LUCHA OBRERA | La memoria de las huelgas obreras toma forma: nace el proyecto del museo de la lucha minera en Mieres
Un grupo de antiguos mineros, sindicalistas y personalidades vinculadas a la cultura minera ha decidido unir esfuerzos para impulsar la creación del museo de la lucha minera, un proyecto concebido “como un ejercicio de memoria colectiva, justicia histórica y compromiso con las generaciones futuras”.
[–>[–>[–>La iniciativa, surgida desde la sociedad civil, busca rescatar del olvido las luchas obreras que marcaron la identidad de las cuencas mineras asturianas y ofrecer “un espacio donde la historia se preserve, se estudie y se transmita de forma viva y participativa”.
[–> [–>[–>El impulso de Lito García
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El catalizador de este movimiento es Lito García, extrabajador del pozo Nicolasa y director del documental La mina en llamas, en el que se narra el encierro de once mineros en el pozu Llamas de Ablaña en 1967, una acción de protesta tras los despidos motivados por las huelgas de 1964 y 1965. García es el autor del informe fundacional del proyecto, un extenso documento que traza la hoja de ruta del futuro museo, concebido como un espacio dinámico, pedagógico e innovador.“La pretensión es lograr que el proyecto se realice en Mieres. No es solo una necesidad, sino también una oportunidad de hacer justicia con nuestra rica historia, que por desgracia estamos empezando a olvidar”, explica Lito García, quien insiste en la importancia de que la memoria minera vuelva a ocupar el lugar que merece en la historia reciente de Asturias.
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Una asociación para hacer realidad el proyecto
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El primer paso para materializar este propósito es la creación de una asociación que asumirá la gestión de la iniciativa. La naciente plataforma cuenta ya con más de veinte miembros, entre los que se encuentran reconocidos dirigentes sindicales de base de CC OO y del SOMA, junto a figuras del movimiento vecinal, la docencia y la cultura local. Uno de los principios básicos del grupo es mantener el proyecto al margen de cualquier sesgo ideológico o partidista. Según subrayan sus impulsores, el museo “no debe servir a ninguna bandera política, sino a la historia común de la clase trabajadora, rindiendo homenaje a todos los hombres y mujeres que, desde diferentes posiciones y sensibilidades, protagonizaron las luchas sociales que marcaron el siglo XX asturiano”.
[–>[–>[–>Un museo vivo y participativo
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El museo de la lucha minera, que muy posiblemente llevará el nombre de Lugar de Encuentro de las Luchas Mineras, se concibe como un “centro vivo”, donde la historia “se conserve y se estudie, pero también se divulgue y se enseñe”.
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La idea es reunir en un mismo espacio todo el patrimonio material e inmaterial relacionado con las movilizaciones obreras, las huelgas, los encierros y las reivindicaciones que jalonaron la historia del movimiento minero.“El objetivo es crear algo vivo, pedagógico y creativo, que sea atractivo”, señala García, quien pretende romper con la idea de los museos estáticos y convertirlo en un espacio en movimiento, “abierto al aprendizaje, la participación y el diálogo entre generaciones”.
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[–>Archivos, memoria y educación
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El documento redactado por Lito García plantea la creación de un gran fondo documental con archivos, prensa, correspondencia y expedientes judiciales, acompañado de un archivo audiovisual y fotográfico que reúna películas, testimonios orales y material gráfico disperso en colecciones privadas.
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Además, se prevé el desarrollo de un área pedagógica que sirva de punto de encuentro con el ámbito educativo, permitiendo a estudiantes y visitantes acercarse de manera didáctica a los valores de solidaridad, justicia y resistencia que definieron a las cuencas mineras.
[–>[–>[–>Reconocimiento a las figuras del movimiento obrero
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El museo también rendirá homenaje a las grandes figuras del movimiento obrero, desde Manuel Llaneza o Dolores Ibárruri hasta Horacio Fernández “El Paisano”, Anita Sirgo, Lorenzo Gallardo y muchas otras personalidades que, junto a miles de protagonistas anónimos, forjaron la historia de la lucha minera.
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Asimismo, la propuesta contempla investigar y divulgar episodios poco estudiados, como la deportación de mineros involucrados en las duras huelgas del 62, el asalto a la comisaría de Mieres en 1965, el encierro de Barredo en 1991 o las marchas negras a Madrid, acontecimientos que dejaron una profunda huella en la memoria colectiva de las cuencas.
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Mieres, sede natural del museo
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En cuanto a su ubicación, los promotores defienden que el museo debe asentarse en la comarca del Caudal, “por justicia territorial e histórica”, ya que la cuenca del Nalón cuenta con el Museo de la Minería y el Pozo Sotón.
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Entre las posibles localizaciones se barajan el Pozo Barredo, el Pozo Llamas, el área del Batán o el Sanatorio de Bustiello, todos ellos lugares de gran valor simbólico y patrimonial.
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La decisión final dependerá de la disponibilidad de los espacios y del apoyo institucional de Hunosa, el Ayuntamiento de Mieres y el Principado de Asturias, a los que se solicitará colaboración y respaldo.
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De momento, la asociación está en proceso de constitución y definición de su estrategia, y las primeras reuniones invitan al optimismo.
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Una gobernanza autónoma y comprometida
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El documento de Lito García propone que la gobernanza del futuro museo sea “autónoma y leal a su propia esencia”, abierta a la participación de instituciones, universidades, sindicatos, administraciones y profesionales de la historia y la gestión cultural, “pero con un núcleo motor formado por personas comprometidas, altruistas y fieles al espíritu del proyecto”.“Lo que no hagamos nosotros, como pueblos, nadie lo hará. Y cuando hablo de nosotros me refiero a todo lo que integra la cultura minera”, sostiene García, subrayando la necesidad de que el impulso parta desde las propias cuencas y desde quienes heredaron directamente ese legado de esfuerzo y sacrificio.
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Una deuda con la memoria obrera asturiana
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El Museo de la Lucha Minera se presenta como una iniciativa ciudadana que busca saldar una deuda con la memoria obrera asturiana.
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Sus impulsores consideran que las luchas mineras, que tantas veces trajeron sufrimiento, cárcel o exilio, también abrieron el camino hacia una sociedad más libre y más justa.“No queremos un museo de telarañas, sino un lugar que inspire orgullo y sirva para entender de dónde venimos”, recoge el informe.
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Un compromiso colectivo con el futuro
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El grupo promotor confía en que el proyecto reciba el apoyo de instituciones públicas, entidades culturales, sindicatos y colectivos sociales.
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En los próximos meses se pondrá en marcha una campaña de adhesiones que buscará implicar a personalidades del mundo de la cultura y la sociedad asturiana, con el fin de dar visibilidad a la propuesta y fortalecer su base social. “Sabemos que nadie nos regalará nada —concluye Lito García—, pero si algo nos enseñó la historia minera es que los logros llegan con lucha, constancia y dignidad. Por eso seguiremos adelante, porque este museo no es solo un sueño: es una obligación con nuestra propia memoria.”
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