De ingeniera en Airbus a facturar 16 millones al año con una empresa de cosmética
Según lo cuenta ella misma, es evidente que todo empezó de niña. “Mi juguete favorito era un Quimicefa”, arranca Estefanía Ferrer, cofundadora de Lico Cosmetics, rememorando aquel juego infantil tan de moda en los 80 que permitía realizar experimentos científicos de forma controlada. “Puedes hacerte una idea de la pasión que tengo por la formulación”, añade esta ingeniera química sevillana convertida en emprendedora.
[–>[–>[–>Estudió en la Universidad de Sevilla –cuenta a ACTIVOS en el marco de su participación en el Esade Alumni Start-up Day–, empezó su carrera en Inerco, no tardó en saltar a Abengoa, luego a Fotowatio y, finalmente, a una de las compañías más reputadas desde la óptica de varias ingenierías: Airbus. Pasó allí casi diez años, en la parte de defensa y espacio, en proyectos estrechamente relacionados con el universo militar. En Sevilla, Airbus trabaja en el ensamblaje del avión de transporte más grande que existe a nivel militar.
[–> [–>[–>“Me encantaba mi trabajo, porque era súper interesante, una ingeniera química tiene mucho desarrollo en Airbus”, afirma casi de carrerilla, más que acostumbrada al asombro que suele generar esta relación. “Estaba en asuntos de pintado final del avión, fabricación de material compuesto como la fibra de carbono… tiene mucha relación”, insiste.
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Al mismo tiempo, Ferrer saciaba aquella pasión que arrastraba desde niña por la formulación con un pequeño laboratorio en casa, con el que hacía sus “pócimas cosméticas”. Cremas caseras, en definitiva, para usarlas ella misma, o su madre, su hermana, su tía, su prima o quien quisiera de su entorno.
[–>[–>[–>Y entonces llegó la pandemia de covid. “Durante el confinamiento, el sector aeronáutico fue de los más afectados, porque directamente se dejaron de fabricar aviones”, recuerda esta empresaria, que aprovechó esos cuatro meses encerrada en casa para volcarse en lo que ahora es una empresa de cosmética que facturará este año más de 16 millones de euros. “Tuve una intuición al ver que el crecimiento del comercio electrónico estaba disparado”, explica. “Algo hizo ‘clic’ en mi cabeza, pensé ‘ahora o nunca’ y decidí dejar mi trabajo”, completa.
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Cosmética química
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Se diferenció, en el momento estrella de la cosmética natural, por ir casi casi a contracorriente. “Nosotros no somos una cosmética natural, nosotros tenemos otra propuesta que es traer los valores de la ingeniería al mundo de la cosmética”, resume la misma, que lo simplifica en: innovación, rigor y eficacia. “La ingeniería transforma el conocimiento científico en resultado, y eso es lo que hacemos: tratamientos cosméticos con un fuerte componente en innovación y que cumplen con lo que prometen”, establece la cofundadora de Lico (siglas de Laboratorio de Ingeniería Cosmética).
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[–>Han ido lanzando productos a medida que sus (sobre todo) clientas más fieles les han ido demandando: párpado caído, flacidez en los brazos, manchas oscuras en la piel… Y así, con una inversión inicial de 20.000 euros y sin otro pulmón financiero que sus propias ventas –no tienen deuda con el banco, ni han cerrado ni una ronda de financiación– llegaron a facturar el año pasado 10 millones de euros y terminaron el ejercicio con ‘ebitda’ (resultados antes de restar determinados gastos contables) positivo.
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El futuro de Lico
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Este 2025, recién llegados a Portugal, prevén vender en total el equivalente a más de 16 millones de euros, lo que significará haber crecido un 60% en un año. De momento, operan solo a través del canal ‘online’, aunque precisamente se encuentran analizando sus opciones de crecimiento, siendo la más probable, empezar a vender en tiendas multimarca de cosmética como son Sephora o un Druni.
[–>[–>[–>Ferrer no se cierra ninguna puerta. Tiene claro que su ambición, soñando a lo grande, es llegar a montar un L’Óreal, así que todo lo que la acerque a ello, bienvenido será. “Mi ambición es máxima, ahora bien, para construir un gigante de este tipo se necesitan años y años de autoridad y de presencia en el mercado, se necesitan generaciones y generaciones, no solo yo voy a tener que contribuir en esto, los que vengan detrás de mí van a tener que hacerlo también”, reflexiona, poniendo muy de manifiesto que su intención es seguir vinculada a la empresa todo lo que pueda.
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De hecho, por ahora sigue sin estar interesada en rondas de inversión o socios externos. “No quiero decir de ese agua no beberé, porque a lo mejor descubro que el modelo clave es abrir 40 tiendas y para eso necesito un dinero que no tengo”, se blinda Ferrer, que aún pone un último rasgo de personalidad encima de la mesa: “Cambiar de idea no me cuesta ningún trabajo, si se dan los argumentos necesarios para cambiar”. Lo que parece inmutable, en cualquier caso, es que haga lo que haga, será con el fin de ver a Lico triunfar.
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