los 13 capítulos que Isabel Preysler no debería olvidar en su libro
Tras décadas siendo una ‘reina de corazones’, Isabel Preysler (74 años) ha decidido escribir su autobiografía. La que fuera esposa de Julio Iglesias (81) contará por fin, y en primera persona, los momentos más importantes de su vida en un libro que llevará por título Mi verdadera historia.
Por primera vez en su intensa trayectoria, será ella quien narre los «mitos» -y las verdades- que de ella se han contado a lo largo de décadas siendo un referente de estilo, elegancia, saber estar y ‘diosa’ del papel couché.
Son muchos los capítulos de su recorrido vital que todo el mundo deseará leer escritos, si no de su puño y letra, desde lo más profundo de su corazón: desde el lado menos conocido de sus matrimonios con Julio Iglesias (81), Carlos Falcó y Miguel Boyer a su sonado romance con Mario Vargas Llosa o los dramas familiares, desde la temprana muerte de su hermano Ricky a los problemas con las drogas de sus otros hermanos, Carlos y Joaquín.
Isabel Preysler, con el doctor Iglesias Puga, en 1973, en el bautizo de su hijo Julio José.
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1. Sus orígenes: nació en una familia acomodada
Isabel Preysler nació en Manila, Filipinas, el 18 de febrero de 1951, en el seno de una familia hispano-filipina.
Su padre, Carlos Preysler Pérez de Tagle, fue gerente de Philippine Airlines y delegado del Banco Español de Crédito en Manila.
Su madre, Beatriz Arrastia Reinares, era propietaria de una agencia inmobiliaria. La familia materna, con antepasados navarros, tenía plantaciones de arroz y azúcar en Lubao, Pampanga; y vivían principalmente en Manila y ocasionalmente en las provincias agrícolas.
Isabel Preysler, en 1980.
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Siempre se ha dado por hecho que su ADN es de alta alcurnia, que se crió en el seno de una familia acomodada.
Pero, como suele pasar en quienes se convierten en leyendas vivas, hay quien ha refutado esta teoría y ha dejado caer que los orígenes de su saga serían más bien humildes.
Quizás en su biografía haga un extenso repaso de la historia vital de sus antepasados.
Isabel Preysler se trasladó a España en 1968. Tenía 18 años cuando aterrizó en Madrid para continuar sus estudios en el colegio de las Irlandesas en Madrid. Su madre, Beatriz Arrastia, se mudó a nuestro país tras la muerte de su marido, en 1992.
Isabel Preysler, con su madre, Beatriz Arrastia, en 2012.
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2. Sus cinco hermanos: la trágica muerte de Ricky con 25 años
A pesar de su fama dentro y fuera de España, pocos saben que Isabel Preysler tiene cinco hermanos: Beatriz, Carlos, Joaquín, Enrique y Victoria Preysler Arrastia.
La mayoría de ellos han llevado una vida discreta, bien alejada del mundo de la fama. Casi todos ellos, asimismo, han residido entre Filipinas y otros países. Curiosamente, la vida de los mismos no ha estado exenta de sobresaltos y adversidades.
Es el caso de Enrique («Ricky») Preysler. Murió con tan solo 25 años en un accidente en Hong Kong debido a la mala combustión de una estufa.
No menos truculento fue el desenlace de su hermano Carlos, quien tuvo problemas de adicción, pasó años en prisión y falleció joven a causa de un cáncer.
También tuvo problemas de adicciones su hermano Joaquín. El mellizo de Beatriz se trasladó a Canadá, donde reside con su pareja. Al igual que su hermano, en su juventud tuvo dificultades con las adicciones, aunque logró rehacer su vida en el extranjero.
Las más discretas del clan, y con vida más sosegada también, han sido Victoria, la hermana mayor, sobre la que apenas ha trascendido información pública; y Beatriz, la hermana con la que Isabel se mudó a España de joven. Murió de cáncer de pulmón en 2011.
La gran sorpresa de Isabel Preysler que nadie esperaba: publicará su autobiografía, titulada ‘Mi verdadera historia’
3. Su hermano Carlos, cinco años en la cárcel por estafa
Solo en muy contadas ocasiones, Isabel Preysler ha hablado públicamente de los asuntos familiares más turbios, como el encarcelamiento de su hermano Carlos.
«Se ha dicho que mi hermano pasó gran parte de su vida en la cárcel, pero es algo radicalmente falso», confesó a Vanitatis en 2013. «Mi hermano murió en su casa, rodeado de los suyos, de su mujer e hijas, que le querían a pesar del daño que les había hecho».
