El rechazo de los católicos MAGA de Trump a un Papa en la línea de Francisco crea el temor a un «cisma líquido»

Cuando Francisco viajó en 2015 a Estados Unidos fue recibido como una estrella. En el país con la cuarta población mayor de católicos tras Brasil, México y Filipinas (unos 53 millones de adultos, que son cerca del 20% de los habitantes) el argentino llenó el Madison Square Garden, se convirtió en el primer Papa en dirigirse al Congreso en Washington y dio una misa multitudinaria en Filadelfia.
Su papado, no obstante, coincidió con la pujanza de un catolicismo ultraconservador en EEUU que en buena parte ha crecido movilizándose en su contra. Ese movimiento abraza y revive viejas prácticas, como las misas en latín que Francisco trató de limitar o el uso de los velos y la doctrina más inmovilista en asuntos de género, justicia social o medioambiente, en los que Bergoglio dio discretos pasos de apertura. Y esos tradicionalistas extremos acusaron a Bergoglio de ir demasiado a la izquierda y de dar pasos para abrazar la modernidad o para hacer más atractiva la Iglesia para los jóvenes que, según ellos, solo han servido para crear confusión y no para ganar fieles.
El Papa Francisco, el 25 de septiembre de 2015, durante la misa que ofició en el Madison Square Garden en Nueva York. / ANDREW BURTON / POOL / EFE
El papado de Francisco coincidió también con el auge de movimientos populistas reaccionarios de extrema derecha en EEUU y en el mundo occidental y con la llegada al poder en dos ocasiones de Donald Trump. Y vio nacer a los llamados católicos MAGA, siglas del movimiento trumpista ‘Make America Great Again’ (Hacer EEUU grande de nuevo), con figuras emblemáticas como Steve Bannon o como el vicepresidente J.D. Vance, un converso reciente (2019) que se ganó una reprimenda del Papa cuando trató de usar la doctrina para justificar las políticas contra los inmigrantes de Trump.
Esa rama ultraconservadora, tradicionalista y reaccionaria tiene aún números pequeños, pero gana fuerza y exhibe su músculo en EEUU, no solo por la presencia en los más altos estamentos del poder (católicos son cinco de los seis jueces conservadores del Tribunal Supremo y un 20% del gabinete de Trump) sino también a través de una red de universidades, centros de estudios y laboratorios de ideas, así como por un potente ecosistema de medios de comunicación, redes sociales y creación de contenido de internet. Y ahora que ha llegado la hora de determinar la sucesión de Francisco, trata también de elevar su influencia en el cónclave vaticano.
El cisma líquido
Pese a que los estadounidenses católicos conservadores son todavía una minoría expertos como Massimo Faggioli, un profesor de estudios religiosos Universidad de Villanova, han avisado de que «no conviene menospreciarlos». Son, como recordaba en ‘Politico’ el experto, inusualmente ricos e influyentes y el Vaticano, con sus problemas económicos por el déficit o las pensiones, los necesita.
El ideólogo del Trumpismo, Steve Bannon, hace un controvertido gesto calificado de nazi durante la Conferencia de Acción Política conservadora en febrero pasado. / CPAC / EFE
«Para ellos este cónclave es solo una batalla en una guerra de décadas«, decía Faggioli, que ha barajado la idea de que si el resultado del cónclave no es el que esperan esos conservadores, ansiosos por evitar una línea de continuismo con Francisco, bien podría producirse un «cisma líquido», uno donde no hubiera una ruptura formal pero sí dos partes que cada vez se ignoran más.
«El miedo es que básicamente se podrían volver una Iglesia católica independiente del Vaticano», le decía Faggiolo a ‘The Wall Street Journal’, donde Stephen White, responsable del Catholic Project en la Universidad Católica de Washington, también comparaba esa posible ruptura por líneas nacionales con escisiones que se produjeron en la Iglesia anglicana.
Una Iglesia que cambia
El Catholic Project de White realizó en 2022 un estudio que subraya el cambio trascendental hacia el tradicionalismo que se está produciendo en la Iglesia católica de EEUU, empezando por su clero. En el sondeo se entrevistó a 3.500 sacerdotes del país y el 80% de los ordenados desde 2020 se definieron como «conservadores» u «ortodoxos».
Francisco fue consciente de la fuerza de esa ola y del poder de la rama conservadora en EEUU y no ocultaba su preocupación. Ya antes de chocar con Vance, combatió contra algunos de sus representantes emblemáticos, como el cardenal Raymond Burke, su crítico más vocal en la jerarquía estadounidense, o Joseph Strickland, que fue obispo de Tyler (Texas). Y en 2023 el Papa advirtió de una «actitud reaccionaria muy fuerte y organizada» en la Iglesia católica de EEUU. «Me gustaría recordar a esta gente que ir hacia atrás es inútil«, dijo. Alertó, ademas, de lo que pasa «cuando las ideologías reemplazan a la fe».
El cardenal Raymold Burke sale de la Basílica de San Pedro durante la Capilla Burning de Francisco, el 23 de abril. / MASSIMO PERCOSSI / EFE
Su alarma no ha frenado el crecimiento. Según los datos del centro Pew, hoy el 53% de los católicos estadounidenses se identifican como republicanos, mientras que el 43% lo hacen como demócratas, y son porcentajes paralelos a los del voto católico en las últimas elecciones presidenciales. Si en 2020 Trump y Joe Biden (el segundo presidente católico de EEUU) se repartieron casi a medias los votos de católicos, el republicano le sacó 11 puntos de ventaja a Kamala Harris en esa parte del electorado.
Según el centro Pew, un 78% de los católicos estadounidenses tenían una visión favorable de Francisco, pero el número genérico oculta la corriente de división: esa aprobación llegaba al 90% entre los demócratas pero se quedaba en menos del 70% entre republicanos. Y aunque un 60% de los católicos quieren una iglesia más inclusiva, los que quieren que se mantenga más fiel a lo tradicional, aunque signifique perder fieles, son ya el 37%.
Oraciones en Mar-a-Lago
«Los cardenales se dan cuenta de que sus feligreses están tendiendo realmente más a lo conservador y eso estará en sus mentes conforme están en el cónclave», le ha dicho también a ‘Politico’ John Yep, que fundó en 2022 Católicos para católicos, una agresiva organización política que ya ha organizado en Mar-a-Lago, el club privado y residencia de Trump en Florida, dos oraciones para el presidente, donde para asistir había que pagar 1.000 dólares.
Su grupo es parte de esa amplia nueva red de poder e influencia católica ultraconservadora en EEUU en la que entran también blogs y redes sociales, que han están intensificando su trabajo de creación de opinión en las jornadas previas al cónclave. Y extienden análisis, opiniones pero también lideran campañas contra ‘papables’ a los que se oponen.
La web LifeSiteNews, por ejemplo, publicó un vídeo del cardenal filipino Luis Antonio Tagle interpretando en un karaoke el ‘Imagine‘ de John Lennon. Le acusaron de «rendición al ateísmo» por versos de la canción como «imagina que no hay cielo». Es la misma web que sugirió que el papado de Francisco no fue válido porque hubo, según ellos, irregularidades en el cónclave de 2013 en que fue elegido. Lo de cuestionar la integridad de las elecciones ya no es territorio solo de Trump.
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