ha hecho una gran inversión en ellos
En las oficinas de Rostec, el exportador estatal de armas del Kremlin, Vietnam no es Vietnam. Es «Cliente 704». Bajo este enigmático código se esconde una negociación secreta para cerrar un acuerdo militar de unos 8.000 millones de dólares, una operación diseñada para eludir las sanciones occidentales mediante una red financiera compleja involucrando empresas conjuntas de petróleo y gas. El objetivo es claro: dificultar al máximo la localización de los fondos y armar a un socio histórico.
De hecho, la pieza central de este pacto multimillonario es la adquisición de cuarenta combatientes Caza Su-35. Estos avanzados aviones de cuarta generación supondrían una modernización de un plumazo para la Fuerza Aérea de Vietnam, reforzando considerablemente su capacidad operativa en una región tan volátil como el Sudeste Asiático. Se trata de un movimiento estratégico que consolida los lazos militares entre Hanoi y Moscú en un momento de máxima tensión global. Este refuerzo militar se produce en una situación geopolítica compleja, donde las tensiones son constantes, especialmente por el poder aéreo de otras potencias, lo que explica que China y sus aviones de combate asusten a Estados Unidos en esta misma zona de influencia.
Estas conversaciones, que habían sido interrumpidas estratégicamente tras el estallido de la guerra en Ucrania, Se retomaron este mismo año con renovado impulso, según United24media, que ha tenido acceso a documentos internos de la operación. La discreción es máxima, pero la ambición del acuerdo es evidente y abarca mucho más que la simple compra de aviones. La capacidad de Moscú para cumplir con un acuerdo de esta magnitud ha sido objeto de análisis, dado que Rusia tiene un problema con la producción de misiles y armas avanzadas debido al desgaste de la guerra.
Una cooperación que también abarca la guerra electrónica
En este sentido, el acuerdo demuestra una colaboración multinivel que va más allá del poder aéreo. El paquete negociado también contempla la entrega de nueve sistemas de guerra electrónica a lo largo de 2024, un equipo clave para neutralizar las capacidades del adversario en un conflicto moderno. Este tipo de tecnología es fundamental en los conflictos actuales para anular la creciente amenaza de los vehículos no tripulados, campo en el que Rusia ha desarrollado un sistema para combatir drones que ahora podría formar parte de su cartera exportadora.
Asimismo, la planificación se extiende al próximo año, cuando se realizará la entrega de veintiséis inhibidores de caracteres móvilessubrayando la naturaleza a largo plazo de una alianza que busca cubrir múltiples facetas de la defensa vietnamita con tecnología rusa.
Como era de esperar, esta maniobra no ha pasado desapercibido en Washington. La administración del presidente Donald Trump ya ha tomado medidas y el Tesoro de Estados Unidos ha sancionado a una empresa con sede en Hanoi por su supuesta conexión con estas transacciones.
Por su parte, un funcionario vietnamita justificó la operación como parte de un proceso de diversificación defensivaargumentando la necesidad de reducir la dependencia de un único proveedor de armas. Una explicación que choca con la dimensión de un acuerdo que, precisamente, estrecha los vínculos con su proveedor tradicional.
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