Economia

El legado económico de Don Juan Carlos

El legado económico de Don Juan Carlos
Avatar
  • Publishednoviembre 21, 2025




Hoy se cumplen cincuenta años de la proclamación de Don Juan Carlos como Rey, que abrió uno de los periodos de mayor prosperidad -si no el más- en España. Su Majestad Juan Carlos I reinó en España entre el 22 de noviembre de 1975 y el 19 de junio de 2014, un periodo de casi cuarenta años durante el cual España se transformó por completo, aprovechando el impulso económico sembrado durante los años sesenta, con la industrialización y la creación de una extensa clase media hasta entonces inexistente, base de nuestra prosperidad, incorporando, a ese boom económico iniciado anteriormente, la libertad y la armonía entre todos los españoles.

“El Rey quiere ser rey de todos al mismo tiempo”, dijo don Juan Carlos en su primer mensaje a las Cortes el 22 de noviembre de 1975, y ese propósito, que si lo hubiera pronunciado algún político, podría haberse quedado en una mera consigna electoral, se cumplió plenamente, pues don Juan Carlos trajo la democracia, haciéndolo, además, respetando la legislación entonces vigente (el famoso “de la ley a la ley” de Torcuato Fernández-Miranda) y con el acuerdo mayoritario de quienes entonces ostentaban el poder político. representación heredada del franquismo, los procuradores de Cortes, que votaron abrumadoramente a favor de la octava ley fundamental, conocida como “Ley de Reforma Política”, que derogó las anteriores y promovió, tras ser refrendada por el pueblo español en referéndum, la convocatoria de cortes constituyentes.

Fue, por tanto, un rey que recibió de Franco un poder ilimitado y que lo cedió íntegramente para hacer posible la llegada de la democracia a España, desde el impulso de una reconciliación nacional que permitiera sentar las bases sobre las que impulsar nuestro desarrollo definitivo, la homologación con el resto de las democracias occidentales y permitir recuperar un papel con cierta relevancia en el contexto internacional. Don Juan Carlos dio así continuidad a los principios defendidos por su padre, don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, ​​quien desde el exilio, la mayor parte en Estoril, defendió la “Monarquía de todos”, en el feliz mandato de Luis María Ansón, recibiendo así, una vez convocadas las elecciones a Cortes constituyentes en junio de 1977, legitimidad dinástica, al renunciar Don Juan a sus derechos, anteponiendo los intereses de España y la Monarquía a los suyos propios.

Bajo el reinado de Don Juan Carlos pasamos de un régimen autoritario -aunque suavizado en sus últimos años, pero autoritario en todo caso- a un régimen democrático de libertad; El PCE se legalizó sobre la base de su aceptación de la bandera nacional de todos los españoles, la legalidad, la reconciliación y la Monarquía; Se convocaron elecciones libres para cortes constituyentes, como ya he dicho; La Constitución actual fue aprobada y avalada por los españoles, que ahora algunos quieren derrocar; Del mismo modo, don Juan Carlos abortó el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981; y bajo su reinado España entró en la OTAN, con lo que ello implicó, no sólo desde el punto de vista de la defensa, sino también en la derivación que siempre tiene la tecnología militar hacia el ámbito civil, buscando así también ganancias en eficiencia y prosperidad para la economía.

Los Pactos de la Moncloa lograron frenar la inflación, que había superado los dos dígitos y amenazaba con alcanzar, si no se hacía nada, un proceso hiperinflacionario. Estos pactos lograron moderar los precios, al tiempo que introdujeron eficiencia en varios sectores, con un mercado laboral más flexible y la necesaria contención salarial, lo que contribuyó a reducir costes y suavizar los precios.

Todo ello abrió el camino a un nuevo desarrollo económico, con la incorporación de España al Mercado Común, que impulsaría claramente la economía española. Asimismo, se acometió la necesaria reindustrialización y se mejoró el sector servicios.

España consolidó su atractivo turístico y cultural cuando fue escaparate en el mundo con motivo del quinto centenario de la mayor hazaña de la humanidad, el descubrimiento del Nuevo Mundo, por mucho que ahora algunos aficionados lo critiquen: así, con toda su importancia también en la parte económica, en 1992 se celebraron los Juegos Olímpicos en Barcelona, ​​la Exposición Universal en Sevilla, y la capital cultural en Madrid, un escaparate para España, que contribuyó a mejorar aún más su desarrollado y eficiente sector turístico, que tanta importancia tiene en la actividad. Economía y empleo en España.

Asimismo, España fue miembro fundador del euro, cumpliendo con creces los exigentes criterios de convergencia económica, conocidos como “criterios de Maastricht”: durante su reinado, España logró alcanzar un déficit público inferior al 3% del PIB a principios de mayo de 1998, cuando se decidió qué países formarían la moneda única; la deuda pública cae constantemente hacia el 60% del PIB; estabilidad cambiaria; y la inflación y las tasas de interés en torno al promedio de los países con los registros más bajos de ambas variables.

En todo ese tiempo, la economía creció y pasó, en términos corrientes, de 36.290,3 millones de euros en 1975 a 1.032 millones de euros en 2014, consolidándose como la cuarta economía de la zona euro. Esto impulsó enormemente el PIB nacional per cápita, que partía de 2.840,57 euros en 1975 y alcanzó los 22.218 euros en 2014, mejorando la riqueza de los españoles y aumentando, sobre todo hasta 2007, la riqueza a través del sector inmobiliario, un auténtico ahorro para los españoles.

