Una apuesta decidida por la investigación
Un buen indicador, aunque no el único, de que una sociedad avanza de forma equilibrada y confiada en su futuro es el esfuerzo que dedica a la investigación, tanto en recursos humanos como materiales, en un área tan importante para su bienestar como es la salud.
[–>[–>[–>Por razones obvias, mi experiencia se centra principalmente en el ámbito médico y, dentro de él, de manera particular en la oftalmología.
[–> [–>[–>Nuestra familia, en su práctica profesional, siempre ha tenido muy presente la idea de que «investigar hoy es curar mañana». Sabemos que dedicar tiempo y recursos a buscar respuestas a enfermedades que aún no las tienen es del todo esencial y tremendamente significativo y diferencial. Por eso, desde hace casi siglo y medio, la investigación ha sido parte fundamental de nuestra forma de entender la medicina.
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La labor clínica ha sido casi siempre muy intensa, gracias al gran número de pacientes que han confiado en nosotros. Pero el verdadero salto llegó cuando decidimos apostar por la investigación básica, algo poco habitual en la medicina privada, no solo en España, sino incluso en Europa.
[–>[–>[–>Al transformar una clínica de gran prestigio en un Instituto capaz de abordar cualquier patología oftalmológica, tuvimos claro que debíamos sumar la formación y ampliar la investigación que ya hacíamos, apostando de forma decidida por la básica, que es como una carrera sin meta fija, cuyos resultados siempre tienen un punto de incertidumbre.
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Esta apuesta exigió importantes esfuerzos, que reunimos en torno a la Fundación de Investigación Oftalmológica (FIO). A ella se unieron de forma altruista importantes entidades privadas, y también recibimos apoyo de distintas administraciones públicas a través de programas –muchos de ellos competitivos– destinados a impulsar la investigación.
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[–>En los quince años transcurridos desde su creación, los resultados han sido, con toda la humildad, muy alentadores. Las patentes y artículos publicados en revistas científicas internacionales lo demuestran, así como el hecho de que algunos avances ya se aplican en tratamientos clínicos y quirúrgicos para los miles de pacientes que atendemos cada año.
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La FIO no ha dejado de crecer, lo que confirma que la decisión fue acertada. En este proceso ha sido clave la Universidad de Oviedo, que incorporó la FIO como Instituto Universitario, dándole así más capacidad para afrontar nuevos retos, incluida la formación de profesionales de la oftalmología.
[–>[–>[–>En esta línea, no puedo dejar de destacar el acuerdo firmado recientemente con TEC Salud, del prestigioso Instituto Tecnológico de Monterrey, y la Universidad de Oviedo. Entre los nuevos proyectos conjuntos destaca la creación de un espacio propio en nuestro Instituto para innovar, investigar e impulsar el emprendimiento, en el que la FIO desempeñará un papel esencial. Gracias al mecenazgo de José Antonio Fernández Carbajal y su esposa, Eva María Garza, este proyecto será muy pronto una realidad.
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Con todo ello, creemos que contribuimos, en la medida de nuestras posibilidades, a encontrar respuestas para problemas que aún no las tienen y a fortalecer el sector biomédico que tanto Oviedo como Asturias buscan impulsar.
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