Preysler aclaró a dicho medio que su hermano Carlos «estuvo en prisión entre cuatro años y medio y cinco», entre 1999 y 2004, «pero no toda su vida».
Carlos Preysler fue condenado por estafa, «pero bajo ningún caso también por violación o atraco a mano armada, como he leído. Se rodeó, eso sí, de muy malas compañías», puntualizó hace 12 años.
Isabel Preysler, en una imagen de 2012.
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4. Su edad real
Oficialmente, Isabel Preysler tiene 74 años. Es la edad que, supuestamente, consta en su DNI. Sin embargo, algunas personas han puesto en entredicho que esa sea su edad real.
¿Tiene más años de los que dice? Eso es lo que creen personas como el periodista Juan Luis Galiacho, quien ha presentado supuestas pruebas documentales que indicarían que la fecha de nacimiento de Preysler no es la publicada oficialmente.
Mientras que la fecha de nacimiento más extendida es la del 18 de febrero de 1951, lo que la situaría en 74 años en 2025, las informaciones del periodista en el programa TardeAR señalan que habría nacido en 1950, lo que la haría tener un año más: 75 años.
Sea como fuere, se trataría de un año de diferencia. Peccata minuta. ¿Una mentira piadosa, quizás, o un bulo más sobre su siempre misteriosa figura? Puede que se anime a zanjar tan peregrina incógnita en sus memorias.
Unas memorias que, por cierto, serán las primeras que publica en primera persona. Y es que ya existen varios trabajos editoriales sobre ella.
La primera biografía de Isabel Preysler se publicó en 1991. Se titula Reina de corazones y lo escribió la periodista Paloma Barrientos (66). En 2016 salió a la luz Isabel. La amante de sus maridos, rubricado por otro conocido periodista: Jaime Peñafiel (93).
5. Los secretos de su eterna juventud
Mucho se ha escrito sobre los tratamientos a los que se ha sometido Isabel Preysler a lo largo de su vida. A simple vista, no cabe duda de que lleva no pocos retoques y operaciones en su terso y pulido rostro.
Ella, ejemplo de cómo resistir con dignidad al paso del tiempo, jamás ha confirmado qué se ha realizado para mejorar el aspecto de su piel. Y resulta imposible adivinar el número exacto de intervenciones quirúrgicas para estar tan divina.
Eso sí, los expertos coinciden en que, al menos, se habría sometido a las intervenciones para mantener a raya los años. Con bisturí, se cree que habría recurrido a varios liftings faciales, un lifting cervical, varias rinoplastias (cirugía de la nariz), blefaroplastia (cirugía de párpados) y bichectomía (eliminación de las bolas de Bichat en las mejillas).
En lo relativo a los tratamientos de medicina estética, es asidua a los rellenos con ácido hialurónico, e infiltraciones de bótox periódicamente, así como cócteles de vitaminas, hilos tensores y mesoterapia facial. Todo un cóctel de belleza al que no hubiera osado recurrir la mismísima Cleopatra.
Julio Iglesias e Isabel Preysler, en la comunión de su hijo Enrique, en 1984.
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6. La ‘cara B’ de su matrimonio con Julio Iglesias
Han pasado 47 años desde que Isabel Preysler y Julio Iglesias se separaron. Fue en 1978 cuando el cantante y la filipina decidieron disolver su matrimonio.
Y aunque pusieron fin a su romance hace medio siglo, la historia de amor entre el cantante y la madre de sus tres hijos mayores –Chábeli (54), Enrique (50) y Julio José (52)- sigue haciendo correr ríos de tinta. No es para menos.
Y es que no todos los días se cruzan los destinos del artista español más internacional de todos los tiempos con un icono de belleza y estilo.
Isabel Preysler y Julio Iglesias, en 1970.
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La extinta pareja se ha convertido ya en una leyenda viva de la historia de la crónica social de nuestro país.
Contrajeron matrimonio el 29 de enero de 1971 en Illescas, Toledo. Siete años más tarde, Isabel pidió el divorcio. Según ella misma, lo mejor era disolver su unión tras varias infidelidades y las ausencias prolongadas del artista por su carrera.
El romance quedaría registrado para siempre en los anales de la música después de que Iglesias hiciera mención a su affaire con Isabel Preysler en algunas de sus míticas canciones: Hey (1980), Me olvidé de vivir (1978) o Lo mejor de tu vida (1978).
Con estos éxitos, lo más agridulce del idilio entre ambos ha pasado a ser una especie de telenovela romántica compartida con millones de fans en todo el mundo, a golpe de melodía.