En el mercado laboral se pasó de poco más de doce millones de ocupados a finales de 1975 a más de diecisiete millones de personas trabajando, resultado de un mercado más flexible que dio dinamismo al empleo, tras varias reformas laborales que redujeron trabas y costes.

En términos reales, el aumento del PIB fue superior al 100% y el PIB per cápita, en esos términos constantes, se duplicó, lo que refleja esta mejora comparable de la riqueza, al ser valores comparables una vez traducidos a dichos términos constantes.

Bajo su reinado, España desarrolló una fabulosa red de infraestructuras: basta ver las autovías y autovías existentes: se pasó de 800 km de autovías en 1975 a 15.048 km de vías de alta capacidad (autopistas más autovías), completando un total de 668.000 km de carreteras de todas las categorías. En cuanto a la red ferroviaria, se mejoraron las líneas convencionales y llegó a España la alta velocidad, lo que permite articular de forma muy eficiente un país con las características geográficas y logísticas de España, con la construcción de diversas líneas y 2.265 kilómetros de alta velocidad. Por su parte, el refuerzo de la red aeroportuaria, con la vanguardista T4 de Barajas como símbolo de la modernización de dicha infraestructura, permitió que el tráfico de pasajeros del aeropuerto pasara de unos 35 millones en 1975 a 195,9 millones de pasajeros en 2014, con un incremento de 160 millones.

Asimismo, múltiples empresas españolas se consolidaron en el mercado nacional para luego poder crecer internacionalmente y expandirse, como Telefónica, Iberia, Ferrovial, ACS, Banco de Santander o BBVA, entre muchas otras, que, a su vez, cuentan con grandes profesionales cuidadosamente formados a lo largo de todos esos años. En muchos casos, se desarrollaron gracias a la eficiencia alcanzada una vez privatizadas las que eran públicas, ganando en eficiencia y convirtiéndose en líderes mundiales en su sector. También impulsaron la I+D+i, lo que supuso pasar del 0,35% del PIB en 1975 al 1,24% en 2014, multiplicando casi por cuatro la cifra de partida. Por otro lado, el sector bancario se saneó en varias fases, siendo las más importantes la de principios de los años 80 y el periodo comprendido entre 2009 y 2013, que permitió la creación de grandes entidades a nivel europeo y mejoró la solvencia y solidez del sector.

Don Juan Carlos fue nuestro mejor embajador para la expansión de España y sus empresas, gracias a su prestigio, su trabajo y su vocación de servicio al pueblo español, que demostró durante todas las décadas de su reinado, bajo las cuales España se transformó económicamente, como he dicho, se modernizó y recuperó todas las libertades, que algunos, ahora, anhelan mutilarlas para devolvernos a los tiempos oscuros de la Segunda República.

Por eso, desde la extrema izquierda atacan de esta manera a don Juan Carlos, desde el odio. Ni siquiera le otorgaron la presunción de inocencia a la que toda persona tiene derecho, sino que lo condenaron anticipadamente, y ahora que todo concluyó sin casos pendientes para Don Juan Carlos, lo siguen maltratando públicamente.

Y este daño se pretende extender a don Felipe, magnífico Rey, y a toda la Monarquía. El ataque a Don Juan Carlos tiene un objetivo que va más allá de su persona. Le atacan por dos motivos: el primero de ellos, su obsesión por eliminar la Monarquía debido a que la restauración se produjo cuando él recibía el poder del régimen anterior, aunque don Juan Carlos logró transformarlo y convertirlo en un marco de convivencia, que también permitió la continuación de la legitimidad dinástica. Por ello, cuestionan todos los títulos otorgados entre 1939 y 1978, porque quieren anular el principal, la designación de Don Juan Carlos como sucesor del título de Rey. El segundo, porque quieren que esto afecte a don Felipe, que abdique y así imponer una república.

Si hoy se puede criticar a Don Juan Carlos es porque Don Juan Carlos nos trajo la libertad. Toda la sociedad española debería recordarlo: si hemos podido disfrutar de la prosperidad que tenemos es gracias a que una persona, Don Juan Carlos -con sus aciertos y sus errores-, junto con un pequeño grupo de colaboradores, decidió transformar España en una nación libre, de concordia y reconciliación, y de prosperidad, como demuestran los datos económicos.

Espero que la Monarquía sobreviva y Don Felipe pueda seguir siendo el gran Rey que es, como sin duda lo será Doña Leonor como Reina en su día. Si eso sucede -eso esperamos- habremos salvado la Monarquía parlamentaria y constitucional, que el tiempo ha demostrado ser el mejor régimen para España y que ha impulsado claramente la prosperidad, como lo demuestran los datos económicos del reinado de Don Juan Carlos presentados en este artículo, un reinado del que conmemoramos hoy el cincuentenario de su inicio, con todo el agradecimiento hacia Don Juan Carlos, a quien todos los españoles tanto debemos, incluida la libertad, la reconciliación y la prosperidad. El impulso económico que se ha producido bajo la Monarquía es muy importante, gracias, entre otras cosas, a la estabilidad que ha proporcionado a la sociedad y a la economía españolas, con un sólido desarrollo económico estructural. Por eso, es sumamente importante preservar la Monarquía, porque no sólo está en juego nuestra libertad y convivencia, sino también nuestra prosperidad.



Puedes consultar la fuente de este artículo aquí

Compartir esta noticia en: