¿Qué pasará en el resto del mundo si Trump endurece sus políticas?
«¡Las mujeres serán felices, sanas, seguras y libres! Ya no pensarán en el aborto», aseguraba Donald Trump en la recta final de su campaña durante un mitin en Wilmington, Carolina del Norte. El recién investido presidente se dirigía entonces al electorado, especialmente a las mujeres, un grupo a quien necesitaba convencer. Sin embargo, una vez ganadas las elecciones, la hoja de ruta del nuevo Gobierno sigue siendo incierta.
[–>[–>[–>[–>Uno de los puntos que está en el aire es la postura del republicano respecto al aborto. Aunque durante la campaña evitó hablar de la interrupción del embarazo y se distanció de una posible prohibición federal, el legado del primer mandato de Trump es el de la derogación de la protección constitucional del derecho al aborto. Sin embargo, las políticas que implemente tras su llegada a la Casa Blanca no solo afectarán a los derechos de las estadounidenses, sino que también pueden perjudicar a mujeres de todo el mundo.
[–>Las organizaciones que abogan por el derecho al aborto advierten de que el mayor riesgo está en que la nueva Administración reinstaure y amplíe la Política de la Ciudad de México, también conocida por sus críticos como la Ley Mordaza Global. «Es una política que impide a las oenegés extranjeras que los fondos federales se utilicen para proporcionar abortos, promoverlos u ofrecer información y asesoramiento como parte de la atención médica», explica a EL PERIÓDICO Swetha Sridhar, responsable sénior de investigación en políticas globales de Fòs Feminista. Esta norma recibe el nombre de la Ciudad de México porque surgió tras la Conferencia Internacional sobre la Población de las Naciones Unidas de 1984, con sede en esta ciudad.
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Una política péndulo
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La Política de la Ciudad de México se implementó por primera vez bajo el mandato de Ronald Reagan. Desde entonces, la norma se revoca o restaura en función del presidente que ocupa el Despacho Oval. En ese sentido, todos los presidentes republicanos desde Reagan han respaldado esta política y todos los demócratas han anulado su aplicación. En total, el veto a las organizaciones internacionales que abogan por el aborto ha estado en pie durante 21 de los últimos 40 años.
[–>[–>[–>[–>Durante la primera legislatura de Donald Trump, la norma experimentó la mayor ampliación de su historia. De cara a su segundo mandato, las organizaciones tienen claro que la política volverá. «Anticipamos que la nueva Administración siga lo que dice el Proyecto 2025, aunque recientemente Trump se ha distanciado de él, vemos que muchos de los arquitectos del documento ahora forman parte de su Administración», asegura a este diario Melissa Cockroft, líder global de aborto para la Federación Internacional de Planificación Familiar IPPF en referencia a las propuestas políticas ultraconservadoras elaboradas por la Fundación Heritage como guía del nuevo Gobierno.
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El Proyecto 2025 prevé extender esta norma a toda la asistencia exterior, incluidas las organizaciones que ofrecen ayuda humanitaria, los fondos destinados a los gobiernos de otros países y a organizaciones multilaterales como Unicef. Además, también se aplicaría a las oenegés internacionales registradas en Estados Unidos que anteriormente estaban exentas. Es decir, ninguna de las organizaciones bajo este paraguas podría ofrecer información, asesoramiento o servicios relacionados con el aborto si quiere seguir percibiendo ayudas estadounidenses.
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Las consecuencias de la falta de servicios
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Estados Unidos es el país que más fondos dona a programas de salud global en todo el mundo. En 2024, el Gobierno estadounidense destinó 12.400 millones de dólares para financiar la salud, el triple que el segundo país que más dona, Alemania. Entre los proyectos que reciben fondos estadounidenses se encuentran los de planificación familiar y salud reproductiva, con un presupuesto de 608 millones de dólares.
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«Aunque otros países intenten intervenir para tratar de cubrir la brecha en términos de la financiación disponible, simplemente no es posible. Veremos una disminución en los servicios a nivel global«, afirma Sridhar y añade que «esto implica un aumento en las tasas de mortalidad materna, debido a que mujeres y niñas accederán a abortos inseguros, también un aumento en el número de embarazos no deseados y en las tasas de mortalidad infantil«.
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El acceso a servicios de salud para las mujeres de las regiones más desfavorecidas del mundo ya es de por sí un problema, pero se agrava cuando las oenegés dejan de cubrir esta necesidad. La comadrona Mariame Doumbia se desplaza en una clínica móvil por las zonas rurales de Mali, ayudando a las mujeres que lo necesitan. «Me gusta lo que hago. Me gusta ayudar a las personas, especialmente a los jóvenes. Saben que siempre estoy disponible para ayudarles, y aunque no sepa la respuesta en ese momento, la encontraré. Siempre he sido una educadora sobre estos temas en mi comunidad», asegura.
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Sin embargo, su trabajo se vio amenazado por la falta de fondos. «He trabajado con la oenegé AMPPF durante casi seis años en total, pero hubo una pausa cuando la financiación estadounidense se detuvo debido a la Política de la Ciudad de México. Pude volver a trabajar con financiación canadiense para el proyecto She Decides, y ellos han pagado mi salario durante los últimos dos años», comenta Mariame.
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Recortes en ayuda internacional
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El empeoramiento de los servicios afectaría a países donde el acceso a la salud reproductiva y al aborto seguro ya supone un problema. De los 73 millones de abortos que se provocan cada año en todo el mundo, cerca del 45% se consideran procedimientos peligrosos, y el 97% de esos abortos se practican en países en desarrollo en el sureste asiático, América Latina y África, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Cockroft advierte que «esto significa que las mujeres, sobre todo de algunos de los grupos más marginados, ya no tendrán acceso a servicios esenciales, especialmente a los servicios anticonceptivos».
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Swetha Sridhar asegura que las posibles nuevas medidas desde Estados Unidos se suman un escenario global donde el conservadurismo gana terreno y los fondos destinados a la ayuda exterior se reducen. «No es solo una cosa del Proyecto 2025, es parte de un proyecto más grande que busca controlar el acceso al aborto seguro», comenta.
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«Cuando llegó la primera Administración de Trump, hubo un gran esfuerzo por parte de otros donantes para llenar el vacío que dejó USAID y la implementación de la Política de Ciudad de México. Lamentablemente, esta vez no creemos que se vaya a llenar ese vacío de la misma manera«, concluye Cockroft.
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