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7. Sus otros ‘affaires’
Antes de mudarse a Madrid, a finales de los sesenta, mantuvo en Filipinas una relación juvenil que sus padres consideraron inapropiada entonces, lo que motivó su traslado a España.
El enamorado en cuestión era Máximo «Junie» Kalaw, miembro de la alta sociedad manileña y posterior fundador del Earth Council.
Una vez Madrid, Isabel empezó a frecuentar fiestas de la alta sociedad y mantuvo amistades y relaciones con algunos jóvenes influyentes antes de conocer a Julio Iglesias. Pero la identidad de sus fugaces novios, previos al flechazo con el cantante, siguen siendo todo un enigma.
Isabel Preysler, con sus hijos Chábeli, Enrique y Julio José, en 1980.
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8. Sus duros años alejada de sus hijos
El doctor Julio Iglesias Puga, padre de Julio Iglesias, fue secuestrado por ETA el 29 de diciembre de 1981 en Madrid. El médico fue liberado 20 días después, el 17 de enero de 1982 por los GEO en la localidad de Trasmoz (Zaragoza).
Tras el secuestro, Julio Iglesias y su exmujer decidieron tomar una drástica decisión. Ante la amenaza de ETA en nuestro país, y para evitar la posibilidad de que algo similar ocurriese a sus hijos, el cantante se quedó a cargo de los niños en su mansión de Miami por motivos de seguridad.
El cambio de residencia se produjo a comienzos de 1982, poco después de la liberación de su padre. La decisión estuvo motivada por el miedo a nuevas represalias y para proteger a los niños, que en ese momento tenían 10, 8 y 6 años.
Para Isabel aquello fue un duro mazazo. De la noche a la mañana se quedó sin la compañía de sus tres hijos, sola en Madrid.
Y aunque veía a sus vástagos de manera periódica, la ausencia de sus pequeños fue un enorme sacrificio que sobrellevó, como tantas cosas en su vida, en el más estricto silencio.
Carlos Falcó e Isabel Preysler con su hija Tamara Falcó.
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9. Su (aburrido) matrimonio con Carlos Falcó
Dos años después de separarse de Julio Iglesias, Isabel Preysler se casó con Carlos Falcó, marqués de Griñón, el 23 de marzo de 1980 en una ceremonia privada en la finca Casa de Vacas, en Malpica del Tajo, Toledo.
En su momento todo parecía un cuento de hadas. Con la llegada del aristócrata a la vida de Isabel, parecía que por fin la calma había llegado a su vida tras su tempestuosa relación con el cantante. En efecto, la serenidad y la paz reinaban en su existencia. Pero el panorama era demasiado apacible para ella.
Falcó era un hombre amable, familiar, educado y generoso. A pesar de sus incontables cualidades, no era lo que Isabel necesitaba. Las diferencias de carácter y de estilo de vida (él amaba el campo, ella la vida en la ciudad) acabaron haciendo mella entre ellos.
La pareja se separó en 1985 tras cinco años de matrimonio y una hija en común: Tamara Falcó (43). Poco después se supo que otro de los motivos de la ruptura fue el cruce en su camino con Miguel Boyer, quien más tarde se convertiría en su tercer marido.
Isabel Preysler y Miguel Boyer en una imagen de archivo.
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10. La dura etapa de Miguel Boyer tras el ictus
Miguel Boyer, tercer marido de Isabel Preysler, sufrió un ictus el 27 de febrero de 2012, por el que permaneció casi dos meses hospitalizado.
Posteriormente, el que fuera Ministro de Economía, Hacienda y Comercio entre 1982 y 1985 inició una larga convalecencia en su domicilio que duró más de dos años, hasta su fallecimiento en septiembre de 2014.
No fue una etapa fácil. Preysler vivió dedicada a su marido en cuerpo y alma. Este permaneció en su domicilio, alejado de la vida pública, bajo cuidados constantes: requería de rehabilitación domiciliaria y clínica.
Hasta el momento de su muerte vivió con complicaciones de movilidad, dificultad para hablar y secuelas motoras.
Según testimonios y fuentes familiares, Preysler contrató a un equipo de profesionales para brindar ayuda a su marido en casa: al menos un logopeda, un fisioterapeuta, un enfermero y un neuropsicólogo, además del personal doméstico habitual de la casa que compartían en Puerta de Hierro, en Madrid.
En periodos concretos, llegaron a atenderle simultáneamente entre 4 y 5 especialistas para asegurar el mejor cuidado posible a su tercer marido.
