez resistir el 23-J
los datos de la último barómetro de laSexta Confirman el complicado momento que atraviesa el PSOE en general y Pedro Sánchez en particular tras los escándalos de los últimos meses con los fallos en las pulseras antiabuso, las denuncias de acoso sexual contra Paco Salazar o la vida privada de José Luis Ábalos.
Según los datos del barómetro, el 50,5% de los votantes considera que Alberto Núñez Feijóo será el próximo presidente del Gobiernopor un 47% que cree que Sánchez repetirá en el Palacio de la Moncloa. Por sexo, vemos que los hombres se decantan por Feijóo frente a Sánchez (52,4% frente a 44,9%), mientras que las mujeres se quedan con Sánchez frente a Feijóo (49,1% frente a 48,6%).
Preguntados por quién prefiere que sea el próximo presidente del Gobierno, el 50,5% dice preferir al líder del PP como próximo jefe del Ejecutivo, mientras que el 45,4% prefiere a Sánchez. En este caso, las mujeres prefieren por un ligero porcentaje que Feijóo sea presidente, con un 48,8% frente al 47,2% que opta por el actual presidente del Gobierno.
Sánchez ha hecho de la defensa de los derechos de las mujeres una de sus banderas, presentar al PSOE como «el partido de las mujeres», como aseguró en 2018. Pero ahora, ante estos escándalos, Sánchez ha visto cómo Feijóo ha ido ganando terreno en ese voto femenino, como demuestran los datos del barómetro.
En el PSOE saben perfectamente que el apoyo de las mujeres es clave para salir fuertes en las elecciones. De hecho, en 2023 ya era un elemento determinante: los socialistas Consiguieron hacerse con más del 30% del voto femenino, 8 puntos por delante del PP y muy por encima de otra fuerza de izquierda como Sumar. «Hago un llamado a todas las mujeres: pido a todas las mujeres que voten. Que ninguna se quede en casa, todas voten al PSOE», pidió durante un acto de campaña.
Hace unos meses, Sánchez volvió a expresar públicamente su confianza en el voto femenino, pero el desgaste desde entonces le ha pasado factura. Los audios de Koldo y Ábalos, el caso Salazar o los fallos en las pulseras antiabuso Parecen pesar más que el miedo a un pacto entre derechas.
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