Lo del Real Madrid en la Champions se llama efecto Pigmalión y el Atlético ha sido hasta ahora su mayor víctima
Esa de «la historia tiene mucho peso» es una de las frases más repetidas cuando el Real Madrid empieza a emerger en la Champions League. Da igual el momento que atraviese el club blanco que cuando llega la hora de jugarse las castañas en Europa siempre parece contar con un extra que le aporta el factor emocional de haber ganado más del doble de veces que cualquier otro contrincante que pueda aparecer en su camino. Y más cuando de por medio en su competición fetiche, que no en el resto, está el Atlético, con todo lo que ello supone y el historial reciente entre ambos.
Ya sea en finales o en eliminatorias, en el derbi de Europa por antonomasia (seis episodios hasta ahora) el equipo victorioso siempre fue el mismo, y eso puede ser un factor a tener en cuenta cuando ambos equipos se enfrenten en el cruce de octavos que arranca este martes (21.00; Movistar Liga de Campeones). Porque no hay duda de que Diego Pablo Simeone ha provocado un cambio de aires en los derbis de la capital, pasando de no ganar en 14 años antes de su llegada a perder solo uno de los últimos siete partidos, pero con un asterisco.
Aunque el Atlético siempre ha competido cuando se ha cruzado con su eterno rival en la máxima competición continental, la realidad marca que nunca le ha eliminado, siendo la única asignatura pendiente de Simeone desde su llegada al banquillo rojiblanco hace ya 13 años. «Como siempre relacionamos las cosas a la historia, la del Madrid en la Champions es extraordinaria. Pero segurísimo que tendremos una gran oportunidad», enfatizaba Simeone en la previa, tratando de restar trascendencia a los episodios vividos previamente.
Dos finales y cuatro eliminatorias de color blanco
Esos que, inevitablemente, flotan en el ambiente. Se juntan este martes en el Bernabéu dos factores que convierten el derbi de octavos en un duelo más que mental. Por un lado, el romance aparentemente perenne del Madrid con la competición, y por otro el bonus que supone haberlo llevado al extremo siempre que se ha cruzado en ella con su rival capitalino. Ya sea en las finales, una ganada tras empatar en el descuento y otra en los penaltis, como en las eliminatorias en las que el Madrid ha llevado al extremo lo que en la psicología se conoce como efecto Pigmalión, el fenómeno que se utiliza para referirse a aquel que consigue lo que se proponía previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo.
También habla la psicología de ese fenómeno de la potencial influencia que ejerce la creencia de una persona en el rendimiento de otra, algo que entra en juego en el derbi de este martes a la vista de que es el primero en los últimos siete años, y apenas quedan supervivientes en ambas plantillas del último en 2017. «Son sensaciones que se van uniendo y al final la gente se lo cree. Hablamos de creencias que están basadas en la realidad y que como hay jugadores veteranos que transmiten esa idea, pues al final los jugadores nuevos que entran se van metiendo en esa idea», explica David Peris, Presidente Federación Española de Psicología del Deporte.
Ramos marca en la Final de Campeones de 2016. / EFE
«Podríamos hablar del aprendizaje asociativo. Tú asocias recuerdos, situaciones, emociones a cosas que han pasado. Se ha ido construyendo esa imagen, esa sensación de que en Champions son fuertes, de que pueden ganar. Y encima lo que hacen, porque tienen mucha calidad individual pero también porque se creen que pueden hacerlo», abunda Peris, que resta importancia al hecho de que apenas queden un par de jugadores en cada plantilla (también Ancelotti y Simeone) al irse «traspasando de generación en generación».
«Son partidos en los que lo mental es más importante que el resto de factores. Y en esas situaciones en que tú te sientes más cómodo, tu autoconfianza aumenta. Te manejas mejor en situaciones del estrés, te focalizas mejor en aquello que te pueda ayudar y en el caso del Real Madrid hacen que transmitan estén más cómodos en Champions que cualquier otro equipo del mundo», explica Peris, que también recalca que «tus creencias, en este caso deportivas, hacen que el rival se achante y ellos jueguen peor. Si el contrincante te ve capaz de conseguir algo épico va con más miedo y puede jugar peor«, reflexiona el psicólogo deportivo, que también apunta a la posible respuesta mental del Atlético.
El «partido a partido», más importante que nunca
«Al final se trata de jugar once contra once y Simeone suele enfocar sus mensajes en esa línea. Él se centra mucho en lo que está pasando ahora y cómo puede superar la situación, su ‘partido a partido’. Y en analizar cómo juega el Madrid en diferentes momentos y qué puedes hacer tú en esos momentos, también a la hora de sobreponerse a las situaciones complicadas con las que cuenta de antemano. Y darles a sus jugadores herramientas, también en lo mental», analiza Peris, advirtiendo de que todo mensaje y creencia tiene su vuelta de hoja.
«El Atlético también puede mirar atrás, además en el pasado reciente, en los partidos que ha tenido contra el Madrid o mismamente contra el Barça en Copa del otro día. Grandes equipos contra los que ha sido capaz de superar dificultades y ha sabido encajar golpes y reponerse bien. Ese es el mejor ejemplo para interpretar a tu favor en lo que podríamos llamar ‘economía de pensamientos'», apunta Peris, que señala otro factor que psicológicamente puede jugar a favor del Atlético y en contra del Madrid cuando ruede el balón.
«También se puede ver todo desde otra perspectiva, y seguramente estén trabajando en ello en el Atlético. Los equipos españoles, Barça y Atlético, pueden ser los peores posibles para el Madrid ya no solo por su calidad, sino porque rompen con el plus ese que tiene el Madrid en Europa de equipo campeón y casi imbatible. Al conocerlo del día a día, más de la liga doméstica, son conscientes de que también tienen debilidades, y son conscientes también de que son ganables, porque ellos mismos lo han hecho», concluye, apuntando a que, como en todo en la vida, en el fútbol nada está escrito, y todo depende desde el prisma desde el que se mire.
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