The Line, la ciudad futurista saudí en medio del desierto, fracasa
El futuro aún no ha llegado. O, como mínimo, no el que imaginaba el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman. Hace cuatro años, el gobernante de facto del reino anunció otro proyecto faraónico: una ciudad lineal ultrafuturista que se extendería 170 kilómetros a través del desierto. La llamó The Line (La Línea), y tenía que ser un modelo de cómo viviría la humanidad en un mañana. Miles de millones de dólares invertidos después, la joya de la corona del también conocido como MBS apenas se extiende un par de kilómetros sobre la arena. Además, al proyecto le sigue una estela de polémicas y vulneraciones de derechos humanos como en muchas propuestas de su Visión 2030, el plan de transformación de la economía para que el reino pase a ser uno de los países más cerrados del mundo a uno de los más modernos, con una economía diversificada, infraestructuras punteras, ciudades futuristas, abierto al turismo y al capital extranjero.
[–>[–>[–>The Line ha costado hasta ahora 50.000 millones de dólares. En el desierto, solo hay una serie de pilares de metal clavados en la arena y profundas zanjas que cortan el terreno. A lo largo de 170 kilómetros, se iba a construir una ciudad de apenas 200 metros de ancho y 500 metros de alto que albergaría a una población de nueve millones de personas, más de una cuarta parte de la población de Arabia Saudí. Como guinda al pastel, MBS imaginaba un aeropuerto de cinco pistas, un estadio de fútbol flotante y un enorme puerto deportivo artificial. «Como experimento mental, creo que está genial, pero no construyan experimentos mentales», afirmó un experto urbanista que trabaja en el país al Financial Times (FT).
[–> [–>[–>Desalojo de aldeas ancestrales
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Hace un mes, este periódico británico puso de manifiesto el fracaso del proyecto a partir de una veintena de entrevistas con personas involucradas. The Line forma parte de Neom, un megaproyecto urbano en la provincia noroeste de Tabuk, que también tenía que contar con un centro de esquí en el desierto, un complejo industrial flotante y un resort turístico de súperlujo. De momento, no hay fondos suficientes para llevar a cabo la ciudad que tenía que ser supuestamente ecológica y sin coches, aunque activistas saudís han denunciado los múltiples problemas medioambientales que tenía su diseño. Con los costes iniciales disparados, cada vez hay menos inversores extranjeros interesados en dar dinero a un proyecto que, sobre el terreno, ha avanzado más bien poco.
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Así debería ser la ciudad de The Line. / EPC
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Ahora mismo, las obras están paralizadas, aunque no hay cancelación oficial. Una persona familiarizada con el proyecto dijo al FT que ahora los esfuerzos se centran en completar algunos edificios pequeños alrededor del puerto deportivo. Pero el impacto que ha dejado sobre el terreno ya parece irreversible. «Más allá de los riesgos laborales con el personal que está trabajando en la obra, ha habido violaciones de derechos humanos, como los desalojos forzados de varias aldeas ancestrales», por cuyos pueblos tenía que pasar The Line, constata Carlos de las Heras, responsable de Europa y Oriente Medio y Deportes y Derechos Humanos de Amnistía Internacional. «Algunos fueron desalojados de sus casas a punta de pistola y hay personas que han sido condenadas a 50 años de prisión por negarse a abandonar sus hogares», cuenta a este diario.
[–>[–>[–>Agotaría los suministros mundiales
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La palabra ambiciosa se queda corta para describir The Line. La ciudad completamente lineal funcionaría con energía limpia y sin un solo coche. Un muro de 500 metros de altura, más alto que el Empire State, reflejaría el paisaje desértico, en lo que activistas medioambientales denunciaron que provocaría la muerte de millones de aves que migran cada año de Europa a Asia. El elemento central del proyecto era un puerto deportivo oculto excavado en el desierto. Suspendido sobre su elevada puerta, se diseñó un edificio de 30 pisos de vidrio y acero en forma de lámpara de araña. Las leyes de la física han desechado esta parte. Bajo el puerto deportivo, habría una estación de tren ligero de alta velocidad, que conectaría los 170 kilómetros de ciudad, junto a autobuses y módulos sin conductor.
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«Las condiciones laborales de los trabajadores migrantes son muy peligrosas, con jornadas de hasta 16 horas diarias, en algunos casos sin días libres y en condiciones muy precarias»
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Además, sobre la lámpara de araña, tenía que haber un estadio de fútbol con capacidad para 45.000 personas, a 350 metros sobre el nivel del mar, listo para el Mundial de Arabia Saudí de 2034. El Aeropuerto Internacional de Neom se situaría en el este de la línea, y contaría con cinco pistas, una dedicada a aviones supersónicos, y que podría albergar hasta a 100 millones de pasajeros anuales, pero la construcción de este aeródromo ya se ha suspendido indefinidamente.
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[–>La magnitud del proyecto no solo ha agotado los fondos antes de tiempo, sino que la cantidad de materiales necesarios para construirlo acabaría colapsando las cadenas de suministros de metales, hormigón y piedra, aumentando los precios de los materiales. Un exempleado que trabajó en la construcción de The Line dijo al FT que para fabricar el hormigón para los primeros 20 módulos, los contratistas necesitarían un suministro de cemento cada año que sería mayor que la producción anual de Francia.
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Condiciones de los trabajadores migrantes
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Tras superar la euforia inicial por la dimensión del proyecto, empezaron a surgir las dudas, como, por ejemplo, de dónde vendrían los nueve millones de personas que tenían que poblarlo, y el impacto de su construcción a nivel mundial. A su vez, las dificultades surgieron de inmediato y también cosas tan simples como el agua, el alcantarillado, el correo o la recogida de basura. Pero las obras hasta hace poco seguían. «Además, las condiciones laborales son muy peligrosas, con jornadas de hasta 16 horas diarias, en algunos casos sin días libres y en condiciones muy precarias», denuncia De Las Heras.
[–>[–>[–>«El progreso más impresionante que han logrado es diversificar su economía más allá de los hidrocarburos en un período relativamente corto, y lo realmente extraordinario es que muchas de estas industrias y economías tienen un aspecto futurista»
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«Los proyectos a gran escala que ha lanzado el reino requerirán capital e inversión, y si no cuentan con el colchón fiscal para asignar capital interno a estos proyectos, tendrán que asumir más deuda externa», sugiere Khalid Azim, director del Laboratorio de Futuros de la región de Oriente Próximo y Norte de África en el Centro Rafik Hariri para Oriente Medio del Atlantic Council. Aunque The Line se ha quedado atrás, este 2026 el reino saudí celebra el décimo aniversario de su Visión 2030. «El progreso más impresionante que han logrado es diversificar su economía más allá de los hidrocarburos en un período relativamente corto, y lo realmente extraordinario es que muchas de estas industrias y economías tienen un aspecto futurista«, concluye Azim a EL PERIÓDICO.
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