cada vez le compramos más y le vendemos menos
Las relaciones políticas de España y EE.UU. no pasan por el mejor momento. Por el contrario, los ataques del presidente Trump a nuestro país son constantes. la palabra «España» Sólo aparece en sus comentarios como un ejemplo de país carente de solidaridad en materia de defensa.
Lo curioso es que, en esa batalla política, España no sólo pierde consideración como aliado en la OTANtambién está perdiendo en la competencia comercial.
Las exportaciones españolas a Estados Unidos disminuyen, mientras que las importaciones desde ese país crecen. Es decir que La balanza comercial de España con EE.UU. es cada vez más favorable a los americanos. Este resultado es consecuencia de los aranceles de Trump y otras medidas proteccionistas.
De hecho, si se comparan los diez primeros meses de 2025 con los de 2024, las importaciones españolas de bienes y servicios desde EE.UU. han crecido casi un 10%. En cambio, las exportaciones han aumentado menos del 8%. El déficit comercial, que ya era favorable a los EE.UU., ha aumentado hasta alcanzar casi 12 mil millones de euros. Un 45% más que el año pasado.
La economía española incrementa sus exportaciones. Francia, Portugal, Inglaterra,… siguen siendo nuestros primeros clientes. Asia despierta como mercado comprador de productos españoles.
Pese a ello, nuestra balanza comercial en los primeros 10 meses de 2024 respecto a 2025 es cada vez más negativa. Porque el déficit no es sólo con Estados Unidos. El mayor déficit comercial es con China, con la que España también mantiene un intercambio desfavorable. El más grande de todos los países.
La debilidad comercial de España frente a las dos grandes potencias es manifiesta. Les compramos más de lo que les vendemos. Lo preocupante es que, en el último año, el proceso ha empeorado. Nuestros déficits comerciales con Estados Unidos y China en 2024 crecerán en 2025.
Es decir que La supuesta amistad política de España con China no representa una ventaja económica. Al contrario, nos cuesta más déficit comercial. Lo mismo que el desacuerdo político con Estados Unidos.
Como diría un tradicionalista, «con amigos políticos como China no necesito enemigos comerciales». Si además busco enemigos, como ha hecho España con EE.UU., lo que estoy haciendo comercialmente es “igual de pastel”. Eso sí, si quien sustenta el abrazo entre Sánchez y Xi Jinping es Rodríguez Zapatero, el resultado es predecible.
Es consecuencia de los cambios introducidos por el gobierno del presidente Sánchez en política exterior. Su desprecio por Israel, su errática política en Ucrania o sus excesivos abrazos con China, son un desastre para la relevancia de España en el concierto europeo e internacional, en las decisiones de la UE, la OTAN y en sus relaciones con Estados Unidos.
También son un desastre en términos de comercio internacional. Van en contra de los intereses de la parte más dinámica de las empresas españolas: las exportadoras.
Ya es bastante difícil para estas empresas españolas moverse en el comercio internacional sin que, además, el propio gobierno español obstaculice sus esfuerzos exportadores con políticas inexplicables e inexplicables en materia de relaciones internacionales.
Todo para desempeñar un papel destacado en el caduco izquierdismo internacional. Radicalismo que no corresponde a España ni por circunstancias geográficas (una frontera inestable al sur), ni ideológicas (pertenece al bloque occidental), ni económicas o comerciales (como se desprende de los datos comentados).
Ahora parece que habrá que volver a posicionarnos internacionalmente frente a las políticas de Trump. ¿España defenderá a Maduro? ¿¿El Gobierno de Sánchez se mantendrá neutral o favorecerá una transición hacia la democracia en ese país??
De momento no hay declaraciones del gobierno español sobre las incautaciones de petroleros con crudo venezolano en el Caribe por parte de la marina estadounidense.
Es evidente que ni sus socios de gobierno ni su inspirador, el expresidente Zapatero, le aconsejarán con neutralidad. Añadir por su ideología obsoleta y radical; Zapatero por “compadreo” con el régimen de Maduro.
Conclusión: es posible que Sánchez piense que tranquilo es más guapo. Entonces perderá otra oportunidad de mejorar las relaciones con EE.UU. y, además, España corre el riesgo de quedarse fuera del juego en una América Latina que gira hacia la derecha en política.
**JR Pin Arboledas es profesor del IESE.
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