El PSOE y Junts aceleran para cerrar el traspaso de inmigración a Cataluña en los próximos días
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Todo indica que esta vez será la definitiva. Tras más de un año de negociaciones repletas de altibajos y amagos de romperlo todo, el PSOE y Junts, según confirman fuentes de ambos partidos, se encuentran muy cerca de llegar a un acuerdo para el traspaso a Cataluña de las competencias de inmigración. La retirada de la proposición sobre la cuestión de confianza a Pedro Sánchez, a raíz de la petición del mediador internacional, ha permitido acercar posiciones entre posconvergentes y socialistas. El acuerdo se espera para los próximos días, probablemente la semana que viene, y junto a la prometida transferencia puede empezar a llegar la calma a esta convulsa legislatura.
«Hemos avanzado y estamos cerca. Puede haber acuerdo pronto», señalan en la dirección socialista. Fuentes posconvergentes también reconocen que el pacto está «a punto de caramelo«, aunque añaden que todo se podría torcer una vez más. También otras fuentes socialistas explican que el entendimiento no está del todo «cerrado». En cuanto se consiga («la semana que viene, el día que sea», continúan los mismos interlocutores) se anunciará y después se registrará una proposición de ley firmada por los dos partidos, poniendo fin a una compleja negociación que comenzó cuando a principios de 2023, nada más arrancar el actual mandato de Sánchez, los posconvergentes aceptaron abstenerse y permitir la convalidación en el Congreso de dos decretos.
Desde entonces, los contactos han sido constantes. En Suiza y en España, con y sin el mediador internacional, a través de reuniones presenciales y telemáticas. Por la parte socialista, los principales negociadores han sido el ministro de Justicia, Félix Bolaños; el secretario de Organización, Santos Cerdán, y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Por parte de Junts, el propio Carles Puigdemont y el secretario general del partido, Jordi Turull.
Jordi Turull y Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. / JÚLIA REGUÉ
La falta de acuerdo sobre el traspaso, junto con la oficialidad del catalán en la UE y la ausencia de «amnistía política», llevó a Puigdemont a exigir en diciembre una cuestión de confianza a Sánchez. El pulso planteado por el expresident de la Generalitat tensó la situación, pero finalmente el partido de Puigdemont ha acabado retirando la exigencia a petición del mediador. En su comunicado, el diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez aseguraba que había acuerdos que podían cerrarse en breve y que un choque de estas características podía suponer «un retroceso difícil de superar».
Tres escollos han alargado la negociación: el papel de los Mossos en las fronteras, la capacidad abrir expedientes de expulsión y la expedición de permisos como los NIE
Los tres escollos
De momento, ambos partidos guardan silencio sobre los detalles del futuro acuerdo, que hasta ahora se ha visto frustrado, sobre todo, por el papel de los Mossos d’Esquadra en el control de las fronteras catalanas. El partido de Puigdemont defendía que la policía autonómica de Catalunya se encargase de esta tarea de forma exclusiva, desplazando a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, mientras el PSOE insistía en que una medida de este tipo iba contra la Constitución y la Unión Europea.
Por el camino, sin embargo, se han abierto soluciones intermedias, y se han tomado como ejemplo fórmulas como el ‘modelo compartido’ de Baviera (Alemania). Una de las fuentes consultadas asegura que el pacto con el que se está trabajando pasa por una «cogestión de la frontera» y por destinar más agentes de los Mossos de Esquadra a estas infraestructuras para poder asumir estos trabajos. Justamente esta semana, Gobierno y Generalitat han llegado a una acuerdo para llegar a los 25.000 agentes de los Mossos en 2030.
Pero este no ha sido el único impedimento, otra de las reclamaciones de Junts que ha despertado recelos en el Gobierno era la capacidad abrir expedientes expulsiones y la expedición de permisos como los NIE. El secretario general de Junts, Jordi Turull, explicó en una entrevista en EL PERIÓDICO que el Gobierno trataba de dejar el traspaso en una «encomienda de gestión». Es decir, permitir que la Generalitat tramitara y comunicara las resoluciones, pero sin capacidad de resolución, algo que Junts consideraba inaceptable. Para Junts, este acuerdo debe suponer, más allá de dotar a la Generalitat de más competencias en un tema sensible, un «reconocimiento nacional de Cataluña».
Competición con ERC
El traspaso de competencias en inmigración es importante para Junts por dos motivos. Por un lado, busca reducir el trasvase de voto hacia Aliança Catalana. Según el último CEO, si se celebraran unas nuevas elecciones en el Parlament, hasta un 5% del electorado posconvergente elegiría ahora la papeleta de la extrema derecha independentista, lo que supondría perder unos 27.000 votos.
Pero, por la otra parte, el pacto también intenta marcar diferencias con ERC, a quien durante años han achacado apoyar al PSOE «a cambio de nada». La competición entre ERC y Junts es el patrón habitual de la política catalana. Pero, si en 2017 la batalla era por ver quién aguantaba más el pulso frente al Estado y era más unilateralista, a pesar de compartir Govern; ahora la lucha se centra en conseguir un mayor rédito de la negociación con el PSOE.
La competencia histórica entre ERC y Junts se basa ahora en conseguir un mayor rédito de la negociación con el PSOE
Hasta hace no tanto, los posconvergentes desdeñaban la estrategia pactista que los republicanos empezaron en 2019. De hecho, el «a cambio de nada» fue una de las expresiones que los posconvergentes más usaron para descalificar la estrategia de sus contrincantes. Sin embargo, quien esta semana ha recuperado la expresión ha sido el líder de ERC en Madrid, Gabriel Rufián, que aprovechó la retirada de la proposición sobre la cuestión de confianza de Junts para tratar de dar la vuelta al relato de los últimos años.
En las últimas semanas, los republicanos se han apuntado dos puntos a cuenta de Rodalies y el FLA. Una victoria que ha tenido mejor sabor en la sede de Calàbria por el hecho de que ha coincidido en el tiempo con los posconvergentes retractándose de su ultimátum por petición del mediador internacional. Sin embargo, si no se tuerce a última hora, el acuerdo de inmigración permitirá a Junts anotarse una victoria importante.
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