Isabel Preysler, con su hija, Tamara Falcó, y su yerno, Íñigo Onieva.
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11. Qué piensa (verdaderamente) de Íñigo Onieva
Otro de los misterios en la vida reciente de Isabel Preysler es saber qué piensa, -al menos a día de hoy-, de uno de sus yernos: Íñigo Onieva (36).
Tras la ruptura de Tamara Falcó con el madrileño por infidelidad, en septiembre de 2022, la socialité le ofreció apoyo y refugio en su casa, mostrando públicamente su satisfacción por la tranquilidad de su hija.
“Es un alivio que ella esté tranquila. La veo estupendamente», declaró poco después de salir a la luz las imágenes de Onieva con otra joven en el festival Burning Man en Estados Unidos.
Cuando le preguntaron si la ruptura le había supuesto un alivio personal, respondió: “No, un alivio no podría decir, lo que sí es un alivio es que ella esté tranquila y bien”.
Aunque siempre se mostró cauta a la hora de hablar de Onieva ante los medios, lo cierto es que parecía notoria la animadversión hacia él. Algo que quedó palpable en los gestos extraños con los que lo miraba en Tamara Falcó: la marquesa, el documental que su hija protagonizó en Netflix.
Isabel Preysler y Enrique Iglesias, en una imagen de 1997.
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12. Cómo es en realidad su relación con Enrique Iglesias
Bien es sabido que Isabel es una madre entregada a sus cinco hijos. Y aunque Chábeli, Julio José y Enrique viven en Estados Unidos, viaja con frecuencia a Miami para reunirse con ellos. Con su hija mayor, la comunicación es diaria. Y se ven varias veces a lo largo del año. También con Julio el diálogo es constante.
Sin embargo, en el caso de su hijo Enrique, los lazos afectivos son fuertes, pero no se ven tanto como a ella le gustaría.
El cantante, que espera su cuarto hijo con Anna Kournikova (44), lleva una vida discreta y alejada del foco mediático en el continente americano. Centrado en su carrera y en su vida familiar con la extenista, puede que sea el más cariñoso de todos sus vástagos. Pero también es el más escurridizo a la hora de movilizarse en reencuentros familiares.
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13. Lo que no contó de su ruptura con Mario Vargas Llosa
Quien crea que un amor de senectud se libra de pasiones, intrigas y episodios cargados de celos y dramatismos, se equivoca. Porque así fue el affaire que mantuvo Isabel Preysler con el Nobel de Literatura.
Estuvieron juntos entre 2015 y 2022. Y su historia de amor, -al igual que pasó con su romance con Julio Iglesias-, se convirtió en un relato propio de una novela del escritor nacido en Arequipa.
El combo ‘Nobel + musa de estilo’ fue todo un reclamo para la prensa del corazón. Eran veteranos, sí. Pero con historia, estilo, elegancia, y personalidad. Dos genios y figuras unidos por intereses en común: la vida en sociedad, la ópera, la lectura… Qué más se puede pedir.
La fórmula funcionó de maravilla hasta que, hace tres años, rompieron de la noche a la mañana. El maestro de las letras abandonó la casa de Preysler y se instaló en su piso de Madrid. La estampa resultó devastadora.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
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“Quiero agradecerle a Isabel, a su compañía, a su presencia, esos años maravillosos que me ha hecho pasar a su lado y que han renovado en mí muchísimo esa vocación que creo que es la mejor cosa que me ha pasado en la vida», reconoció el desparecido autor de ensayos y novelas. Pero aquella fue solo la versión ‘oficial’ y amable del final de su noviazgo.
La verdadera interpretación de su historia de amor la ofreció en el cuento Los vientos, donde dejó caer que no era oro todo lo que relucía entre ellos. A golpe de tecla narró la cruda realidad que escondía su, en apariencia, perfecto noviazgo con Isabel Preysler.
«Ya me olvidé del nombre de aquella mujer por la que abandoné a Carmencita (en referencia a su exmujer, Patricia Llosa), nunca la quise. Fue un enamoramiento violento y pasajero, una de esas locuras que revientan una vida. Por hacer lo que hice, mi vida se reventó y ya nunca más fui feliz”, contaría en su escrito.
Ahora será Isabel quien, sobre el papel, plasme de una vez las verdades sobre su vida que han permanecido ocultas hasta ahora.
Habrá que esperar al próximo 22 de octubre, -fecha en la que se lanzará su libro de memorias- para leer lo que tiene que expresar de su apasionante y fascinante biografía.
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