mi intuición me dice que no quiere hablar. Y no voy a humillarme
«El día que mi intuición me diga que (Donald) Trump está dispuesto a hablar, no dudaré en llamarlo. Pero hoy mi intuición me dice que no quiere hablar. Y no voy a humillarme». Luiz Inacio Lula da Silva tomó la palabra cuando terminaba el primer día de vigencia de los aranceles del 50% impuestos por Estados Unidos a las exportaciones brasileñas por razones más políticas que comerciales. La situación judicial del expresidente Jair Bolsonaro ha sido uno de los detonadores de una medida que ha obligado a la diplomacia brasileña a presentar un recurso ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Lula dijo que su país no tiene intención de anunciar aranceles recíprocos y que tampoco abandonará las instancias de negociación se se abre un resquicio que en la actualidad no existe. Como señaló el ministro de Exteriores, Mauro Vieira: «lo que no estamos encontrando es diálogo». A pesar del efecto revulsivo en la economía y las primeras repercusiones en los mercados del gravamen, el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) ha hecho una primera estimación y consideró que los daños de los aranceles no serán tan drásticos en la economía del gigante sudamericano. Señaló al respecto el mandatario: «si Estados Unidos no quiere comprar, buscaremos a otro al que vender». Remarcó al respecto que en la actualidad el intercambio comercial con EE. UU representa solo el 12 % de la balanza comercial brasileña, frente a casi el 30% de China». Reconoció no obstante que el Gobierno debe «crear las condiciones para ayudar» a las empresas afectadas. «Tenemos la obligación de velar por el mantenimiento de los puestos de trabajo de las personas».
Hasta días atrás, las encuestas daban cuenta de un rechazo social a las acciones emprendidas por Trump. Ese malestar no significa necesariamente un respaldo a Lula. Pero el líder del PT no ha perdido de vista la necesidad de levantar la voz. Las actitudes del magnate republicano son «antipolíticas y anticivilizatorias» porque «crean problemas en una relación que antes no existían». A pesar de que las relaciones bilaterales han transitado a lo largo del siglo XX por un sendero preferencial respecto a otros países latinoamericanos, entre otras razones por la participación brasilera en la Segunda Guerra Mundial junto con los aliados, Lula recordó la participación norteamericana en el derrocamiento de João Goulart. «Ya habíamos perdonado la intromisión de Estados Unidos en el golpe de 1964. Pero esta no es una intromisión menor, es el presidente de los Estados Unidos creyendo que puede dictar normas a un país soberano como Brasil. Es inadmisible».
Respuesta del Brics
También dijo que planea llamar por teléfono a los líderes del grupo BRICS de países en desarrollo, empezando por India y China, para discutir la posibilidad de una respuesta conjunta a los aranceles estadounidenses. Para el Gobierno la embestida de Washington no solo se explica en el caso Bolsonaro sino la participación brasileña en ese bloque del cual participan también Rusia, Sudáfrica y otros países que representan más del 30% del PIB mundial. Pekín ya expresó su solidaridad con Brasil. Lula se propone hablar con los presidentes de ese espacio económico para darle una versión de los hechos.
Estados Unidos y Bolsonaro
Esta vez, el presidente se abstuvo de establecer la conexión entre los aranceles y la encendida defensa de Trump a un Bolsonaro que se encuentra bajo arresto domiciliario por orden del juez Alexandre de Moraes por burlar resoluciones del Supremo Tribunal Federal (STF) Esa relación la hizo el pasado jueves el subsecretario de Estado para Diplomacia Pública y Asuntos Público de los Estados Unidos, Darren Beattie, quien amenazó a los «aliados» del magistrado. Beattie acuso a De Moraes de ser «el principal artífice del complejo de censura y persecución» contra el ultraderechista brasileño. Han sido los «flagrantes abusos a los derechos humanos» y la «caza de brujas» los que le valieron una sanción de Washington.
Según Ruy Castro, columnista ´Folha` de San Pablo, Trump busca instalar un nuevo «Reich planetario» libre de «negros y morenos y, si es posible, inmortal». Los brasileños ya pueden evaluar esa aspiración por los «ataques» contra el país. «Al secuestrar la economía brasileña supuestamente en defensa de Bolsonaro, Trump solo consiguió lo contrario: alertó a los indecisos y hundió a Bolsonaro en las encuestas. Siguiendo este razonamiento, cuanto más perjudique Trump al país, en función de un hombre al que el 60 % de la población quiere ver en la cárcel, peor será la situación de Bolsonaro y de quienes lo apoyan». Con o sin Trump, «Bolsonaro será juzgado, condenado y encarcelado».
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí