Europa tiene que ofrecer a los países del sur algo más que la visión paternalista de nuestros valores
«El Mediterráneo no es una tontería». Cuna de civilizaciones históricas, la región abraza tres continentes, tres religiones monoteístas, decenas de idiomas y alfabetos y hasta 22 países que comparten 46.000 kilómetros de frontera marítima. También es crucial para el futuro de la Unión Europea en un escenario internacional marcado por la incertidumbre y las turbulencias geopolíticas.
[–>[–>[–>Tres décadas después de la llamada Declaración de Barcelona, que abogaba por una mayor asociación política y económica entre Europa y África, el club comunitario trata de robustecer los lazos de cooperación con sus vecinos del sur. Es por esa razón que, hace un mes, Bruselas anunció el Pacto por el Mediterráneo, una nueva estrategia para dar forma a esa ambición.
[–> [–>[–>Sin embargo, la vecindad puede no ser suficiente para forjar las alianzas deseadas. «La UE tiene que poner sobre la mesa una oferta que sea atractiva, algo más que la visión paternalista en que vendemos nuestros valores como los universales», ha advertido Stefano Sannino, director general para Oriente Medio, Norte de África y el Golfo de la Comisión Europea. El modelo bilateral propuesto va más allá de prestar ayuda a los países mediterráneos a cambio de la adopción de políticas concretas. «Debemos ser más humildes», ha añadido, «no establecer qué tienen que hacer desde la arrogancia occidental».
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Nasser Kamel, secretario general de la Unión por el Mediterráneo, habla durante los Puentes Europeos organizados por EL PERIÓDICO. / Jordi Otix
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Puentes europeos
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El veterano diplomático italiano, secretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior entre 2021 y principios de este año, ha sido uno de los ponentes principales de la tercera edición de European Bridges, un ágora organizada por EL PERIÓDICO y Agenda Pública con el patrocinio de la Generalitat de Catalunya para conectar a empresas e instituciones europeas para poner sobre la mesa cuestiones cruciales de la actualidad.
[–>[–>[–>Bajo el título El Mediterráneo como puente y frontera entre Europa, África y Oriente Medio, el evento de Prensa Ibérica ha reunido este lunes en la sala Ramón y Cajal de la Universitat de Barcelona a diplomáticos, académicos e investigadores que han abordado los múltiples retos que afronta la UE para desplegar esa estrategia de seducción ante potencias como Estados Unidos o China. «Europa es más débil que en 1995 y eso hace que mirar al sur sea cada vez más necesario», ha apuntado Dolors Camats, directora de la Fundació Catalunya Europa. «Podríamos haber tenido una cooperación mucho más estrecha con el Norte de África que habría dado resultados más prósperos para nuestras sociedades».
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La UE y sus socios mediterráneos también encaran un alud de retos en los que necesitan hacer frente común como el cambio climático, la migración, la autonomía energética o la «bomba demográfica» de la región —en palabras de Camats— frente a una Europa cada vez más envejecida. Sannino ha advertido que, para responder a esas problemáticas, Bruselas debe mantener una posición «flexible» para llegar a acuerdos «país a país», pero que los vecinos del sur también «tienen que decidir qué quieren».
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Stefano Sannino y Dolors Camats, directora de la Fundació Catalunya Europa, durante los Puentes Europeos organizados por EL PERIÓDICO. / Jordi Otix
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Nuevas medidas
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Sannino ha adelantado que en marzo de 2026 se anunciarán los detalles de ese nuevo Pacto por el Mediterráneo, que incluirá medidas concretas para tejer un mercado común, conectar las universidades europeas con las norsaharianas y del golfo Pérsico, agilizar la concesión de visados para garantizar la libre circulación de académicos de la región (y hacer así que el conocimiento fluya) o ampliar el programa Erasmus a los vecinos del sur, propuesta vista con buenos ojos por Nasser Kamel, secretario general de la Unión por el Mediterráneo, también presente en el encuentro.
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¿Puede Europa mirar hacia el este y, al mismo tiempo, también hacia el sur? Esta cuestión, estratégica para la UE, ha marcado gran parte del debate. La ampliación del club comunitario hacia países del este como Polonia o Hungría podría haber reducido la profundización de la unión, ha indicado Camats. Eso está haciendo que crezca el escepticismo con las candidaturas de Turquía, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia, Albania, Ucrania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia y Georgia. En ese sentido, Sannino ha señalado que toda relación es cosa de dos y que el compromiso es crucial. «En algún momento nos hemos engañado mutuamente», ha confesado.
[–>[–>[–>El representante de la Comisión para Oriente Medio, Norte de África y el Golfo ha recalcado que, si bien ve vital que Bruselas tienda puentes con la región mediterránea, la priorización de esa ampliación oriental no responde a cuestiones espurias, sino a los vientos de guerra que soplan desde Moscú. «No debemos subestimar las amenazas de Rusia«, ha advertido. «La seguridad de Europa está en riesgo. Los bálticos lo ven más de cerca, pero esto nos afecta a todos».
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